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Apóstoles de la democracia

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En el próximo evento electoral, la convulsionada realidad venezolana nos brinda una oportunidad histórica de decidir nuestro destino, y cimentar nosotros mismos el futuro que queremos. Podemos hacerlo con nuestras propias manos, utilizando como herramienta la fuerza social que viene desarrollándose, como muchas otras, al calor de las luchas de los trabajadores por sus reivindicaciones laborales. Decidir el destino que deseamos es algo que lograremos si somos capaces, como ciudadanos, de construir un vigoroso movimiento cívico alrededor de una causa poderosa. Esa causa, como en tantas ocasiones lo he mencionado, es el voto.

Quizás muchos se preguntarán, pero ¿cómo es eso? ¿Cómo va a ser una causa el voto, cómo nos vamos a agrupar alrededor de él y cómo eso nos va a cambiar la vida?

Una causa es como una doctrina con la que nos identificamos, una guía que seguimos, difundimos, defendemos y en la que creemos aunque esta tenga uno o muchos líderes. Independientemente de que sus líderes permanezcan o no con nosotros, siempre nos mantenemos fieles y plenamente incorporados a la causa, porque ella es sublime, esperanzadora y sanadora; porque nos llena el espíritu de fuerza y valor; trasciende a esas personas que nos acompañan o a nosotros mismos como integrantes de esa causa.

Indudablemente que para organizar esa poderosa causa la tarea principal se centra en que los venezolanos recuperen su confianza en el voto y se empoderen nuevamente con las herramientas que nos brinda la Constitución. Que asumamos nuevamente el voto como nuestra contribución a la construcción de un mejor país, visto que hasta ahora, su efectividad ha sido la herramienta que mejores resultados ha dado en las luchas por recuperar las instituciones en el país.

La labor para construir nuestra causa alrededor del voto, podemos iniciarla en nuestras universidades, empresas y barrios, creando voluntariados para la promoción y defensa del voto, sin distingos de ninguna naturaleza. Por supuesto, esto exige organización, participación, planificación, liderazgo, cooperación y esfuerzo de todos los demócratas que deseamos una Venezuela de oportunidades. Eso es algo que sé que podemos hacer. Confío en el carácter participativo y trabajador del venezolano. Confío en su determinación cuando las circunstancias le reclaman firmeza y dedicación.

Si cada uno de nosotros se convierte en un promotor del voto como si se tratara de un apostolado, como si se tratara de una misión de vida, estaremos trabajando por la unificadora causa de todos. Así nos daremos cuenta que en nosotros está el poder de cambio que tanto anhelamos para Venezuela. Renacerá el poder ciudadano, resurgirá nuestra confianza en lo que nosotros mismos podemos hacer y derrotaremos la demagogia, no solo en el próximo evento electoral, sino en todos los que ocurran en el futuro. Después de vencer al autócrata, nuestra historia cambiará para siempre.

Solo tenemos lo que nosotros mismos podamos hacer, lo que seamos capaces de hacer como ciudadanos, lo que hagamos para construir un movimiento cívico alrededor de una causa poderosa: el voto. Estoy segura y convencida de que el pueblo venezolano, con su probado espíritu democrático y aguerrido, cambiará el futuro del país con una votación masiva y aleccionadora cuando llegue el momento.

Soy consciente de que ahora mismo quizá ninguna de las personas que me está leyendo cree que puede usar su voto para cambiar las cosas. Tanto los opositores como el gobierno —y los medios de comunicación— se han encargado de desacreditar el poder del voto, al CNE y todo lo relacionado con las elecciones.

Nos han hecho creer que el voto no es secreto, que se puede hacer trampa en la totalización, que las máquinas y el voto electrónico no son confiables, y que votar no sirve de nada porque, al final, el gobierno puede desconocer el resultado si no le favorece.

Esto ha creado mucha confusión y desconfianza. Una gran parte de los venezolanos piensa que votar no sirve de nada, porque hemos sido bombardeados con miles de mensajes, miles y miles de horas de programas de televisión, de radio, artículos de prensa y millones de afirmaciones publicadas en las redes sociales en las que personas mal informadas o con malas intenciones, se han dedicado a difundir mentiras con el propósito de debilitar la fuerza del voto y del poder ciudadano. La verdad, clara y simple, es que, si votamos masivamente, abrumadoramente, convirtiéndonos en un solo pueblo unido y decidido, derrotaremos a los ojos de todo el mundo esta autocracia despiadada y corrupta. Luego de esa derrota, no hay duda de que la autocracia intentará desconocer el resultado, pero se va a encontrar a un pueblo consciente que defenderá con todas las herramientas que estén disponibles la voluntad gloriosa de los venezolanos. Votar y defender el voto. Así se resume nuestra causa, Así es como impondremos de nuevo la voluntad del pueblo y haremos valer nuevamente la constitución y las leyes de la república.

Entonces, fijemos en nuestras mentes la clave del triunfo: si comprendemos realmente el poder que tiene nuestro voto, en las próximas elecciones Maduro será derrotado inexorablemente. Se los aseguro.

Twitter: @lortegadiaz

Instagram: luisa_ortegadiaz

Youtube: Luisa Ortega Díaz

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