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Los desafíos de Lula da Silva en Brasil & Latinoamérica (¿CAP II?)

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Foto AFP | GETTY IMAGES

La experiencia histórica personal permite advertir que existen grandes y peligrosas coincidencias con lo acontecido en Venezuela en el año 1989, cuando después de una victoria electoral basada en una campaña fundamentada en los recuerdos de la “Venezuela Saudita” (1974-1979) se enfrentó a la realidad de un Tesoro Nacional exhausto, con deudas externas e internas asombrosas que impedían cumplir con tan elevadas expectativas y por tal razón comenzó un proceso de desasosiego popular, que impidió ver las bondades del inmenso proceso de cambios políticos y administrativos que se intentarían durante algunos años y que eufemísticamente se le atacaba en los medios de comunicación social, denominándolo “el paquetazo”.

Para entender el exitoso primer gobierno de Lula da Silva (2003-2010) debemos referenciar lo siguiente:

«Brasil vivió la mayor transformación social que hemos visto hasta ahora, dice Mónica de Bolle, investigadora senior del Peterson Institute for International Economics (PIIE), en Washington, DC, refiriéndose a la movilidad social que experimentó el país en esa época… Según el Banco Mundial, entre 2001 y 2011, el PIB per cápita de Brasil (la suma de toda la riqueza producida en el país, dividida por el número de habitantes) creció 32%, mientras que la desigualdad disminuyó 9,4% y el porcentaje de personas en situación de pobreza y pobreza extrema se redujo a la mitad… Fueron 8 años en que no solo salieron de la pobreza cerca de 30 millones de personas, sino que también surgió la llamada «nueva clase media» en los brazos de una bonanza económica que generó empleos y ubicó al país entre las economías emergentes de mayor crecimiento».

Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-63451556

Es aquí, entonces, donde comienzan los parecidos con la Venezuela de los años noventa del siglo pasado, especificados del siguiente modo:

I. Oposición política

En aquella Venezuela se desató una “guerra a muerte” entre todos los factores políticos opositores, sectores empresariales y hasta grupos culturales contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez, debido a que no podían aceptar la privatización de las empresas públicas ineficientes, la reducción del “Estado rentista” y la desaparición de subsidios y “dólares preferenciales”en un nuevo modelo de Estado restringido y direccionado a la educación y la salud, donde para colmo se sufría la incomprensión de muchísimos dirigentes del partido de gobierno que denunciaban que se seguían “doctrinas neoliberales”.

En el caso de Lula da Silva, no olvidemos que el “Bolsonarismo” obtuvo 49% de los votos  ganando en 5 de las 6 regiones geográficas de Brasil (perdiendo la presidencia por la aplastante victoria de Lula en el nordeste brasileño) y tiene mayoría en el Congreso para hacer una oposición política muy parecida a la oposición del Perú, con el agregado de que existe un sentimiento muy peligroso y extremista en este sector de que Lula da Silva es la representación de todo lo malo y se le debe combatir por todos los medios políticos existentes.

II. Situación social actual

Después de la epidemia del COVID-19, la caída mundial de los precios de las materias primas, producto del enfriamiento y no pocas veces la caída económica de muchos países, la situación social del Brasil es poco menos que desesperante. Veamos esta breve descripción:

“En el Brasil de Bolsonaro creció la pobreza 62,5 millones de personas en 2021, equivalentes a 29% de la población, de acuerdo con datos oficiales divulgados en diciembre… Otra tarea inmediata y por la cual medirán este nuevo gobierno es la reducción del hambre que pasan 33 millones de brasileños, cifra que representa 15,5% de la población del país, una proporción bastante mayor al 9,5% de personas que pasaban hambre en Brasil durante el primer gobierno de Lula”.

Fuente:https://www.uniminutoradio.com.co/recibo-un-pais-destruido-luiz-inacio-lula-da-silva-y-los-retos-a-enfrentar/

Por tales escenarios sociales, tan complicados, el mismo presidente Lula da Silva en su primer discurso expresó lo siguiente:

“Este compromiso comienza con la garantía de un Programa Bolsa Família renovado, más fuerte y más justo, para atender a los más necesitados. Nuestras primeras acciones tienen como objetivo rescatar a 33 millones de personas del hambre y rescatar de la pobreza a más de 100 millones de brasileños y brasileñas, que han llevado la carga más dura del proyecto de destrucción nacional que hoy termina”.

Fuente: https://noticiasargentinas.com/internacionales/texto-completo-traducido-al-espanol-del-discurso-de-asuncion-de-lula

Intentar rescatar más de 100 millones de brasileños, con asistencia financiera y material directa, es una idea muy humanista que solo tiene como inconveniente establecer con qué recursos financieros se van a financiar dichos programas colosales de cambio social, de magnitud parecida a los que se arman en la República Popular China, o la India, por el número de habitantes que se desean atender.

III. Situación internacional

Existen unas enormes diferencias con lo acontecido durante los primeros años de predominio de la izquierda socialista en América Latina a principios del siglo XXI.

Ya no existe el gobierno asistencialista de Hugo Chávez en Venezuela, que regalaba petróleo, gasolina y financiaba todo tipo de gobiernos y grupos de izquierda en América Latina que estuviesen convencidos de la “Doctrina Zhdanov”, de la época estalinista, según la cual el mundo se dividía entre los buenos (socialistas) y los malos (capitalistas), con lo que se hicieron posibles muchos gobiernos que se sustentaron en los préstamos, donaciones y subsidios de aquella época. Pensar que Brasil, con tantos problemas sociales, va a asumir el liderazgo de Latinoamérica, financiando a dichas agrupaciones, parece un despropósito, que solo es posible en gobiernos como el de la República Islámica de Irán, que a pesar de las protestas, por razones económicas, de buena parte de sus 90 millones de habitantes, tiene como prioridad la lucha contra Israel y Estados Unidos, lo que va a pesar en las relaciones entre Brasil e Israel, motivado a las relaciones estrechas políticas, militares y económicas con el actual gobierno de Nicolás Maduro.

En este punto es importante resaltar que actual gobierno de Israel está decidido a ir a la guerra total para destruir el programa atómico de Irán y, siendo “inminente” este conflicto militar, es de esperar que Lula entienda que su posición político-diplomática no tiene mucho margen de maniobra en esta guerra existente entre dichos países y sus aliados.

Igualmente, a nivel global, su adhesión al grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica) no puede pasar por el hecho de que 42 países están en una “guerra proxy” con la Federación Rusa y existe en buena parte de ellos la voluntad de enfrentarse a China, después del fin de este conflicto en el campo económico.

IV. Conclusiones

Las graves debilidades internas y externas de Brasil pueden generar situaciones absolutamente fuera de control si se practica la política de “guerra total” por parte de la oposición política en todos los niveles, lo que exige a LULA DA SILVA  a evitar cualquier confrontación con Estados Unidos y sus intereses centrales, a nivel global, so riesgo de sanciones que terminen de reventar la economía brasileña.

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