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Análisis de Entorno: «Desaplicar», la palabra que genera las dudas

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Cada vez más se materializa el convencimiento en la gente en Venezuela, de que más allá del tipo de gobierno que haya, y de que guste o no guste, solo trabajando genuinamente, y sin prebendas, podremos rescatar el país del estado catastrófico en que se encuentra.

Y cuando me refiero a “la gente en Venezuela” como sujetos del trabajo genuino, me refiero a ese 15% de la población que puede hacerlo, porque para el resto, el 85% restante, eso no sería aplicable, pues no tienen trabajo ni posibilidades, y entran en la categoría de pobres, según el último trabajo de la Universidad Católica Andrés Bello.

En estos días me he visto en la necesidad de explicar ante diferentes audiencias en el exterior, la situación de Venezuela. Haciéndolo con un enfoque realista, pero a la vez con el optimismo del que siente que parte del resultado depende también de él.

Si bien el gobierno con su aproximación ideológica básica y su estructura institucional formal tiende más a lo socialista comunal, con sus últimas acciones de repliegue, ha ido permitiendo que la economía de mercado vaya avanzando lo suficiente como para permitir, no solo aperturas concretas y visibles, sino, y tal vez más importante, generando expectativas positivas que son las que permiten la creencia de que al país sí podemos rescatarlo.

Porque la palabra que necesariamente tuve que incluir en mis explicaciones, fue “desaplicar” para referirme a que las cosas que están pasando en cuanto a las libertades cambiarias, de precios y de tránsito de bienes y servicios, están apoyadas en una normativa restrictiva que está vigente, pero que no se aplica… pero podría aplicarse… o, mejor dicho, podría “reaplicarse” y entonces, excepto por los efectos de la realmente derogada Ley de Ilícitos Cambiarios, todo podría regresar a como era antes de 2018… y retrocederíamos.

Hoy necesitamos más que nunca del resto del mundo, pero están, o bien alejados de nosotros por las sanciones, o bien por cuestiones políticas, o por logística y distancia, o también porque están en una zona de guerra. O, porque trabajaron con nosotros en el pasado y no les gustó cómo hacíamos las cosas, y se alejaron, como los chinos… quienes por cierto aún están en la tarea de cobrar acreencias vencidas.

Refiriéndome a las sanciones, estas aplican al gobierno de Venezuela, a Pdvsa, a ciertos productos bajo el control del gobierno, y a funcionarios específicos con nombre y apellido. Pero no aplican al sector privado y sus actividades, siempre y cuando no sean una fachada para que los sancionados traten de esquivar sanciones. Por lo que, cuando se habla entre empresas privadas, y de negocios genuinamente privados, el escollo que aparece es el overcompliance de los bancos e instituciones de crédito internacionales, y el resultante aislamiento de la banca venezolana, al haberse retirado los bancos corresponsales que eran nuestra bisagra con la banca internacional.

No obstante, se van encontrando soluciones y el comercio y las finanzas, de una forma o de otra, lento, complicado y limitado, fluyen. Y ahí está la expectativa positiva, basada en que “trabajando genuinamente, y sin prebendas podemos rescatar el país del estado catastrófico en que se encuentra”.

“Con trabajo ya vendrán tiempos mejores. Venezuela tengo en ti mis ilusiones”.

Político

Finalmente, la reunión de México parece que puede convertirse en algo relevante, no por el hecho de que se sienten o no se sienten, sino por los resultados concretos que se obtengan. Aunque ya estamos claros que el escenario final más probable es termine en que el chavismo siga en el poder, y que la oposición siga “oponiéndose”. Situación inercial la cual pareciera que ya es una “zona de confort” para todos, pero especialmente para el chavismo.

