Tyler Durden, el personaje de la novela de Chuck Palahniuk, exhortó, a través de las pantallas, a nunca hablar sobre El club de la pelea. Toto Aguerrevere no lo hacía sobre el Miss Venezuela… Hasta ahora.
«¿Qué cómo me siento? A ver, desde la semana pasada soy la escoria que manchó el tricolor nacional porque quise que una niña no ganara el Miss Venezuela; un showsero que puso a las mujeres en dos bandos por una simple corona, el jurado que más se merecía ser botado de la Organización. Esto último es mentira, by the way. Yo renuncié y por una muy buena razón. Pero estoy bien, muy bien. Siéndole fiel a mis principios, ¿cómo voy a sentirme mal?», fue lo primero que dijo mientras se sentaba, sosegado, para comenzar esta entrevista.
Acomodándose entre los coloridos cojines del gran sofá de cuero vino tinto que funcionaría como su espacio seguro, a su sonrisa jamás se le bajó el suiche.
«Debo acotar: ante tanta negatividad y una lista interminable de comentarios destructivos que me siguen afectando muchísimo, se siente bien estar aquí hablando de esto, a pesar de mi promesa de no hacerlo. Gracias por la oportunidad», expresó.
Juan José Aguerrevere Branger
Pocos conocen su historia, pero sus apellidos evocan linaje criollo. En su ADN hay fusión de los Aguerrevere, personas muy correctas y honestas, y los Branger, las más chifladas del planeta. «Esta amalgama crea la loquera que ves aquí sentado hoy día. Con el sentido del humor más agudo, pero con una clara razón de país y de ser», acotó indagando en su árbol genealógico.
Juan José Aguerrevere, el papá de su tatarabuelo, fue el primer presidente del Colegio de Ingenieros y Santiago un importante geólogo venezolano. Los Branger, por su parte, fueron «dueños» de casi toda Valencia gracias a una marca de telares y al popular Aceite Branca.
En su casa, sin embargo, más que de estirpes, se enfocaron en educarlo para ser una buena persona. «Además, nos enseñaron que no está bien tener la razón, porque si no, ¿dónde queda la curiosidad? Preguntar era casi una regla en mi casa tanto como lo fue el sentido del humor. El sarcasmo era mordaz, absurdo y sabrosísimo. Aún lo mantengo y Dios me lo guarde».
De «Totin», como le dicen desde pequeño, queda mucho. En su vida sobra singularidad, misma que le fue inculcada por sus abuelas; la Aguerrevere que se disfrazaba de payaso en carnavales y le enseñaba todo lo referente al Adviento; y la Branger, que parecía sacada de Los Aristogatos y era amante de las orquídeas. «Y así quiero seguir siempre, inspirándome en ellas para ser la mejor versión de mí mismo».
El “buhonero intelectual”
Su sencillez habla por sí sola. Pero que eso no te embauque. «Toto te puede dar una redoblona en conversa cuando quieras, donde sea, a la hora que sea», señaló en tercera persona.
Juan José es columnista, guionista, locutor, traductor y abogado. También es licenciado en Estudios Liberales. No es periodista, pero bien que lo parece y si fuese Ministro de Educación, obligaría a que las escuelas tuviesen un sexto año enfocado en cómo pagar impuestos, cambiar cauchos, hacer un huevo frito o cómo casarse bien. Aprender a ser adulto, para él, es de suma importancia porque –a los 17 y por muchos años– se sintió perdido entre tanta expectativa.
Vivió una vida que consideró prestada gracias al consejo de su padre, alguien a quien ama profundamente, pero que le dio el peor consejo del mundo: conviértete en abogado. «De eso me di cuenta un día estando en los tribunales, con 22, sudado a tres tablas, vestido de flux y con un lápiz mongol en el bolsillo. Listo para el ataque, pero por dentro muriéndome porque quería ser y hacer otra cosa». Hoy día, se identifica mejor con la palabra buhonero porque tiene, actualmente, 9 trabajos.
