Esta exclamación se ha convertido en un sueño irrealizable para miles de familias venezolanas que cada vez que se aproximan estas fechas navideñas, reclaman justicia para sus seres queridos, víctimas de procesos judiciales amañados.
El pasado martes 6 de diciembre acompañé a Antonio Ledezma a una cita con el buen y solidario amigo de los venezolanos, Luis Almagro, secretario general de la Organización de Estados Americanos. En dicho encuentro no podía faltar el tema relacionado con los centenares de presos políticos, civiles y militares, que la dictadura madurista mantiene tras las rejas o limitada su libertad personal por estar sometidos a régimen de presentación a los tribunales, esos aparatos que manipulan antojadizamente para intimidar, perseguir o encarcelar a quienes caprichosamente resuelvan los mandamases de esa tiranía.
Somos conscientes de que llevando estos planteamientos a esas instancias o ventilando sus respectivos dramas en diferentes tribunas públicas, no derivará en la libertad de todos esos venezolanos ultrajados en sus derechos humanos, pero peor es que guardemos silencio o mantengamos una posición contemplativa e indiferente, dando por perdida la razón de mantenernos luchando solidariamente, con todos esos venezolanos acosados, regateándole una pizca de solidaridad a sus respectivas familias que sobrellevan a cuestas tanto dolor.
Mi deseo es poder enumerar, en estos párrafos, los nombres de cada uno de esos ciudadanos que escarmientan las brutalidades conque los acosan los esbirros que operan en cada una de las cárceles “acatando órdenes superiores”, tal como respondieron los funcionarios al coronel García Palomo al quejarse, después de introducirle una colchoneta impregnada de orina y embadurnada de heces. Al coronel García Palomo lo están matando, poco a poco, ya que maliciosamente tienen estacionado un vehículo con el motor encendido que dispara gases tóxicos hacia el recinto carcelario.
Otro caso es el del diputado Juan Requesens, detenido y maltratado hasta más no poder, sin hacer caso a las múltiples denuncias emitidas por organismos internacionales. Se trata de un joven valiente, inteligente, promesa de las nuevas generaciones que ve cómo pasan los años por encima de su futuro truncado por esas bandas asesinas.
Un militar de altas calificaciones como egresado de la Escuela Militar, es el teniente coronel Igbert Marín Chaparro, quien, para tratar de llamar la atención de los entes que resguardan los derechos humanos, se ha declarado en huelga de hambre ante la mirada displicente de “la defensoría del pueblo”-en minúsculas a ex profeso- que no se atreve a intervenir a favor de ese preso, también sentenciado a morir como el general Isaías Baduel, o como el capitán Rafael Acosta Arévalo, o como Fernando Albán, en las cárceles de la ignominia.
Otro líder civil es Javier Tarazona, vocero calificado de la Asociación Civil Fundaredes. Ese joven abogado suma mas de 530 días de encierro, situación que ha merecido el pronunciamiento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), ente que ha dictado medidas cautelares a favor del detenido, resoluciones que son de obligatorio acatamiento, y sin embargo la dictadura de maduro se burla de tales acciones. La misma mala suerte padece el periodista Roland Carreño, por cuya libertad han abogado agrupaciones de rango internacional como Reporteros sin Fronteras, consiguiendo no más que desplantes de parte de una tiranía que se siente todopoderosa.
Un militar de sobrados méritos es el capitán de navío Luis de La Sotta, quien lleva más de 4 años sometido a un juicio injusto que lo mantiene privado de su libertad. Sus familiares, encabezados por su señora madre, han hecho todo tipo de diligencias sin resultados, tanto dentro como fuera del país, tal como lo ha testimoniado su hermana Moly de La Sotta que no cesa de presentarse en los más variados escenarios del mundo ventilando el caso de su hermano y el de las decenas de víctimas de estos carcelazos.
Ante tal cuadro no nos queda otra alternativa que proseguir con las denuncias, no cesar en hacer escuchar nuestras voces de solidaridad, eso por lo menos le sirve a los presos y a sus familias, para no sentirse olvidados!
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