Porque solamente una estructura de incentivos personales sólida para los sancionados, que son los que directa o indirectamente estarán sentados en la mesa, podría cambiar el escenario inercial, y moverse hacia el “novedoso” (esbozado en el Análisis de Entorno de la semana pasada), supuestamente en vías positivas de negociación privada entre el gobierno venezolano y EE UU, con limitada participación opositora contemplaría el adelanto de elecciones presidenciales y legislativas, la presentación de un candidato nuevo en el chavismo y la aceptación de Guaidó como el candidato de la oposición. Con amnistías cruzadas de parte y parte (ciertas condiciones aplican), y una hoja de ruta consensuada para el gobierno que resulte, fijando prioridades y liberándose las sanciones en la medida que se vayan cumpliendo objetivos.

Y como el lugar adecuado para “aterrizar” ese posible escenario es México, entonces habrá que seguir de cerca el devenir de los preacuerdos y los temas de discusión. Si se van por las ramas en situaciones de cambio para que nada cambie, o si, por el contrario, se comienzan a tocar temas que comprometan cambios de fondo en la estructura de poder.

Hay que estar claros en que, dada la hostilidad institucional “antimperialista” de las fuentes del poder militar y político en Venezuela, difícilmente EE UU le proporcionará capacidad financiera y de inversión a alguien que seguramente, la terminará usando en contra de EE UU. Para que haya alivio, debe haber cambios reales y de fondo.

Social

Observando el proceso emigratorio de los venezolanos, pero desde el lugar de destino, se puede apreciar que la primera ola que arrancó con los sucesos de 2017, se ha ido consolidando siguiendo el esquema tradicional en el que el/los más “fuertes” de la familia viajan para abrir camino, enviar algún tipo de recursos y comenzar a asentarse. Luego viaja una parte sensible y vulnerable de la familia, para finalmente incorporar a los adultos mayores, con criterio de reunificación familiar para ya formar una nueva base fuera del país.

Cuando los niños pequeños comienzan a aprender y cantar el himno del país de destino y ya no hay espacios donde canten el venezolano, comienza la transculturización y la asimilación de la cultura local. La cual, a su vez, se ve impactada por la cultura del venezolano que es optimista, trabajadora y solidaria, integrándose rápidamente en la sociedad local y creando espacios especiales.

Como la “tequeñización” de la alimentación en países como Argentina o España… por no hablar del nuevo mercado de la harina de maíz para la cada vez más popular arepa venezolana.

Lo anterior, más allá de lo emotivamente simpático que pueda parecer, no es más que la internalizacion y canalización de una de las más grandes tragedias emigratorias de América Latina, donde no se van en busca del “sueño americano”, sino que huyen de una situación catastrófica en la cual había días en los que no tenían nada para alimentarse.

El peso importante hay que ponerlo en los que se quedan, para retenerlos, para que no sigamos perdiendo la esencia de la estructura de un país, que es gente que quiera y pueda trabajar, que quiera y pueda educarse, y que quiera y pueda mantener la salud y la seguridad personal… el estado de bienestar como dice un amigo mío de izquierda, pero defraudado por la situación en la que nos encontramos.

El tema más difícil de explicar ante audiencias en el exterior es el de la coexistencia de la agencia Ferrari y del centro Avanti (todo de súper lujo) en Caracas, con 83% de pobreza. La circulación libre del dólar en efectivo y anaqueles de supermercado muy bien abastecidos, con gente buscando en la basura su alimento del día.

Económico

Las intervenciones del gobierno, a través de la persona de la VPE, en ámbitos empresariales y de mercado, como la Bolsa de Valores de Caracas y Fedecámaras, sirve para reforzar la expectativa positiva sobre la economía, y que ya estamos en una época post petrolera con el 100% de las importaciones venezolanas en manos del sector privado empresarial.

La causa estructural de la inflación es la falta de oferta de bienes y servicios frente a una capacidad de demanda casi infinita porque se produce en dólares que no necesariamente son generados por nuestra economía.

El comienzo de la solución está asociado a la expansión de la economía la cual tiene la restricción de la energía disponible y que diferentes fuentes de actividad están limitadas por seguir en manos del estado, y pareciera el momento adecuado para comenzar a traspasarlas a manos privadas.

