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Un caraqueño llamado Simón Narciso Rodríguez

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Por CORINA YORIS-VILLASANA

Al poner en el buscador de Google los datos biográficos sobre Simón Rodríguez, aparecen cerca de 13.200.000 resultados en apenas 0.45 segundos. Esta multiplicación de información debe ser tamizada con mucho cuidado; así como hay reseñas de bastante precisión sobre sus fechas de nacimiento y muerte, también se encuentran algunas afirmaciones que no parecen coincidir con la información recabada por los estudiosos y analistas de su vida y obra.

Se da por cierta la fecha de su nacimiento, el 28 de octubre de 1769, en Caracas, y la de su fallecimiento, el 28 de febrero de 1854, en Amotape, Perú. Sin embargo, los demás detalles sobre su origen y filiación son dudosos, por decir lo menos. Hay quienes aseveran que fue hijo de un sacerdote de nombre Alejandro Carreño y Rosalía Rodríguez, afirmación rechazada tanto por Arturo Uslar Pietri en su artículo «El misterioso nacimiento de Simón Rodríguez», 1980, como por Rafael Fernández Heres, en «Simón Rodríguez».

En el mencionado artículo, Uslar reseña que, con motivo de su matrimonio con María de los Santos Ronco, en la Parroquia de Altagracia de Caracas, el propio Simón Rodríguez se declara «expósito de esta feligresía». La misma situación con Cayetano Carreño se presenta en su matrimonio, cuando también se declara expósito. Comenta Uslar que «A pesar de esta prueba fidedigna de la condición de expósitos de los dos supuestos hermanos, cierta pudibundez histórica ha hecho que se mantenga la leyenda del origen legítimo y de la consanguinidad de los dos personajes».

Esta incertidumbre se unió a la infructuosa búsqueda del acta de bautismo, tanto de Cayetano Carreño, como la de Rodríguez; pero, uno de los datos sobre el cual no hay dudas es que tanto Cayetano como Simón se criaron juntos en la casa del presbítero Alejandro Carreño, vecino del abuelo de Andrés Bello, Juan Pablo López. También se sabe, por documentos consultados de la parroquia de Altagracia, que en la vivienda de Carreño también habitaban «Doña Antonia, viuda, Doña María Josefa, Doña Tomasa, Don Simón y Don Cayetano».

Uslar señala que la Fundación Boulton consiguió el acta de bautismo de Carreño donde queda aclarada la condición de expósito de Cayetano; asimismo, la Fundación Boulton realizó el hallazgo del acta de bautismo de Simón Rodríguez, donde hay una nota al margen que dice: «Simón Narciso. Parvo. Expósito». Es importante enfatizar que, en Venezuela, antes de 1873, la Iglesia Católica era la única institución que registraba los acontecimientos significativos en la vida de una persona: bautismo, matrimonio y defunción. Dichos registros eclesiásticos vienen a ser los precedentesmás cercanos de lo que hoy se conoce como registro civil. El trabajo realizado por la Fundación Polar sobre la Historia de estos registros, civiles y eclesiásticos señala que, en Venezuela, hasta la fecha de la publicación de ese estudio, no se habían podido localizar registros de bautismos anteriores a 1550.

Transcurre la niñez de Simón Narciso bajo la mirada atenta del clérigo Carreño, quien le enseña sus primeras letras. A la edad de 20 años, como es descrito en sus diferentes biografías, es autorizado de manera oficial por el Cabildo caraqueño, 1791, a desempeñarse como maestro de escuela. Rodríguez fue un verdadero maestro consigo mismo y es, precisamente, ese ejercicio autodidacta, la génesis de su carrera como educador.

En esa etapa, como maestro en la «Escuela de primeras letras del Cabildo de Caracas», fue recomendado para hacerse cargo de la educación del joven Bolívar. Sobre este aspecto es mucho lo que se ha escrito en cuanto a la posible influencia de Rodríguez en el forjamiento del carácter del díscolo discípulo.

Se conoce que, dada su orfandad, Bolívar quedó bajo la custodia de su tío y tutor don Carlos Palacios y Blanco, quien pensó en enviarlo a vivir con su maestro Rodríguez. Ante esta circunstancia, Bolívar se escapó y se fue a vivir con su hermana María Antonia, quien ejerció su cuidado de manera transitoria. Una vez resuelta la disputa legal sobre a quién le atañía la custodia, la Real Audiencia de Caracas le devolvió a su tío la tutela. Releyendo las distintas biografías de Bolívar, se conoce que él trató de impedir que lo devolviesen a casa de Rodríguez, pero no logró su propósito. Sin embargo, las condiciones de habitabilidad de la vivienda de Simón Rodríguez no eran, precisamente, las mejores. Por ello, Bolívar se escapó en dos ocasiones, aunque debió regresar atendiendo el dictamen legal. Rodríguez debió salir exilado y hay dos versiones sobre las causas que motivaron dicha salida intempestiva: 1.- Se le acusaba de ser uno de los participantes de la conspiración de Gual y España ocurrida en 1797. 2.- También se dice que Rodríguez no formó parte de tal conspiración y que salió de Venezuela por su malestar con el régimen colonial.

