Dos venezolanos destacarían como máximos exponentes del cinetismo (01) en el mundo: Jesús Soto y Carlos Cruz-Diez. A pesar de sus éxitos internacionales, se caracterizaron por su humildad y fraternidad. Ambos fueron distinguidos con el Doctorado Honoris Causa en la Universidad de los Andes, en distintas épocas. El mes de diciembre del año 1993 conversé con Cruz-Diez en el Edificio Central del Rectorado. Ese día, profesores y estudiantes de la Facultades de Arquitectura, Arte y Humanidades vinieron a conocerlo personalmente.
Cuando le expresé mi interés por entrevistarlo, mostró afabilidad y alegría. Le pregunté si había experimentado en Venezuela lo que la mayoría de artistas y escritores: que no son suficientemente apoyados por medios de comunicación y críticos.
―Solo cuando un hacedor logra trascender y ser reconocido, especialmente en Europa, merece el respeto de los venezolanos –discerní ante su inquietante mirada.
―Exacto –confirmó Carlos Cruz-Diez–. Siempre he dicho que fui vendido desde afuera hacia dentro. Salí de Venezuela con el propósito de no regresar jamás. Pero, me llegó la invitación de un amigo que incluía boletos de avión. Regresé a un país que no me ofrecía nada, ninguna posibilidad de realizarme. Durante los días de mi partida, se despreciaba a intelectuales y artistas plásticos. Fue durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Lo único que servía para los venezolanos era el «negocito o «negociote»[…]
El afamado artista relató que, no obstante (luego de casi una década de su partida hacia el exterior) la nación cambió:
―8 años más tarde retorné y hallé otro país. Me fui decepcionado y recuperé mi optimismo. En breve tiempo, hubo transformaciones. En la década de los años cincuenta solo existía una galería en Caracas. El Museo de Bellas Artes no tenía dinero para exhibir exposiciones, ni siquiera podía remunerar un director. Me sorprendió enterarme que ya contábamos con 37 galerías, 6 teatros, una orquesta para conciertos y se dictaban conferencias.
Según su testimonio, había aumentado el apoyo financiero hacia la creación y consecuentemente los adoradores de las artes.
―En España las alcaldías destinan suficientes presupuestos para la publicación de libros y revistas –le comenté–. Promueven obras literarias, pero también artísticas.
―Da la impresión de que nuestros políticos no leen ni los periódicos –afirmó el maestro de la cinética–. No saben lo que ocurre en el mundo, ignoran los avances sociales. La cultura es un instrumento para la consecución de la paz en países con tradición intelectual. La automatización de las empresas ha generado mayor desocupación, desempleo, en importantes regiones del planeta.
―¿Qué hicieron los gobernantes con esas personas?
―Impulsarlas, dedicarse a la creación. Estoy seguro de que se producirán nuevas formas de artes, literaturas, deportes, etc. Se presume que hacia el año 2025 la mitad de los pobladores de la Tierra estará desempleada.
Le mencioné Chile, territorio donde un militar (Pinochet) eliminaría todo aporte estadal que se destinaba a manifestaciones culturales. Pareciera que también a los gobernantes de estos tiempos (posdictaduras latinoamericanas) seduce el totalitarismo.
―Soy reticente en relación con el Estado –formuló–. Mi herencia española queda expresada en mi propensión hacia el anarquismo […]
Cruz-Diez dilucidó que no era «anarquista» en la equivocada y políticamente deformada acepción, sino proudhoniano (02), mutualista. Solo un hombre que anhelaba vivir en alguna república sin gobierno y donde los ciudadanos obren civilmente con trabajos, solidaridad, sin lesionarse unos a otros.
―El Estado pudre todo lo que toca –sentenció–. Por ello, en Estados Unidos e Inglaterra es muy notable la actividad de artistas, cineastas, escritores, dramaturgos […]
NOTAS
(01) https://www.culturagenial.com/es/arte-cinetico/
(02) https://encyclopaedia.herdereditorial.com/wiki/Autor:Proudhon,_Pierre-Joseph
@jurescritor
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