“Le facturo a nueve empresas distintas y eso no es más que ser un buhonero con caché, vamos a estar claros”
Está convencido de que Toto y Juan José son completamente distintos. «Son dos caras de la misma moneda y por eso me ha costado mucho llegar a gustarme». Todo esto a pesar de ser considerado (por muchos, incluyendo a su amigo Nelson Bocaranda), como una persona con extraordinarios dotes y dones.
Con un blog a cuestas, y aún cuando la frase trending topic carecía de significado, comenzó su viaje en este camino de la opinión personal convertida en tendencia. La realización de ser escritor, una idílica recomendación de Erika de la Vega, un programa de radio y tres libros después, lo separaron de su pasado mientras se deshacía de algunos disfraces. Y así nace el Toto Aguerrevere de hoy.
Un gran plagiador con sueños de ser mini pop
«Siempre dije que escribo para mis 5 mejores amigos. Por eso soy tan honesto. Juraba que eran los únicos que me veían o leían. Y es mentira, ellos son los únicos que no lo hacen, que odian todo lo que hago. Me llaman el gran plagiador porque me robo todos sus cuentos, ajá, pero ninguno de ellos va a escribir un libro; yo sí», declaró entre risas al abordarlo sobre el tema de convertirse en tendencia a la buena… o a la mala.
«Mi miedo más grande es ser popular. Aquí todo el mundo tiene camisas de sé icónico o be cool, eso no es para mí. Mi mayor aspiración es ser normal y no lo he logrado como quisiera», expresó. «Que te reconozcan por algo que tú no buscaste, sino más allá de decir la verdad y ser honesto, es asumir eso: que no eres normal».
Siempre se considerará un frustrado del mundo del espectáculo porque nunca llegó a ser mini pop. Toda su vida quiso entretener, por eso veía a Gilberto Correa con tanta reverencia desde pequeño.
“Más que tener el don de la palabra, tengo el don de embustero, eso significa hacer ver que sabes de mucho. Tengo una cultura oceánica con un dedo de profundidad”
Los derechos igualitarios
«Toda la vida me he sentido desempleado. Esto de ser buhonero y tener 9 empleos no es fácil», comentó. «Nunca tuve el trabajo de 9 a 5, cosa que me hubiese facilitado la vida, pero no sirvo para trabajar en oficina. No puedo cumplir horarios y eso que me encanta regirme por ellos. Además, viviendo emparejado, tu día a día cambia. Estando soltero, podía pasarme todo el día en la computadora haciendo mil trabajos sin pararle bolas a la hora, pero ya no puedo hacer eso. Tengo una vida que vivir y una pareja con la que compartir».
Sobre ser abiertamente homosexual, cosa que destapó a su tiempo y a su manera, destacó que nunca le prestó atención al qué dirán. «Yo sentí, y por eso decidí mostrarlo, que mi pareja se lo merecía. Él es fantástico. Además, si tengo los cojones mostrar las locuras que hacen mi mamá y mi papá, que son como Los Picapiedras, ¿por qué no hablaría o mostraría a Jaime?», atajó. «Ojo, no quiero ser estandarte o bandera de un movimiento, sino mostrar mi normalidad. Y gracias a Dios nunca he sido target de haters. La discriminación nunca nos ha tocado a la puerta», agregó.
Toto Aguerrevere cree que el mito de que Venezuela es una sociedad machista y conservadora se repite como quien dice el cerro Ávila es un volcán. «Así nos educaron y no tenemos la valentía de discutirlo abiertamente, pero deberíamos», acotó. Agregó que de ser artífice de una ley que respete sus derechos, haría que los diputados de este país pusieran sus creencias e intereses religiosos de lado ante los del colectivo. «A ellos no se les escoge para hacer lo que ellos creen que está bien sino lo que sea mejor para sus electores. Ese es el error de no contar con personas que hicieron o estudiaron política como carrera. Se engavetan leyes que son necesarias para todos», declaró.
Hablando de tendencias
El Miss Venezuela estuvo banneado en su diccionario por los últimos 7 días en los que el escándalo se instaló en su vida. Sin embargo, su pasión al abordar el tema sigue latente.