Sobre estas hipótesis se han pronunciado varios conocedores de la vida y obra de Rodríguez. De la supuesta participación en la conjura de Gual y España, no hay indicios ciertos que corroboren tal colaboración. En cuanto a la segunda, se aduce que la salida al exilio, más que por el disgusto con el régimen colonial, era un profundo malestar con la sociedad que permanecía dócil ante los problemas e injusticias de la etapa colonial.

En algunos de los documentos que he consultado y analizado, citan una carta de despedida de Rodríguez dirigida al joven Bolívar. Sin embargo, no hay registro de tal documento en las «Obras completas» de Simón Rodríguez.

Se dirige a Kingston, Jamaica, lugar donde fija su residencia durante dos años. Esa Jamaica ha vivido tiempos turbulentos, revueltas de los «maroons», allí aprende un nuevo idioma, se cambia el nombre, Samuel Robinson, seudónimo que usará durante mucho tiempo. Sale de Jamaica y se dirige a los Estados Unidos, se sitúa este viaje en el año 1799. Se radica en Baltimore, ciudad que fue muy importante durante el proceso independentista de los Estados Unidos. Allí se emplea como cajista de imprenta. Al consultar el DEL sobre esta locación encontramos que se define como «Oficial de imprenta que, juntando y ordenando las letras, compone lo que se ha de imprimir». Pero muchas veces las definiciones suelen ser muy «frías», no trasmiten el hondo significado de algunas profesiones. Hay que enfatizar que este oficio comportaba acciones muy peculiares. No solamente contaba letras y calculaba cuántos caracteres cabían en una línea, sino que, asimismo, era el responsable de fijar cuántas páginas tendría un libro ycalcular el material necesario. Además, era condición «sine qua non» conocer la lengua en la cual estaba escrito el libro. Este dato nos señala claramente que Rodríguez no solo trabajó por un salario, sino que se hizo dueño de un arte, más que de un oficio. Usó esa técnica en sus propios libros.

De los Estados Unidos viaja a Bayona, Francia, donde se registra como Samuel Robinson y, en París, se inscribiría en el padrónde españoles como: «Samuel Robinson, hombre de letras, nacido en Filadelfia, de treinta y un años». Así vivió en Europa los siguientes veinte años, datos que se pueden corroborar en las distintas biografías confiables consultadas.

En París se reencuentra con Bolívar y en 1805, emprenden juntos un largo viaje. Al llegar a Roma, suben al Monte Sacro donde se produce el famoso juramento bolivariano. Al llegar a Nápoles, cada uno sigue su camino. Ya para 1806, se habían producido en Venezuela varios sucesos, entre ellos, la «Expedición» del Generalísimo Francisco de Miranda, cuyo objetivo era emprender desde Venezuela un conjunto de pronunciamientos encaminados a impulsar los movimientos independentistas de la América hispana. Estos hechos impulsan a Bolívar a comenzar su vuelta a Venezuela. Viaja en un buque que llega a la ciudad de Charleston en enero de 1807; esto le permite realizar un recorrido por algunos lugares de los Estados Unidos y arriba a Venezuela a mediados del mismo año.

Por su parte, Simón Rodríguez volvió a París; luego, viajó por el viejo continente, e incluso, llegó a visitar Rusia donde realizó varias actividades. Regresó a Inglaterra para radicarse en Londres; allí trabajó en su pasión y forma de vida, como maestro. Ideó un peculiar método de instrucción, entre el que sobresalía la enseñanza de una buena y esmerada caligrafía. Andrés Bello, para hablar de esta singular técnica, expresó que «Nada más ingenioso, nada más lógico, nada más atractivo que su método; es en este sentido otro Pestalozzi, que tiene, como éste, la pasión y el genio de la enseñanza».

Simón Rodríguez volvió a América en 1823. Bolívar, al enterarse de la permanencia de Rodríguez en la Nueva Granada, lo contactó mediante una carta donde leproponíaun encuentro; tal reunión se llevó a cabo en Lima.

Durante 1825, recorrió junto a Bolívar algunas regiones de Perú y Bolivia. Fue nombrado por Bolívar «director de Enseñanza Pública, Ciencias Físicas, Matemáticas y Artes, y director general de Minas, Agricultura y Caminos Públicos de la República Boliviana». Su labor no triunfó; arruinado y decepcionado, volvió a Perú.

Sobre su obra escrita, los colaboradores de este dossier escriben diversos artículos. Rodríguez falleció en Perú, 1854. Un siglo después, 1954, sus restos fueron llevados al Panteón Nacional, Caracas, Venezuela.

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