Afirmación que abunda después de tragedias y surge luego de horribles acontecimientos. En duelo, algunos han sufrido; otros, son nuevos en sentir el impacto de tales espantos. Todos conocemos a personas así, con aspecto formal, serio y confiable, pero a la hora de la verdad, sea enfrentar un gobierno, discutir con un modesto policía de tránsito por haberse saltado un semáforo en rojo, no tienen el menor empacho en cambiar radicalmente de opinión. Como bailarines acrobáticos, son capaces de vertiginosos giros de 180 grados y saltos espectaculares; viven en un eterno escenario pretendiendo ser lo que no son, siendo lo que quieren que otros les crean.
¿Por qué el cuerpo no es más fuerte que el odio?, en realidad no. Si un odioso aparece con armas y las usa, incluso de manera accidental, es probable, no se resista esa acción odiosa, detestable. Casi seguro que no sobrevivamos a que el pecho o cuello sean aplastados por una persona llena de odio y desprecio. Cualquier ley escrita y ejecutada con rencor puede y será utilizada para robar la libertad. La animadversión puede dominar todo el tiempo, a pesar de la fuerza mental, un corazón amable y amoroso.
Fracasan en política, pero despliegan apariencia de importancia y amistades; terminan siendo embajadores, cargo que debería depender de la experiencia y crecimiento jerárquico cubriendo etapas de la profesión, pero en Venezuela suelen estar en manos de amistades o conveniencias amigueras y presidenciales.
Hombres -también mujeres- que aprenden a aparentar idas que en realidad no se producen; es insuficiente montarse en un avión y despegar para irse, fíjense cuántos se han ido, o han sido enviados fuera de Venezuela, pero continúan aferrados a esta tierra, como aquel Hombre Plástico de las viejas comiquitas que se estiraba cuanto quisiera, solo que lo hacía para ayudar a los ciudadanos víctima de los malos, mientras que hoy, igual comen arepas que tacos y se estiran para hacer mal, a quienes les creen algo, y favorecerse a sí mismos.
Odio, tristeza o alegría, pesar y amor, pueden nacer, desarrollarse, actuar y por cualquier causa fenecer. La desfachatez se estira en busca de beneficios y se contrae, pero no desaparece, sigue allí, una vez conseguido lo que se buscaba o cuando piensan que los errores fueron olvidados.
Pululan, traicionando a sus amigos y acercándose de nuevo, haciéndose el pendejo, sin lograr el gran objetivo, conformándose con uno más pequeño que permita hacer negocios, cobrar salarios y gastos de representación, mientras el régimen creía haber recuperado un amigo y mantenerlo bajo control, o solo fue enviado para asumirlo, tenerlo lejos.
Mientras frenéticos y extraviados estimulan a reconocer dirigencias, olvidando que la asamblea de inspiración castrista aprobó la amenazadora Ley contra el Odio, por la convivencia pacífica y la tolerancia, concebida exclusivamente para coartar el derecho de expresarse libremente, como lo garantiza la Constitución vigente, cuya letra y espíritu repudian, violan los redactores de un despropósito absurdo y ridículo que castiga con prisión la comisión de actos tipificados como delitos. Sin embargo, dará de qué hablar, comenzando por la definición de los sentimientos que pretende reglamentar y que son incontrolables. En realidad, cruel imposición, ¿a cuenta de qué se han de reconocer liderazgos inexistentes?
Alegan cínicos para estirarse de nuevo, el sacrificio por la patria, sin dejar su cómodo espacio, olisquea oportunidades en el ambiente electoral, y piensa, si una vez se dejó convencer, de que podía sustituir a quien lo llevó arriba, ahora puede ser opción cuando alguien le dice, el actual líder podría no ser lo conveniente. No se puede obligar a ocultar antipatías y una disposición en tal sentido incentivaría la hipocresía. Que es más fuerte que el odio.
Los menos afectados por eventos trágicos piensen en cómo buscan consuelo y tranquilidad. Más fuerte que el odio es un llamado a la acción; te da fuerza extra para actuar con propósito, coherencia y valentía. Y cuando ofrecen simpatía y condolencias, pregunta amable y gentil ¿cuál es el propósito? Quien cree puede ensancharse cada vez que quiera, y no entiende que al estirarse se deforma, cae en su propia trampa, proponiéndose como opción.¡Pero hasta la mejor liga se rompe!
@ArmandoMartini
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