Hizo un recuento sobre la historia del concurso y el show donde participó Marena Bencomo le viene a la mente como la mejor producción en la historia del certamen. Joaquín Riviera hizo un despliegue de más de 200 personas en el Poliedro con un musical de piratas que, hasta la fecha, considera insuperable.
Destaca, a su vez, que Carolina Izsák, quien resultó ganadora en 1991, es la mujer más espectacular que existe en el planeta. «Lo mantengo hasta el sol de hoy, incluso si está fuera del ojo público. Es la miss más hermosa que ha pisado el concurso».
Si fuese productor del certamen, señaló, lo cambiaría al 1000%. «Trataría de hacer un espectáculo de apenas 2 horas, absolutamente moderno, colmado de luces pero donde todo fluyera mucho más rápido. Además, lo haría pensando en las conversaciones que tienen las mujeres hoy día, no en los trajes de baño, los peinados o los cuerpos».
«Actualmente, seguimos en una fórmula estética miss que no representa a las mujeres de hoy en día. Siendo su profesor les pregunté mucho, si fuesen coronadas, ¿de qué estarían hablando? Ser miss no es un trabajo sino lo que haces con tu vida que te hace ser una embajadora de algo como esto», destacó.
Desde adentro
Primero, fue jurado en 2012 de carambola, rememoró. Pero entró en definitiva para ser parte de la Organización cuando Mariem Velazco le pidió apoyo en la elaboración de su discurso para el Miss Internacional (Tokio 2018).
«Me dijo que quería hablar sobre armas nucleares y eso me pareció interesantísimo, hasta que reconoció que no sabía nada sobre el tema», dijo. «En ese instante me nació el chip de la importancia de ser auténtico. ¿Qué hacía Mariem con su vida? Entre otras cosas, era cuenta cuentos. Así que, partiendo de ahí, promocionamos la lectura a través de esa experiencia. Escribimos un discurso sensacional y eso la ayudó a ganar el concurso. Fue mi primera reina», destacó.
El resto sería historia y Toto sería entonces uno más de los profesores de la Quinta Miss Venezuela. Le dio clases a Mariángel Villasmil, Luiseth Materán, Alejandra Conde y Amanda Dudamel, a la que sigue entrenando.
«La gente inteligente, y que tiene conversación, es la más auténtica. Ser miss no basta. No puedes decirme que es tu sueño desde pequeña porque no te vamos a escoger por eso, vamos a escogerte a pesar de eso», recalcó. «A mí me interesa lo que tienes que decir al día siguiente de ganar la corona. Me contrataron para moldear el cerebro, todo lo demás, el cuerpo y los vestidos, que me parecen horrendos, por cierto, no son mi departamento».
Con tanto amor y tanto por hacer, ¿qué fue lo que pasó entonces? ¿Por qué renunció Toto Aguerrevere a cambiar el curso del Miss Venezuela?
«Sin amarillismos o chismes, y porque la Organización y yo quedamos en los mejores términos, puedo decir que las instrucciones no quedaron claras nunca. Ni de parte de ellos o nosotros los jurados. Nunca debimos continuar con el proceso de selección sin haber entendido las reglas del juego primero», rescató.
Sube la temperatura
Si nos hubiesen dicho que seríamos un adorno, perfecto. Con consciencia, hubiésemos aceptado, o no, la tarea de jurados. Pero eso no ocurrió y entramos al Poliedro pensando que teníamos el poder de decisión», señaló. «Cuando pasa la noche y vimos que la señorita Diana Silva se coronó, una niña espectacular, por cierto, pero que para el jurado no era la ganadora, nos quedamos atónitos», recalcó Aguerrevere en tono serio. Primera vez en esta hora de conversación que frunció el ceño y perdió la sonrisa. «Diez de los once jurados habíamos escogido unánimemente. Ella no fue».
Toto pensó que el concurso debió parar en este instante. «Aquí está pasando algo raro, nos dijimos. Van a coronar a la equivocada y van a tener que quitarle la corona como pasó en el Miss Universo con Miss Colombia», describió, reviviendo el tenso momento. «De hecho, salimos corriendo a hablar con Nina Sicilia, pero la sorpresa fue cuando nos paró en seco y dijo: No hay ningún error».
