En las semanas pasadas Europol dio uno de los golpes más contundentes al narcotráfico internacional cuando, en coordinación con la Guardia Civil española, consiguió desmantelar un supercartel internacional de la cocaína. Más de 30 toneladas de droga fueron incautadas en diversos puertos y ciudades europeas. Los expertos de la Agencia Europea de Policía estiman que esta organización criminal con sucursales en Francia, España, Bélgica y Holanda maneja un tercio del mercado total de la cocaína que transita por el viejo continente. 49 personas fueron arrestadas en 6 países europeos en un operativo que tomó 2 años de trabajo conjunto con los cuerpos policiales de cada uno de ellos.
Sin embargo, es Dubai el epicentro desde el cual se han estado armando y organizando estos hechos criminales desde hace varios años. La droga se origina en Suramérica y tiene por destino los puertos de Europa. Su consumo abarca un universo de 3,5 millones de adultos europeos. Así es como fue en Dubai donde las autoridades policiales locales, con la colaboración de Europol, también consiguieron arrestar a un grupo de los «señores de la droga» que gerencian internacionalmente el tránsito de estas sustancias.
Uno de los propósitos más destacados de esta organización policial multinacional es la de lidiar con las redes globales del crimen que están dedicadas al cultivo, producción, transformación y distribución de cannabis –marihuana y hachís– cocaína y heroína. Dice su sitio web y las publicaciones que efectúa Europol que se desconoce con exactitud el tonelaje de estas sustancias que son comercializadas en Europa, pero lo que si se ha podido medir es el valor de la cocaína que se mueve dentro de sus fronteras. La cifra anual se ubica por encima de 5,7 billones de dólares y sus lugares de origen son Colombia, Perú y Bolivia. El tráfico que allí se origina transita por mar y por aire a través de la propia Colombia, de Brasil y de Venezuela.
Llama la atención que el parte oficial de la organización policial no hace referencia a la cooperación que vienen teniendo los cuerpos de policía de Europa de parte de Colombia, el único país latinoamericano en mantener una alianza estratégica proactiva con Europol. Dentro del contexto de ella se desarrollan esfuerzos para la protección de activos financieros y la reducción de canales de financiación de las organizaciones criminales, además de que los países europeos, Colombia y las autoridades antidrogas norteamericanas desarrollan operaciones conjuntas e intercambian información contra el crimen organizado y otros delitos como lavado de activos, narcotráfico o cibercrimen.
El silencio que se ha mantenido sobre los pormenores de esta cooperación es usual, toda vez que en todas las etapas del proceso de manejo de drogas ilegales los protagonistas de estos crímenes están alertas a información de toda índole que pueda involucrarlos. Existe una coordinación compleja y minuciosa de cada una de las múltiples etapas envueltas en el cultivo, la producción, refinación, transporte, comercialización y distribución de sustancias psicoactivas en las que participa una inmensa cadena humana susceptible de ser perforada en su propio detrimento.
Se comenta entre los conocedores de estos temas que, aun cuando no es posible conocer los detalles, la ayuda de las autoridades policiales colombianas fue vital en el éxito de la operación a la que nos hemos referido y que denominó Europol «Luz del Desierto». Los capos responsables y los líderes de estos actos criminales no deben estar durmiendo en paz.
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