Enfrentada a la necesidad de garantizar la seguridad del público sin perder su atractivo, la torre Eiffel pone en marcha un nuevo perímetro de protección que busca evitar las aglomeraciones y estar a salvo de posibles atentados.
Un gran muro de vidrio de 3 metros de alto cubre la parte frontal y posterior, mientras en los laterales, donde están los nuevos accesos de los visitantes, se han erigido sendas vallas de otros 3,24 metros, que no tapan la visibilidad del recinto pero lo protegen de intrusos.
Hasta ahora, todo el que quería disfrutar de las vistas desde lo alto del monumento accedía a alguno de sus pilares de entrada directamente, lo que en la espera congregaba a mucha gente. El nuevo diseño cuenta con dos puntos de acceso en los laterales de los jardines, con cinco puertas de entrada cada uno, todas ellas en vidrio, dotadas de arcos de seguridad y personal para registrar los bolsos.
Otros dos puntos de salida, con tornos igualmente transparentes, ayudarán a gestionar los flujos.
Habrá presencia de personal armado y un nuevo dispositivo de venta de entradas que espera que a partir de este mes de julio la mitad de los boletos se compren por Internet.
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