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Turbio panorama

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Zelenski Ucrania Rusia

Después de un largo receso por razones estrictamente personales retomo este espacio con el comienzo del año 2023, que dicho sea de paso no se perfila promisorio. Está cerca de cumplirse el año de iniciado el conflicto bélico de Rusia contra Ucrania sin que se divisen posibilidades de finalización a pesar del avance de las tropas ucranianas, en especial si tenemos en cuenta las motivaciones imperiales de Putin y el todo o nada en el cual se encuentran las posiciones.

El apoyo del mundo democrático occidental a Ucrania hace temer por la ampliación del conflicto hacia una guerra mundial, a lo que se agregan las perturbaciones megalománicas  de Putin, capaz hasta de la nuclearización del conflicto ante la opción de perder la guerra. La posibilidad de que las divergencias en los altos mandos rusos pongan freno a la carnicería de Putin se desvanecen sobre todo si tenemos en cuenta que hasta el momento quienes lo han intentado hasta han caído por la ventana de algún hospital.

Aunque de dimensiones geopolíticas diferentes pero lacerante por su crueldad, me resulta imposible dejar de mencionar las ejecuciones y otros brutales castigos consumados por el gobierno fundamentalista de Irán contra jóvenes que a raíz del  asesinato de Masha Amini se han manifestado en contra del control y la discriminación contra la mujer Iraní, manifestaciones multitudinarias que no han cesado a pesar de la represión desatada.

Si algo tienen en común ambos casos no es sólo el desprecio al género humano y el contraponer la muerte a la libertad de elección, sino también el silencio cómplice o el apoyo de partidos y países autoritarios y “antiimperialistas” de distintas tendencias ideológicas

El continente americano no ha escapado de la convulsión. Cerrando el año el izquierdista presidente peruano Pedro Castillo, dio un  golpe al Congreso lo que condujo a su destitución inmediata y a su prisión. Desde ese momento se ha desatado una ola de violentas manifestaciones  que  parecen estar alimentadas por un descontento general, no sólo contra la presidenta encargada sino contra la clase política embarrada en la corrupción, entre las que se cuelan diversas fuerzas interesadas en la desestabilización. Por cierto, le fue negada la entrada al Perú al expresidente boliviano Evo Morales

En Brasil acaba de producirse un asalto a la sede de los 3 poderes por parte de un tumulto de seguidores de Bolsonaro llamando a un golpe de Estado, escasos días después de la toma de posesión de Lula da Silva, quien como estaba supuesto ganó las elecciones, pero por un margen mucho menor del esperado, lo que indica que en apenas un período el derechista y desatinado Bolsonaro logró crear una fuerte tendencia, de la cual ha pretendido hacer uso buscando el derrocamiento de su contrincante ante la inconformidad de haber perdido el poder, emulando así a su par Trump, quien ha logrado poner en jaque a la secular democracia de Estados Unidos.

El repudio a esta intentona de golpe en Brasil y los llamados a defender la democracia han sido unánimes, tanto dentro como fuera del continente. Me llamó la atención que en reunión entre los presidentes de Chile, Gabriel Boric, y el de Colombia, Gustavo Petro, a este último al afirmar que está en peligro el pacto democrático en América, se le haya colado la sesgada afirmación de que es la derecha la que no quiere la democracia. Por cierto, hablando de democracias,  sorprende  el silencio  que ha rodeado la solicitud del presidente argentino Alberto Fernández de desacato y solicitud de juicio para la Corte Suprema  por haber dado la razón a las autoridades de la ciudad de Buenos Aires, en  una antigua disputa por el reparto de impuestos en Argentina, atropellando flagrantemente el esencial principio democrático de la división de poderes.

Ya para terminar y volviendo al tema de la Brasil, dado los esfuerzos que deberá hacer Lula para contrarrestar estas tendencias y estabilizar la democracia, queda la incertidumbre de la posibilidad de lograr cumplir sus planes de  reactivar la muy averiada economía nacional  y de ejercer nuevamente el  liderazgo regional.

El incomprensible paisaje nacional, más turbio que nunca, lo dejo para futura ocasión. Y a pesar de tan complicado panorama les expreso mis sinceros deseos de un ¡feliz año!

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