Un año y medio, un largo año y medio, se pasó el español Alberto Aguilar buscando a su hija Patricia, de 19 años. Y por fin la encontró.
Desnutrida, sola en medio de la selva central de Perú, con un bebé de menos de dos mes (sin vacunar y repleto de picaduras de insectos) entre sus flaquísimos brazos.
Así estaba Patricia, quien además estaba encargada también del cuidado de los cuatro hijos de otras dos mujeres, y que vivía en una cuadra en condiciones infrahumanas en San Martín de Pangoa, un pueblo a unos 600 kilómetros de Lima.
Abducida, según todos los indicios, por el presunto gurú de una secta apocalíptica, padre de su pequeña hija y de los otros cuatro niños.
Esta es su historia.
Patricia Aguilar huyó de su casa en España en enero de 2017, poco después de cumplir la mayoría de edad. Dejó atrás Elche, la localidad de Alicante donde residía con sus padres, y cortó de raíz todo contacto con su familia.
Se trasladó a vivir a Perú junto Félix Steven Manrique, peruano de 35 años con el que había entrado en contacto a través de internet cuando ella tenía 16 años.
Por pura casualidad: la joven había tenido un sueño extraño y entró en una página esotérica tratando de averiguar su significado. Manrique fue quien le contestó.
Hasta su detención, Manrique, técnico electricista de formación, tenía varios perfiles y páginas en donde predicaba que el fin del mundo estaba muy cerca. Se presentaba a sí mismo como un elegido, como un salvador, como un enviado de Dios ante el apocalipsis.
Se hacía llamar «el príncipe» y era el líder de una secta gnóstica.
En YouTube, por ejemplo, había puesto en marcha un canal con el nombre de «Gnosis Budismo Profecías Príncipe Venerable Maestro Príncipe Gurdjieff» donde explicaba sus doctrinas apocalípticas.
Y predicaba que su misión era repoblar el planeta y tener hijos con el mayor número posible de mujeres.
Y Patricia cayó en sus redes.
Experto en persuasión
«Steven Manrique se dedicaba a través de las redes a captar jovencitas, con un trabajo sutil de años», le explica a BBC Mundo María Teresa Rojas, abogada de la asociación SOS Desaparecidos y representante legal de la familia de Patricia.
«Patricia se encontraba además en una situación de debilidad psicológica, acababa de morir un tío suyo al que estaba muy unida», agrega.
Cuando la encontraron, estaba al cuidado de su bebé y de los cuatro hijos de otras dos mujeres. Foto: AFP.
Según la abogada, Manrique es un experto en técnicas de persuasión que fue atrapando a Patricia.
«Primero se presentó como un amigo, luego como una especie de novio y luego, cuando vio que era el momento adecuado, empezó a contarle que el mundo estaba muy mal, que había muchas guerras por llegar, que todo estaba escrito, que él era una especie de Dios y que sería el juez en el próximo apocalipsis», cuenta Rojas.
«Poco a poco, a través de las técnicas que empleaba Manrique, Patricia fue perdiendo la cabeza».
Así ocurrió hasta que hace un año y medio la joven decidió dejarlo todo para seguir a ese supuesto gurú.
La familia de Patricia comenzó entonces una búsqueda incesante, decidida a encontrar a la joven como fuese.
Alberto, el padre, no sólo llegó a viajar en dos ocasiones a Perú, donde intervino en programas de la televisión y solicitó apoyo a las autoridades.
Además, la familia gastó todos sus ahorros en la búsqueda, e incluso puso en marcha colectas populares para reunir más dinero. Gracias a eso pudieron colaborar económicamente con el operativo policial que permitió que la semana pasada Patricia fuera por fin encontrada en la selva central de Perú y Manrique, detenido.
«Es un tipo muy peligroso»
Ese operativo consiguió primero localizar a Steven Manrique en Alto Celedín, un pueblo del distrito peruano de San Martín de Pangoa, donde vivía junto con dos mujeres (una de ellas, su esposa oficial).
Félix Steven Manrique se describía como un Dios que quería repoblar la Tierra teniendo hijos con el mayor número posible de mujeres. Foto: AFP.
Rojas explica que la policía peruana alquiló una habitación contigua a la suya, desde la que le hicieron seguimiento.
«Gracias a eso, supieron que Patricia estaba sola con los niños en algún lugar de la selva. Y tras lograr la confesión de una de las dos mujeres con las que vivía Manrique pudieron localizarla», explica la abogada.
Manrique fue detenido el miércoles de la semana pasada. Este jueves, la Justicia peruana debe decidir si ingresa en prisión preventiva o si lo deja en libertad.
«Esperamos obviamente que lo manden a la cárcel. Es un tipo muy peligroso, estamos prácticamente seguros de que además de a Patricia ha captado a otras menores de edad», afirma Rojas.
La abogada considera que es muy posible que entre el material que le incautó la policía peruana durante su detención haya pruebas.
«De hecho, Steven Manrique trató de tragarse dos open drives en el momento de su detención, pero no lo logró», asegura.
Alberto, el padre de Patricia, todavía está en Perú. Pero aún no ha podido ver a su hija ni a su nieta, nacida el pasado 28 de mayo en medio de lamentables condiciones higiénicas en la misma cuadra en la que fue localizada Patricia.
Tanto la joven española como las dos mujeres con las que se encontraba el presunto gurú de la secta en el momento de su detención han sido trasladadas a Lima, donde se encuentran en compañía de sus hijos y donde fueron sometidas a exámenes médicos y psicológicos para determinar su estado de salud física y mental.
«Hay que salvar a ese bebe»
Pero la familia de Patricia no se hace ilusiones respecto a la joven. Consideran que el profundo lavado de cerebro al que a su juicio la sometió Manrique aún persiste.
La familia de Aguilar tardó un año en encontrarla. Foto: AFP.
«No nos sorprendería que en un primer momento Patricia saliera en defensa de Steven Manrique. Es muy posible que para ella los malos seamos nosotros y que considere normal todo lo que ha vivido, al fin y al cabo ese hombre se adueñó de su voluntad», sostiene María Teresa Rojas.
«De hecho, cuando la detuvieron, una de las dos mujeres con las que se encontraba y que está embarazada de ocho meses, no dudó en quitarse sus zapatos para que él no fuera descalzo. Ellas lo consideran un ser superior».
El problema es que Patricia es mayor de edad y nadie la puede obligar a seguir un tratamiento para superar el proceso de captación del que, según todos los indicios, habría sido víctima.
«Si defiende a Steven Manrique contra viento y marea, podríamos pedir que la declararan incapacitada y que le retirarán la guardia y custodia de su hija y entregaran el bebé a su familia. Al menos hay que salvar a ese bebe», en palabras de la abogada de SOS Desaparecidos.
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