La historia da cuenta de la denominada “Revolución China de 1949”, con la cual se puso fin a una guerra civil que duró 22 años. Derrotado, el generalísimo Chiang Kaishek, por Mao Tse-tung, el “Chairman Mao”, quien devino en fundador de la “República Popular”, cuyo presidente es hoy Xi Jinping, “the man with the sad face and straight but well-groomed hair”. Las leyes y reglamentos del gobierno anterior, calificado de antirrevolucionario, sin excepciones, fueron derogadas, adquiriendo vigencia “una constitución transitoria, el punto de partida para “la nueva China”.
Las previsiones del novísimo régimen no fueron “globos ni cuentos chinos”. Más bien, todo lo opuesto, como lo revela la posición que hoy ocupa en la esfera mundial “la República Federal” (RPC), alcanzada a través de 4 constituciones, la de l954 con Mao como presidente, y las de 1975, 1978 y l982, calificada como la más idónea. Pareciera que “el este del continente asiático y la orilla occidental del océano Pacífico” mantienen una atmósfera proclive a “la estabilidad constitucional”, opuesto a otras latitudes caracterizadas por “cartas magnas” que corren la suerte de “pelotas” no sabemos de qué deporte, pues, se les lanza, las batean, encestan, cargan y hasta se patean.
Los chinos, como que no juegan con las constituciones, a pesar de que, además de “los globos y los cuentos”, “los juegos chinos” también, tienen su fama.Los cuentos, en principio, “el género”, aparecen referidos a determinadas personas tipificadas por expresar algo a un tercero que no le cree. El periodista Andrés Oppenheimer imputa a los países de América Latina el estar imbuidos en “cuentos chinos”, opuestamente a China, Irlanda, Polonia, República Checa, entre otros, los cuales adelantan programas serios de desarrollo (el libro Cuentos chinos). Tal vez, al “bonarense” lo inquietan los más de 30 siglos de “la civilización china”. Algunos se lo atribuyen al Xiáo, el valor central que aglutina a la familia y, consecuencialmente, a la sociedad. Un modelo político social inspirado en el orden familiar para equilibrar el logro de los intereses individuales con los colectivos, al amparo de un “Estado Democrático y de Derecho”.
En el contexto de los estándares de educación y bienestar social como una meta determinante (Jesús Castillo, Universidad de Lengua y Cultura de Pekín).En peso de la jerarquía familiar para los chinos es tan determinante que suele narrarse, sin que sea “cuento ni juego”, que un estudiante de Pekín, cuyo sueño era estudiar en Cambridge, fue admitido. Y en visita al tutor le manifiesta que no puede aceptar, pues, su padre se opone a ello. Ante la alarma del docente, le manifiesta “nuestra tradición obliga a observar el lugar privilegiado del padre en la conducción del núcleo familiar”.
Otra demostración de que los asiáticos están claros, por lo menos, en cuándo “un cuento es chino no”.En la biblioteca jurídica de la UNAM se lee que Mo Jihong, Catedrático de Derecho Constitucional en la Academia China de Ciencias Sociales, expresa, al referirse a la carta magna del 82, que después de dos años de esfuerzos y con la participación de 400 millones de ciudadanos, el texto entró en vigencia y que consta del Preámbulo, Principios Generales, Derechos y Obligaciones, Estructura del Estado, Asamblea Popular Nacional, Presidente de la República, Consejo de Estado, Comisión Central Militar, Asambleas y Gobiernos Populares locales, órganos de autogobierno de Regiones Nacionales Autónomas, Tribunales Populares, Bandera y Escudo Nacional y finalmente cuál es la capital de la RPC. El Texto es la piedra fundamental del nuevo sistema chino y de su Congreso Popular y sus principios determinan la nueva dirección de la modernización de China, así como los cimientos de la edificación de su sistema jurídico. Apreciación, la cual no deja de sorprender, tal vez, por el desconocimiento de lo que sucede en los 9.600.000 km2 en la amplia geografía asiática. Y lejana de nuestros lares.El profesor Mo hace referencia, también, con adecuada didáctica y seriedad a “los derechos humanos” estipulados en la Carta Magna del 82.
No resultaría atrevido que se trata de un “elenco exponencial” bastante parecido al de las constituciones latinoamericanas. Dudamos que la máxima conforme a la cual las escrituras preceptuales en tan importante materia, en países de raigambre democrática, suelen quedarse en el tintero, fallándose en lo que a su ejecución concierne, dado lo que se escucha con respecto al régimen chino, hoy calificado por la propia Ley Fundamental como “socialismo”, “comunista”, por lo menos, hasta la “Tercera Reunión Plenaria del Undécimo Comité Central del PC. Esto es, con anterioridad al Texto Fundamental de 1982.
Pareciera tener sentido indagar, por consiguiente, en qué medida reina la observancia de los derechos humanos bajo el gobierno de XI Jinping. Tal vez, en lo que concierne a este tema, tenga vigencia la variable asiática de “los cuentos chinos”. Donde pareciera reinar una absoluta verdad y sin “ficciones” es en lo relacionado a Hong Kong, Macao y el Distrito de Taiwán, para el régimen normativo supremo “regiones especiales”, con respecto a las cuales China ha reiterado la irrefragable disposición a defenderlas. Apreciación que ha agrietado considerablemente el concurso con la administración de Joe Biden en Estados Unidos.
Expuestos así algunos de los matices de la particular sociedad china, quizás, vale la pena preguntarse si los globos trajeron algunos “juegos chinos”, casi institucionales, pues como se escucha a “los chinitos” les gusta bastante el dinero, hasta el extremo de que las autoridades se han visto en la necesidad de prohibir unos cuantos entretenimientos. Por fortuna, en los editoriales más recientes se deja asentado que “los globos” crearon únicamente “paura”. Para algunos “especulaciones fantasiosas”. El lector tiene la palabra.
@LuisBGuerra
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