Más de 97.000 personas se suicidaron en 2019 en el continente americano, la única región del mundo donde la mortalidad por suicidio ha ido en aumento desde el año 2000, informó la Organización Panamericana de la Salud (OPS), coautora de un estudio publicado este jueves.
En 2019 hubo más de 97.000 suicidios en la región, lo que representa «una tasa de 9 por 100.000 habitantes (14,2 en el caso de los hombres y 4,1 en las mujeres)», según el artículo publicado en The Lancet Regional Health-Americas.
Desde el año 2000 en el caso de las mujeres el índice aumentó anualmente un promedio de 1,25% y en el de los hombres se constata «una tendencia ascendente general». Pero el porcentaje anual promedio «no fue estadísticamente significativo», señala el estudio.
La tasa varía «considerablemente según la subregión», añade. En 2019 América del Norte registró la más alta (14,1 por 100.000 habitantes), mientras que la zona andina (3,9) la más baja, «probablemente debido a diferencias socioculturales».
«La mayoría (79%) de los suicidios en las Américas ocurren en hombres», pero «en mujeres también ha ido en aumento», afirma en un comunicado la OPS, oficina para el continente americano de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En ambos sexos influye el desempleo
Según el estudio, la mortalidad en los hombres aumenta con «el homicidio y el consumo de alcohol y otras sustancias», mientras que a las mujeres les afecta especialmente «la desigualdad educativa». Y en ambos sexos influye el desempleo.
Entre los factores determinantes la doctora Shannon Lange, del Instituto de Investigación en Políticas de Salud Mental (CAMH) de Canadá y autora principal del trabajo, cita «las expectativas culturales en torno al género».
Para reducir estas tasas de mortalidad el estudio recomienda promover oportunidades de empleo, mejorar el acceso a los servicios sanitarios y potenciar los lazos sociales en las zonas rurales.
Pero con esto no basta.
Para prevenirlo hay que ir más allá de limitar el acceso a los métodos para cometerlo, de fortalecer las habilidades socioemocionales y de mejorar la atención de salud mental, defiende el doctor Renato Oliveira e Souza, jefe de salud mental en la OPS y uno de los autores del artículo.
«También debemos abordar los factores contextuales que afectan de forma diferente a hombres y mujeres», opina.
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