El que confía en políticos termina mal. España está enfrentando una ley que parece sacada de un cuento de terror. Hace años empezaron los sexólogos a coquetear con ideas esquizofrénicas, y yo, para variar, a oponerme. Hoy muchos se han despertado, al vivir en sus consultorios las consecuencias de algunas ideas que aseguran que “el género no existe”, o que niños de cuatro años pueden tener novios o novias.
Ahora, veo lo que está pasando en España. Una de las cosas que predije era la confusión que surgiría con los adoctrinamientos en las mentes de criaturas, que deben respetarse y jamás ser usadas para experimentos con fines oscuros. Los expertos en conducta humana y sexualidad, vemos esto con mucha preocupación.
Insisto: los niños deben ser educados sexualmente por sus padres, la sociedad y la escuela, pero debe ser impartida por expertos en sexualidad. Primero a los padres, después a la sociedad y luego a la escuela. No hay nada nuevo que inventar.
Los que hemos estudiado durante años la educación sexual, debemos ser los responsables de la tarea. Jamás los políticos, partidos, maestros sin ninguna preparación en el área, iglesias, etcétera.
La educación sexual, sobre todo la infantil, es algo muy delicado, basada en años de investigación. No es un juego de políticos, iglesias y maestros que ignoran la psicología del niño (muy complicada, por cierto) y las consecuencias de esta trama maligna para el futuro.
Ellos tienen derecho a ser educados, no adoctrinados por fanáticos ignorantes. Los padres tienen derecho a exigir ser parte de la educación de sus hijos, ya que son quienes sufrirán las consecuencias de tanto disparate.
Por más que gente opine sobre lo que debe ser aceptado o no, para niños y adolescentes, son opiniones sin ninguna base científica. Por ejemplo, una joven afirmaba delante de mí que “un transgénero podía cambiar de género y ser operado”. Solo, según ella, habría que “darle hormonas y volverlo a operar para cambiar su sexo”.
La ignorancia es atrevida. La miré y me moví a tomar café. Los años me han enseñado cuándo debo perder mi tiempo y cuándo no.
Parece que los seres humanos estamos jugando a ser Dios, que las hormonas son solo un juego que utilizamos a nuestro antojo (y a una edad donde nadie sabe bien lo que quiere, ni para dónde va), para pasar de ser mujer a hombre y, si no me gusta, pasar de ser hombre a mujer.
Todo esto, rodeado de teorías tan extrañas como que el género no existe. Conceptos como que ser hombre o mujer es algo sencillo, que un par de senos o un pene, creados por un cirujano, lo logran.
Basta ya. ¡Españoles, despierten! No se dejen adoctrinar por una agenda sumamente peligrosa. Exijan sus derechos como padres, familias y seres humanos. Lean, estudien y defiendan el futuro de sus hijos.
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