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Los Fabelman, Spielberg revisa su propia historia

Otrora llamado el “Rey Midas de Hollywood”, el otoñal Steven Spielberg retorna con un proyecto personal acorde a su status: una monumental fabulación de su biografía. El resultado tiene muchos valores pero está lejos de ser perfecto. Habrá quienes se rindan a los pies de "Los Fabelman". Habrá también quienes duden del lugar de este trabajo en su filmografía
Por Relatto
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Varios instantes de Los Fabelman, lo nuevo de Steven Spielberg, no se miran sino que se presencian. El filme cuenta la historia de una joven pareja judía que lleva a su hijo Sammy a ver su primera película en el cine, El espectáculo más grande del mundo (1952), dirigida por Cecil B. Demille. En particular, una escena donde el tren se descarrila de manera aparatosa causa un gran impacto en el joven Sam, tanto que decide volverse director de cine allí mismo.

La anécdota es real ya que el propio Spielberg ha hablado varias veces antes de cómo El espectáculo más grande del mundo fue una de las cintas que más le influyó de joven y de hecho fue la primera película que vio. A lo largo de las dos horas y media de Los Fabelman, Spielberg nos ubica en una posición de auscultadores de sus secretos, invitándonos a creerle, a él, un experto en fabularlo todo. La idea de hacer un trabajo sobre su propia historia la tuvo sobre la mesa ya en 1999, poco después de haber estrenado Salvando al soldado Ryan, cuando hacía mucho que ya había conquistado la cima. Para ese entonces, Steven Spielberg había dirigido E.T. el extraterrestre, Encuentros cercanos del tercer tipo, Tiburón, Los cazadores del arca perdida, Indiana Jones y el templo de la perdición, El color púrpura, Jurassic Park. Y no solo como director le sonreía el éxito, sino que como productor o productor ejecutivo estuvo detrás de títulos como Los goonies, Volver al futuro (1, 2 y 3), Cabo de miedo, ¿Quién engañó a Roger Rabitt?… la lista es interminable. En galería Spielberg se cuentan los Óscares, los Globos de Oro, las medallas de su propio gobierno y de la reina británica; por supuesto que los millones facturados, los inacabables tributos, los récords históricos, sus productoras Amblin Entertainment y DreamWorks, el poderoso proyecto que fundara con sus compinches David Geffen y Jeffrey Katzenberg.

Steven Spielberg

El filme cuenta la historia de una joven pareja judía que lleva a su hijo Sammy a ver su primera película en el cine, «El espectáculo más grande del mundo» (1952), dirigida por Cecil B. Demille.

En algún momento, el buen Steven decidió que era momento de contar el origen de todo.

Así, nos encontramos en 1952; estamos en Nueva Jersey y los Fabelman son Burt (Paul Dano) y Mitzi (Michelle Williams). Él es un ingeniero de cómputo, ella una entusiasta ama de casa con habilidades para el piano. Ambos personajes se basan en Arnold Spielberg y Leah Adler, padre y madre de Steven Spielberg, respectivamente. El ficticio Steven es Sammy Fabelman (Gabriel LaBelle), quien a partir de la experiencia de El espectáculo más grande del mundo empuña una cámara y empieza a registrarlo todo, creando pequeñas películas caseras para las cuales reclutará a sus amigos y vecinos como improvisado elenco.

En particular, una escena donde el tren se descarrila de manera aparatosa causa un gran impacto en el joven Sam, tanto que decide volverse director de cine allí mismo

En este nivel, Los Fabelman es ciento por ciento puro Spielberg, un realizador para quien el tema de la niñez es esencial, tanto como el sustento de la invención fantástica que tanto plasma en sus cintas más taquilleras. Las alegorías de la película pueden extraviarnos en el camino, pero en el núcleo de todo está el amor de su familia como elemento nutriente, aun cuando se crucen momentos de dolor. Ocurre que Mitzi se cansará de Paul y Sammy registrará con la cámara los momentos de debilidad de su propia madre. ¿Cuánto de esto es fiel a la historia real de los padres de Spielberg? Sólo él lo sabe. Tony Kushner, quien creó el apellido “Fabelman” cuando escribió el guion junto a Spielberg entre octubre y noviembre de 2020, explica que “Fabel” es, en efecto, “fábula” en alemán. “El hombre de las fábulas”, es como quiso llamarle a su ficticia versión de Spielberg.

