Recorre más de 80 kilómetros desde Santa Lucía, en los Valles del Tuy, para llegar a Caracas. Se instala en el semáforo ubicado frente a Parque Cristal, en la avenida Francisco de Miranda y allí permanece muchas horas de pie con un cartel que implora ayuda. Es probable que anochezca sin tener en sus manos algo de dinero o comida que le permita sobrevivir.
Su nombre es Viviana Dorta, tiene 74 años de edad y forma parte del 68% de los adultos y adultas mayores que no pueden satisfacer necesidades básicas como alimentación, salud y vivienda, según el más reciente informe de la asociación civil Convite sobre las condiciones de vida y salud de las personas mayores en Venezuela. En un informe previo, la misma organización determinó que 86% de las personas mayores del país está en situación de pobreza.
“La única forma que encuentran para poder equiparar esta brecha entre lo percibido y lo consumido es a través del apoyo de sus familiares (dentro y fuera del país), así lo indicó 73% de quienes respondieron la pregunta: Cómo se ayuda”, precisó Convite. Sin embargo, la situación de Viviana es más apremiante… Tiene tres hijos: uno migró a Colombia y todavía no está en condiciones de ayudarla, otra es un ama de casa sin empleo formal y la tercera es maestra… “La que es maestra gana tan poquito que no le alcanza ni para mantenerse ella misma”, lamenta esta mujer de cabello cano y mirada dulce.
Hace tres meses Viviana sufrió un accidente cardiovascular leve: “Es que es muy agotador estar parada aquí todos los días -explica- pero en menos de quince días el hambre me trajo de vuelta a la calle”.
Cuenta que, en general, quienes la ven pidiendo ayuda son amables: “Aunque hay otros, un poco groseros, que me mandan para Miraflores, que le vaya a pedir plata a Maduro”, dice alejada de resentimientos.
Aunque la sociedad civil no podría reemplazar el rol del Estado en tanto garante de los derechos de las personas mayores, la solidaridad es necesaria y útil. Así lo ha comprendido la representación diplomática de Portugal en Venezuela…
El pasado sábado 14 de enero se celebró en los espacios de la Embajada de Portugal en Venezuela la primera edición de Gala Solidaridad de Caracas, una iniciativa de Jorge Gameiro, esposo del excelentísimo embajador João Pedro Fins do Lago.
El principal objetivo de la Gala Solidaridad de Caracas fue recaudar fondos en beneficio de la organización Regala una Sonrisa, que tiene como objetivo crear y desarrollar estrategias que contribuyan a paliar la situación de personas en situación de vulnerabilidad. Su principal programa es “Ángeles lusitanos”, orientado a ofrecer albergue, alimentación y atención médica a personas mayores en situación de calle.
En el evento estuvieron presentes el cónsul Ricardo Cortes y su esposa Anita de Cortes, así como empresarios luso-venezolanos… Todos dispuestos a articular esfuerzos para hacer más efectivo el ejercicio de la solidaridad.
La primera edición de Gala Solidaridad en Caracas es un ejemplo de corresponsabilidad y esperanza. En medio de los duelos que causa la profundización de la emergencia humanitaria compleja en Venezuela, es una buena noticia verificar que la sociedad civil, en este caso motorizada por la delegación diplomática de Portugal, quiere y tiene mucho que aportar en favor de las personas mayores que más nos necesitan.
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