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Apostillas breves

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Quisiera comenzar compartiendo una tabla contentiva de las necesidades humanas. Quizás existan muchas otras y se podrá estar o no de acuerdo con la estructura y el contenido. Si hay 6 niveles o 4, si son todas las necesidades o faltan o sobran algunas, creo que el mensaje sigue siendo claro: hay unas necesidades que son esenciales e indispensables para la vida (Nivel 1) y otras que no lo son aunque, por supuesto, son muy deseables y elevan a las personas. Poco importa considerar aprender (Nivel 6) si no hay personas vivas por carencia de aire, agua, presión atmosférica, etc. (Nivel 1).

Recordarán que me preguntaba qué podrían lograr una persona buena y una persona mala con los conocimientos que llegaron a formular la tabla anterior y con los que obtienen y seguirán obteniendo mediante más investigaciones y experimentos.

Un buen gobernante –en cualquier nivel de organización– al contrastar la tabla de las necesidades con la realidad, se dedicaría a añadir (sumar, crear, hacer, lograr, subsanar) las necesidades que encuentra ausentes y mantener las que están ya presentes con el ánimo de mejorar todo. Un buen gobernante suma y enrumba sus acciones para que en su sociedad el mayor número de individuos satisfaga todas sus necesidades.

Un mal gobernante no es alguien que añade lo que falta ni que mantiene lo que ya se ha conseguido. Las necesidades que conforman los niveles tienden a reaparecer durante su mandato. Un mal gobernante muestra tener carencias de valores intrínsecos considerados como tales por «la mayoría». Por alguna razón, ese personaje ha reemplazado los valores intrínsecos de «la mayoría» por sus propios y deformados valores intrínsecos y se guía por ellos arrastrando consigo a los demás integrantes de la sociedad.

Un pésimo gobernante siempre resta (destruye, tergiversa, deshace, falla, engaña). El pésimo gobernante carece de empatía y utiliza estos conocimientos de psicología social para esclavizar y como guía para adoctrinar a la población en su nueva condición de esclavo. Y sucede algo extraño: su mundo, su estilo de vida, sus quehaceres, sus relaciones muestran carencias a partir del Nivel 3. El adoctrinamiento se lleva a cabo por las buenas, por las malas y por las peores.No hay límites. Su propósito es intervenir en las necesidades humanas, eliminando o entorpeciendo aquellas que ya habían sido satisfechas y crear íconos que desvíen la atención. De uno así nada se puede esperar porque nadie puede dar lo que no tiene por dentro.

El pésimo gobernante crea necesidades a la sociedad en general y somete a sus adversarios a estados de necesidad creados intencionalmente para ellos. Así, la privación ilegítima de la libertad o la desaparición forzosa pueden llegar hasta allí o pueden ir más lejos como cuando torturan. De allí las modalidades de las torturas, por ejemplo: privación del oxígeno mediante bolsas plásticas o inmersión en agua, colgamiento del individuo o encarcelamiento en espacios de pequeñas dimensiones privándole de su funcionalidad, sometimiento a bajas temperaturas con o sin altos niveles de humedad, agresiones inesperadas y aterradoras, alimentación insuficiente, privación de sueño, etc.

Al final del artículo cité a mi amigo de ultramar:

«Patria, patria,…, patria o muerte, muerte, muerte,… muerte de hambre, de enfermedades, de mengua, de torturas, de colectivos, de lanzamiento desde las ventanas del Pandemónium, ejecuciones extrajudiciales, desapariciones forzadas, de no trasplantados, de niños, FAES, Sebin, DGCIM, instalaciones clandestinas para torturas, Ramo Verde, PNB… ¡suicidios, “autosuicidios”! Patria, patria, ¿querían patria? ¡México, Noruega, esta es la patria, la patria grande y es la única que habrá! ¡Sépanlo! ¡Patria con o sin ustedes! Patria “pa’ tirar pa’l techo”! Invasiones continentales y extracontinentales: cubanas, rusas, chinas, iraníes, radicales, terroristas, narcos, redes criminales, carteles. América ya no es para los americanos. ¿Monroe, quién es ese? Reuniones en México, ¿para qué? ¡No hay garantías, no hay garantes de nada! Mediación, negociación, rendición, armisticio, capitulación, reparto de comisiones, encomiendas, ecocidio, envenenamiento de las aguas, concesiones mineras y petroleras, petróleo, petróleo, petróleo, oro, oro, oro, gas, hierro, níquel, cobre, uranio, coltán, torio,…¡tierras raras, muy raras!…¡personas raras, muy raras!».

Les invito a que tomen cualquier línea del párrafo anterior o parte de ella y verán que es el resultado de la obra exitosa del pésimo gobernante que, además y para colmo de males, obra en función de intereses extranjeros; una nación que bien sabe elegir el momento adecuado para desaparecer de la atención de la población. ¿Han oído recientemente alguna noticia que concierna a la invasión cubana o a los cubanos en Venezuela aparte de la deserción del funcionario cubano Yoel Vázquez, jefe de la misión médica de Cuba en Caracas, que pasó casi inadvertida?

Tomemos el caso de los niños hospitalizados en el Hospital J. M. de los Ríos «esperando» un trasplante de «vivo a vivo» o de «cadáver a vivo». El domingo pasado pasé frente a ese hospital. Su fachada no muestra lo maligno que ocurre en el interior. Por fuera, la fachada cubierta de pendones, pancartas, afiches, banderas, gigantografías… todas mostrando un «bienestar épico» y a los nuevos «héroes revolucionarios». En el interior existe un «corredor de la muerte», un «pabellón» o sala en términos hospitalarios. Tan solo la obligada y prolongada espera en ese pabellón es un crimen. La muerte de uno de esos niños –una muy reciente, por cierto- anula cualquier posibilidad de considerar que haya habido progreso alguno o mejoría. ¿Qué implica esa hipocresía? Lo que significa es que el pésimo gobernante escogió un grupo icónico agotado, extenuado, adolorido, desesperanzado y que carece de medios y de influencias y está manipulando el Nivel 2, el nivel de la supervivencia extendida, con niños a quienes el pésimo gobernante no protege.

Con maniobras como la anterior –repetidas en múltiples áreas e interviniendo en todos los niveles- es como el gobernante pésimo logra adoctrinar a la población para que acepten sumisamente su nueva condición de esclavos. Lo peor es que, a largo plazo, sería posible deformar los valores intrínsecos de «la mayoría».

Y el adoctrinamiento está funcionando. ¿Se recuerdan de la intensa, concurrida y decidida protesta de la época «Con mis hijos no te metas»? Fue un movimiento de masas motivado por la empatía, en defensa del aprendizaje en libertad y la protección de los niños.

¿Se ha visto u oído de una protesta por los niños del Hospital J. M. de los Ríos? Conclusión: el adoctrinamiento ha calado aunque todavía puede que sea reversible.

Dios guarde a V. E. muchos años,

La cuenta del autor en Twitter es @Nash_Axelrod.

 

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