El pasado 5 de julio, durante las celebraciones del Día de la Independencia, desfilaron en Caracas el Antonio José de Sucre ANSU 100, un aparato «de observación, reconocimiento y ataque, con capacidad antitanque y antipersonal» y el ANSU 200 que fueron diseñados por Irán, con quien Chávez firmó en 2007 un contrato para la construcción de esos microaviones a control remoto. Ambos son una versión modernizada del dron iraní Mohajer 2. Hoy, Venezuela se ha convertido en el primer país de América Latina en contar con drones armados. Hace 6 años en Yihad en Latinoamérica, el autor nos introdujo al riesgo, aún latente, de que Venezuela podría eventualmente utilizar drones para su defensa y ataque a puntos específicos de Colombia. Sabemos del empleo de drones rusos y chinos en la frontera colombo-venezolana, pero la ostentación de los drones iraníes demuestra hasta qué punto hemos llegado, aunque afortunadamente para nosotros los colombianos, las relaciones binacionales parecen estar aceitadas.
La tecnología aeronáutica no solo nos ha llevado a explorar el espacio extraterrestre, sino que inventó los misiles balísticos intercontinentales y los drones kamikazes con alcance de hasta 2.500 kilómetros. Se supo de ellos en la guerra Armenia-Azerbaiyán de 2020 y son los que está utilizando Rusia para destruir centrales energéticas y aterrorizar a los civiles en Ucrania. El pasado 28 de enero, minidrones efectuaron un ataque contra un “taller” en Isfahan, en donde se construían los drones que emplea Rusia para afectar a Ucrania. Isfahan es una ciudad localizada a unos 350 kilómetros al sur de Teherán, vecina a una base de cazas estadounidenses F-14 y a un Centro de Investigación y Producción de combustible nuclear. Como en el pasado (casos de Natanz en julio de 2020 y abril de 2021, Karaj en junio de 2021 y la destrucción de más de 120 drones en febrero de 2022), Israel ha sido señalada de estar detrás del ataque. Mientras a Zelensky los norteamericanos lo equipan con tanques Abrams, los alemanes con blindados Leopard y Netanyahu, de rigurosa derecha política, asume el poder en Israel, no es de extrañar que esa guerra pareciera salirse de contexto regional y solo le dejara a Rusia la amenaza nuclear, en un escenario que nos pone en riesgo a todos. La fuerza naval iraní, por su parte, se alista para cruzar por primera vez el canal de Panamá y entrar en el océano Pacifico con su fragata Dena y su buque de guerra Makran a la cabeza.
La neutralización de narcoterroristas del ELN en vecindades a Buenaventura, el pasado domingo, nos pone a pensar que a pesar de la segunda mesa de negociaciones en México la próxima semana, el gobierno de Caracas pueda entregarle a la patulea elena uno de sus drones iraníes para que ateten contra un blanco sensible que les de poder político de negociación. Nos preocupa un eventual acuerdo con el grupo narcoterrorista, que combate por una ruta de salida del estupefaciente por el Pacífico. Entretanto, la guerra irregular que nos ha identificado desde hace 60 años sigue en desarrollo con el combustible de la cocaína a pesar de las promesas de paz total del actual gobierno. Y, finalmente, Latinoamérica es más cristiana que musulmana.
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