«Eso fue muy decepcionante. Estábamos mentalizados en que le habíamos cambiado la vida a una mujer distinta y que no fuese así», recapituló. «La democracia es así, dijo Nina, Diana Silva ganó por democracia arrolladora. Se acepta y punto». Y así lo hicieron.
Un problema que se magnificó
«Quiero que se entienda algo. Lo defiendo a capa y espada: no estoy en desacuerdo por la decisión sino con el proceso que no se explicó. Respeté el sistema de votación cuando la misma Nina vino a mi programa de radio y entendimos cómo se llegó a ese punto», aclaró.
Todo estuvo bien hasta que la Organización Miss Venezuela dio a conocer su postura en un comunicado.
«No sabemos por qué les extraña pues este ha sido el sistema de votación por todos los años», dijeron. «Después de 5 días en silencio, dejando a las muchachas confundidas sin saber qué pasó, tienen el tupé de acusarnos de tergiversar la verdad como jurado», atisbó. «Eso me hizo molestar horriblemente. Fue muy deshonesto cómo nos echaron a la calle. Por esa razón renuncié en el acto. No lo iba a aceptar porque no me educaron para negociar mis principios sino para ser honesto».
Para Aguerrevere, la organización tuvo un compromiso con 24 mujeres que nunca cumplió. Tenía que rendirle honores a su palabra y no lo hizo. «A los 2 minutos de renunciar me llamaron tanto Nina como María Gabriela Isler. Sin mediar más palabra les dije que esto es lo más deshonesto que me han hecho en la vida. Y lo mantengo, incluso luego de que me afirmaran que el comunicado no era conmigo sino con los demás», subrayó.
De esta manera, Toto mantiene su renuncia, “porque no puedo trabajar en una casa en donde me digan que soy deshonesto”.
«Esa semana, si hubiese podido haber mandado a la mierda mis redes, lo hubiese hecho. Nunca, hablando con la honestidad, había estado preparado para que cuestionasen la verdad de 11 personas que no tienen nada que ganar con lo que pasó. Todos los que estábamos ahí tenemos otros intereses», dijo. «Si yo hubiese sido la Organización, publicaría el conteo, al notario y los resultados. Cosa que jamás hicieron».
¿Regresaría Toto al Miss Venezuela?
Pensando largo y tendido, contestó que está abierto. «Nada es definitivo en esta vida. Recuerda que mi interés no es preparar a una mujer para ser Miss Universo, eso es asintótico. Mi interés es hacerlo para el día después».
Por ahora, sigue honrando su palabra de preparar a Amanda Dudamel para Miss Universo. «Un compromiso que tengo hasta el 15 de enero cuando le toque competir y que no pienso echar por la borda».
Sobre la Organización, espera que se entienda por qué fue un error de comunicación entre personas adultas, un error de todos. «Ojalá tomen todo esto como un aprendizaje. Mi labor con la marca del Miss Venezuela no es transformarla, soy un mero profesor de oratoria. Lo que pasa es que tuve el interés y la pasión de decir: en mis manos está el futuro de una mujer que yo necesito que sea una persona y no un producto de belleza», expresó.
“Entiendan que yo gané una miseria; no estuve en el Miss por el dinero. Simplemente lo hice desinteresadamente porque quería ayudar a mujeres a cambiar sus vidas para mejor”
Así, el niño más gallo del mundo, dice, estuvo –y sigue– en boca de todos por ser sincero, algo a lo que nunca renunciará. Con dos lattes enormes encima, se despidió tranquilo y contento por el desahogo. Es el mismo Toto Aguerrevere que ama el color azul, que no sabe jugar fútbol y que muere por una torta de chocolate; el mismo estudiante de 16 y no de 20 que, a la fecha, tuvo que hacer un ejercicio duro para entender que los comentarios malsanos reflejan más sobre la persona que los hace que sobre sí mismo.
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