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La nueva vida de Bolsonaro: de presidir Brasil a dar discursos en EE UU

Por AFP
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El expresidente de Brasil Jair Bolsonaro pasó de gobernar la principal economía de Latinoamérica a residir en una pequeña urbanización cerca de Disney World, en Estados Unidos, donde a pesar de un perfil bajo inicial, esta semana dio dos discursos en pocos días.

La vida del líder ultraderechista ha dado un vuelco desde que abandonó Brasilia el 30 de diciembre, dos días antes de la investidura de su sucesor, el izquierdista Lula da Silva.

En sus primeras semanas en Orlando, en el centro de Florida, las únicas actividades conocidas de Bolsonaro fueron una salida al supermercado y otra para comer pollo frito en una cadena de comida rápida.

Su única aparición en los medios se debió a un breve ingreso hospitalario por una adherencia intestinal, un problema derivado de la puñalada que recibió en un mitín en septiembre de 2018, justo antes de su elección como presidente.

El exmandatario de 67 años de edad tampoco salió de su refugio floridano, una casa del exluchador brasileño de artes marciales mixtas José Aldo, el 8 de enero.

Ese día, miles de seguidores suyos, disconformes con su derrota en las presidenciales de octubre, asaltaron el Palacio del Planalto, el Congreso y el Supremo Tribunal Federal (STF).

Desde sus redes sociales, Bolsonaro condenó tibiamente lo ocurrido, y no parecía que fuera a abandonar su discreción mientras estuviera en Florida.

Sin embargo, esta semana dio dos discursos en cuatro días.

El viernes, el hombre que hasta hace poco movía multitudes en Brasil habló ante unas 400 personas durante un acto organizado por la organización conservadora estadounidense Turning Point, en el hotel Trump National de Doral, cerca de Miami.

Fueron 20 minutos que habrían parecido un mitin electoral si Bolsonaro no hubiera perdido la reelección con Lula.

«No hay mayor satisfacción que la del deber cumplido», declaró sobre su presidencia (2019-2023) ante un público entusiasta, en el que convivían los trajes y vestidos elegantes con las camisetas de la selección brasileña de fútbol.

Bolsonaro también tomó el micrófono el martes, en un acto de homenaje en Orlando convocado por la comunidad brasileña de Florida, en el que volvió a sembrar dudas sobre los resultados de las elecciones que perdió con Lula.

«Mucha gente sigue conmocionada por lo ocurrido en las elecciones», dijo. «Al final, nos quedamos con un signo de interrogación en la cabeza. Pero afrontaremos este momento y, si Dios quiere, juntos venceremos».

En ambas ocasiones, pudo sentir el calor de sus más fieles partidarios, que lo abrazaron, se sacaron selfis con él y lo vitorearon.

Un cariño bienvenido tras los últimos acontecimientos en su país.

Un futuro incierto

El líder ultraderechista está siendo investigado en Brasil para averiguar si instigó o no los actos del 8 de enero en Brasilia.

Los disturbios recordaron lo ocurrido en Washington el 6 de enero de 2021, cuando seguidores del entonces presidente republicano Donald Trump asaltaron el Congreso en protesta por la victoria del demócrata Joe Biden.

Bolsonaro, apodado el «Trump del Trópico» por sus similitudes con el expresidente estadounidense, vive ahora a apenas 280 kilómetros del magnate, con el que mantuvo una relación estrecha durante su mandato.

El futuro de Bolsonaro sigue siendo una incógnita. Tras declarar en los medios que iba a regresar a Brasil a finales de enero, solicitó una nueva visa para poder permanecer seis meses más en Estados Unidos.

Y uno de sus hijos, el senador Flavio Bolsonaro, dijo la semana pasada que su padre no tenía fecha de regreso a Brasil. «Puede ser mañana, o de acá a seis meses, o puede no volver nunca», declaró.

El martes, en el restaurante de Orlando, Bolsonaro prometió «seguir activo en la política brasileña».

Resta ver si seguirá dando discursos en su país de acogida, al que rindió homenaje el viernes.

«Yo siempre fui un gran admirador del pueblo estadounidense. Sus libertades, su patriotismo y su amor por la bandera», dijo.

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