Directores como Giuseppe Tornatore con Cinema Paradiso (1988) han revisado el origen de su fascinación con el séptimo arte. En años recientes, directores como Kenneth Branagh y Alfonso Cuarón dedicaron homenajes a sus infancias en Irlanda del Norte y México con Belfast (2021) y Roma (2018), dos filmes en coincidente blanco y negro. Una joya en este rubro, también en blanco y negro es Amarcord, la enorme evocación firmada por Federico Fellini en 1973. El estilo que adopta Spielberg llega a color y con todos los recursos de Hollywood a su alcance. Los planos perfectos, algunas tomas bastante creativas en ángulos imposibles desde techos, el montaje galopante que empuja la acción aún en los tiempos muertos, la tenue, apenas insinuación del sexo –el tema más tabú del cine spielbergiano– y el diseño de producción fastuoso, irrebatible. La apertura sobre el tema de su judaísmo y los problemas de antisemitismo con los que tuvo que lidiar de joven son otros puntos altos del guion.

Steven Spielberg

Paul Dano y Michelle Williams.

Sin embargo, ¿podemos creer en Spielberg? Aún en sus momentos de mayor apertura, nos confrontamos con la realidad de que el realizador es tan enorme que le cuesta bajar al llano. También está el antecedente de que, por mucho tiempo, Spielberg se dedicó a ser vago y hasta distorsionar sus propios datos de vida. ¿Cuánto ha sido maquillado y cuánto ha sido deformado para reescribir su propia historia? Además, ahora que Spielberg mismo se ubica tras el lente para filmar su vida, no recibimos la frescura que una historia como esta pudiera haber tenido en manos de un realizador de cine independiente, y por motivos obvios nos vemos privados de experimentar la libertad que brinda romper las reglas narrativas de una industria de la cual Spielberg mismo es artífice y, para bien o para mal, uno de sus principales cancerberos.

Los planos perfectos, algunas tomas bastante creativas en ángulos imposibles desde techos, el montaje galopante que empuja la acción aún en los tiempos muertos, la tenue, apenas insinuación del sexo –el tema más tabú del cine spielbergiano– y el diseño de producción fastuoso, irrebatible

Pongamos frente a frente a Los Fabelman con una joya del mismo año, Aftersun, de Charlotte Wells, otra evocación de la infancia (del lado de una mujer), que destruye paradigmas narrativos para, como se ha dicho bastante, crear prácticamente un lenguaje propio en base a manipulación de video, diálogos fuera de cámara, tomas estáticas en planos disruptivos. Desde ese punto de vista en Los Fabelmans hallamos un filme sólido y bien resuelto, sí, pero estándar, y carente del fuego diferenciador que lo ubicaría al lado de un Soldado Ryan o acaso El color púrpura, si buscamos filmes acaso más cercanos por lo no-fantásticos. Los Fabelman puede incluso aburrir y de hecho por varios momentos me aburrió en los entretiempos cuando me preguntaba cuándo llegaría “la chispa de Spielberg” en la pantalla.

¿Cuánto ha sido maquillado y cuánto ha sido deformado para reescribir su propia historia?

La materia esencial de Los Fabelman es, así, la narración misma como fuente reveladora del porqué Spielberg es Spielberg. Paul Dano como el padre modoso y cauto clasemediero que nunca toma en serio los ímpetus cinematográficos de su hijo está bien pero lo prefiero en roles más perturbadores. Quien sí brilla es la inmejorable Michelle Williams, una de las mejores actrices de su generación. En su actitud insatisfecha con la vida y cómplice con su hijo se halla lo mejor de la película. Gabriel LaBelle como Sammy Febelman/Steven Spielberg no lo hace mal, con esto digo bastante. La combinación de Michelle Williams con un joven personaje aspirante a director me recuerda a los tiempos de Williams en la serie juvenil de los noventas Dawson’s Creek, donde el personaje central, Dawson –interés romántico del personaje de Williams, Jen–, era precisamente un fan a muerte de Spielberg.

Los Fabelman es lo más cercano que tendremos de una autobiografía de Spielberg, un director famoso por ocultar detalles de su pasado durante buena parte de su carrera. Es un interesante y bien realizado testimonio de parte pero que, cuando los hervores de la temporada de premios pasen, se verá que no estará entre lo más notable de su filmografía.

FICHA TÉCNICA

Película: Los Fabelman (The Fabelmans)

País: Estados Unidos

Año: 2022

Director: Steven Spielberg

Protagonistas: Michelle Williams, Paul Dano, Seth Rogen, Gabriel LaBelle

Disponible en: Cines

Calificación: 4/5

 

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