En la séptima transversal de Los Palos Grandes, en el noreste de Caracas, una inmensa grúa reemplazó a un oasis tropical creado por un alemán con aficiones botánicas. No hubo piedad o sensibilidad ecológica con aquel bucólico refugio, antes mejor conocido como La Posada Corporativa: una hostería de ambiente bohemio, con vista a la mole verde del Parque Nacional El Ávila, donde se cultivaban muchísimas orquídeas, y que sirvió durante años de abrigo a huéspedes y eventos que querían congregarse en un espacio íntimo en la capital venezolana.
Hoy el servicio de geolocalización de Google avisa que el otrora hotel, de escasas cinco habitaciones, está cerrado. El bosque tropical fue mutilado y en su lugar trabaja un grupo de obreros para cambiar la fachada. Un enorme muro gris se levantó en lo que antes era la entrada de este albergue, mientras un módulo de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim) se estacionó a su lado para vigilar quién transita por la cuadra. Sin duda, un despliegue de seguridad del que no goza ninguna obra de ingeniería privada en Venezuela.
Aunque el archivo de la propiedad se mantiene con especial resguardo en la oficina de los ingenieros de catastro del municipio Chacao, con solo asomar la duda de por qué semejantes muro y vigilancia se destinan a la parcela de la antigua posada, cae como una flecha la respuesta: “Esa es la casa de Delcy Rodríguez”, dijo uno de los consultados, cuya identidad pidió se mantuviera en reserva.
De hecho, antes de la compra, la familia alemana que era dueña de la exclusiva posada tuvo de vecina intermitente a Delcy Rodríguez Gómez, vicepresidenta de la República, quien, junto a su hermano Jorge, presidente del parlamento oficialista, conforma uno de los polos de poder político más sólidos del chavismo en la actualidad. Por temporadas, ella pernoctaba en el edificio Aldaba, ubicado enfrente, mientras sus escoltas solían mantenerse en la entrada de la residencia. Teniendo en cuenta esa proximidad, no sería de extrañar que se interesara por la propiedad.
Sin embargo, nada en los papeles de propiedad hace mención a Rodríguez. En cambio, en ellos figura el nombre de una mujer de 41 años de edad, Sofía Quevedo Sobezak, que al momento de comprar la propiedad de 1.800 metros cuadrados declaraba su residencia en Guatire, ciudad satélite de clase media baja a 40 minutos de Caracas, según consta en su Registro Único de Información Fiscal (RIF). Este dato de su posible estrato social contrasta con su currículo, que la muestra como directiva de una red de empresas a su nombre tanto en Venezuela como en Panamá y Reino Unido. Más detalles en Armando.Info.
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