La selección de Croacia cumplió ayer en Sochi el penúltimo entrenamiento con miras al partido de los cuartos de final del Mundial contra el equipo anfitrión en un ambiente de calma plena, sin jugadores minados en el aspecto físico y con optimismo contenido.
Bajo la mirada atenta del entrenador Dalic Zlatko, los Fieros cumplieron un trabajo leve en una tarde de temperatura extraordinariamente fresca y nubosa, si se tiene en cuenta que por estos días la temperatura ha rondado los 31 grados, con un 65 por ciento de humedad.
La atención de las cámaras se centró en los jugadores de la mitad de la cancha del equipo, especialmente en el Luka Modric, del Real Madrid, Iván Rakitic, del Barcelona, y Mario Mandzukic, del Juventus.
Los de Zlatko, visto como el hombre que cambió la cara a Croacia tras unas eliminatorias complejas, harán hoy el reconocimiento al estadio olímpico Fisht, en Sochi, ciudad que pondrá fin así a su participación en el Mundial.
No se prevé cambios con respecto al once que el seleccionador utilizó en el partido de los octavos de final frente a Dinamarca que Croacia solo pudo resolver en una tanda de penaltis.
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