Comenzando por el sector eléctrico que es como la mayor limitante de todas, es como un dique de contención que debe romperse para que la actividad tenga la capacidad de fluir y expandirse.

Claro que lo anterior son causas reales y operacionales, pero detrás de todo eso está la falta de confianza, la cual, pese a las acertadas intervenciones y mensajes de la VPE no resultan fácilmente asimilables o hasta creíbles. La decisión de privatizar no solo cubriría el tema de la expansión, sino que trabajaría sobre la restricción de la desconfianza.

De hecho, el principal mensaje de la privatización sería el de confianza a los potenciales inversores, en el marco de las restricciones de las sanciones.

La mejor manera de posicionarse frente a nuestra situación es no hacerla depender de que flexibilicen o no las sanciones, sino de mantener el enfoque de “esto es lo que hay” y con las piezas de ese lego realista comenzar a construir soluciones… que las hay, y hay que seguir poniéndolas en práctica.

Nuevamente, después de aparecer día tras día, semana tras semana, y mes tras mes, vuelve una vez más la noticia de agencias internacionales de que se levantarán las sanciones a la producción y comercialización de petróleo y que pasaremos de los inestables 650 mil bpd a superar el millón y que todo mejorará. Reitero el “esto es lo que hay” y difícilmente se levanten. Si se levantan seguramente no será de la forma fantasiosa que se está haciendo circular.

Hay que cuidar las expectativas positivas, porque si se pierden, todo será más difícil. Tenemos el deber de ser optimistas, pero siempre sobre bases conservadoras y posibles. Le llamo optimismo informado.

Internacional

Otro tema relevante es la frontera con Colombia. Durante tantos años de cierre formal se fue enquistando la interacción informal, principalmente delictiva. Y ahora para poder formalizar la relación, habrá, o bien que atacarlos y perseguirlos, o bien negociar con ellos.

Porque no hay que perder de vista que para que esa informalidad fuera continua y durara tanto tiempo seguramente debe haber estado bajo la “tutela” de autoridades permisivas de los dos países. Y ellos, esas autoridades, serán los primeros defensores del estatus quo dilatando el comienzo de la formalidad y poniendo obstáculos de todo tipo. De hecho, ya hace unos meses que eso debería haberse abierto y aun no hay un horizonte claro. Fecha si hay, pero es móvil y seguirá siéndolo.

El otro tema que habrá que ir descubriendo, es cuál será la posición de EE UU con relación a Venezuela luego de las elecciones de medio término que ya dieron resultados y realinearon las fuerzas, pero aun no queda claro cómo se reflejará en nuestra relación.

El tema Ucrania está cada vez más cerca de convertirse en una guerra abierta, aunque la voluntad de las partes parece ser mantenerla confinada al espacio ucraniano. Encapsularla y que no salga de allí. Pero como el resto de Europa está tan cerca, se corre el riesgo de que otro “accidente” como el de Polonia se convierta en la causa de la guerra.

Recomendación

  • Al gobierno: Que amplíe el espectro de soluciones liberalizando cada vez más sectores. Hay que unificar mercados, no puede haber dólar paralelo y dólar oficial, no puede haber economía comunal y economía de mercado. No pueden coexistir armoniosamente, porque el arbitraje nos retrotrae a etapas que, por lo menos en los hechos, parecen superadas
  • A la dirigencia opositora: Que prepare un boletín informativo luego de cada reunión en México, informando las posturas y los preacuerdos, avances y retrocesos. Y dejando por fuera solo aquellos temas que, entre las partes, acuerden específicamente mantener confidenciales. Las bases opositoras que no se sienten realmente representadas en la mesa deben recuperar la confianza… y compartir información es un buen principio
  • A la dirigencia empresarial: Que maneje con madurez la cercanía que está teniendo con el poder político y mantenga una distancia prudencial. Porque dado el ambiente de sanciones, hacer parecer que público y privado son lo mismo, sería un error que solo se pagará con menos negocios y más dudas y sospechas.

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