El domingo 16 de octubre fue la primera vez que Antonio Hernández usó los 120 litros de gasolina que el gobierno de Nicolás Maduro asignó por el Sistema Patria a choferes del transporte público de todo el país.
Como si se tratara de un sueño, Antonio (nombre cambiado por temor a represalias) recuerda que esa tarde llegó a la estación de servicio más cercana a su residencia en Charallave, estado Miranda, y en menos de 15 minutos el tanque de su autobús estaba al máximo de su capacidad (90 litros de gasolina).
Al siguiente día, antes de tomar su acostumbrada taza de café, ingresó al Sistema Patria y ahí estaban de nuevo 120 litros de gasolina a su disposición.
Esto forma parte del nuevo plan de abastecimiento al sector transporte público que ofrece un cupo diario por unidad de 120 litros de gasolina y hasta 400 litros para diésel o gasoil. La medida fue aplaudida por los transportistas, pues antes trabajaban a medias: realizaban pocas vueltas en el día para poder rendir los pocos litros que le daban dos veces por semana.
Ahora, el número de estaciones autorizadas para vender y despachar combustible subsidiado al transporte pasó de 80 a 600 en todo el país. El único requisito para acceder al carburante es presentar la huella dactilar en el Sistema Biopago.
“Este nuevo método ha sido beneficioso porque ahorita se está atendiendo a todo el transporte público, sin listado y sin limitaciones. Me parece muy bien”, dijo a El Nacional Nelson Vivas, presidente de la línea Conductores La India, que cubre la ruta de Antímano al centro de Caracas.
En la antigua metodología, los despachos de la gasolina al sector transporte se realizaban por una lista, organizada por los presidentes de las líneas, que enviaban a la Fundación Fondo Nacional de Transporte Urbano (Fontur) y era controlada por funcionarios de esta institución pública en las estaciones de servicio.
“Pero tardaba mucho para incluir a compañeros que recuperaban sus vehículos o compraban nuevas unidades porque había que llenar una serie de requisitos. El proceso de inclusión al sistema duraba aproximadamente seis meses”, explicó Vivas.
Sin limitación ni control
El presidente de la línea Conductores La India agradeció que con el nuevo plan de subsidio se atienda a 100% de los choferes. Afirmó que no existe limitación alguna, pues en todas las bombas están atendiendo al sector transporte.
Sin embargo, en la Asociación Metropolitana de expendedores de combustible de Distrito Capital, Miranda y La Guaira (Metrogas) rechazan que no exista control alguno sobre los cupos que les están otorgando a los transportistas.
“Ese cupo puede tener muy contentos a los prestadores del servicio del transporte público, pero se está haciendo un uso vicioso, que ha traído una masificación; ahora se ha multiplicado el número de personas a las cuales tenemos que atender producto de que no hay un control. Ellos están recibiendo 120 litros diarios, pero no los consumen, negocian”, afirmó Ana María Urdaneta, presidenta de la asociación.
Detalló que las personas obtienen varios tickets del Sistema Biopago porque no existe un límite al colocar la huella dactilar y luego los negocian con otra persona. “Esto ha traído unas condiciones, en cierta forma, de corrupción que se habían venido controlando. Pero eso escapa de nuestras manos”, señaló.
La representante de la asociación, que agrupa a más de 160 estaciones de servicio, afirmó que como consecuencia de la cantidad de litros de combustible diario que les aprueban a los transportistas se ha incrementado la poca posibilidad de controles y nuevamente problemas para mantener el orden de los usuarios ante la masificación de personas.
“Siento que hemos involucionado porque íbamos por buen camino, tanto para el Estado, Pdvsa y para nosotros, en ir normalizando el servicio y haciendo justicia del costo de la gasolina que debe pagar cada venezolano, y resulta que ahora hemos retrocedido; las colas se están presentado y eso trae desorden y enfrentamientos. Se hace muy difícil trabajar con el público cuando hay una apetencia demasiado grande. Ahora se consume más. Nosotros vendíamos diariamente 13.500 litros y ahora se venden entre 20.000 y 21.000”, dijo.
Pese a ello, Urdaneta destacó que son las decisiones que toma Pdvsa y que ellos solo siguen directrices. Rechazó además que el gobierno no incluya a los expendedores de combustible en las mesas de negociaciones para articular una solución conjunta en las tomas de decisiones.
“Primero tenemos que sentarnos a conversar para saber cuál es la idea que ellos manejan y del por qué han tomado este tipo de decisiones. Una vez que conozcamos cuáles son esas políticas, estoy segura de que pudiéramos presentar, como siempre lo hemos hecho, opciones de solución ante estas situaciones”, dijo.
Una realidad poco conocida
A mediados de 2020, el gobierno de Maduro implementó el subsidio de la gasolina en Venezuela. Desde entonces había estaciones 100% subsidio transporte público a escala nacional que se han visto afectadas porque tenían más de dos años sin cobrar por sus servicios, y pese a ello estaban obligadas a atender el transporte público.
A juicio de Urdaneta, estaban siendo en cierta manera “tomadas por Fontur y otros organismos”, que fueron asignados a estas estaciones de servicio y eran los que tenían el control en el despacho del combustible, “lo cual es responsabilidad de una persona tercera privada”.
“Eso nos afectó a nosotros los gasolineros venezolanos, puesto que no teníamos ingresos y no han reconocido los más de dos años que se trabajó sirviendo al transporte público”, dijo.
Esta situación trajo como consecuencia un gran deterioro a las estaciones de servicio: “No tenemos, hasta ahora, un responsable, aunque sabemos quiénes son los responsables, pero no tenemos quien responda al deterioro. Todas las responsabilidades recaen en nosotros, que somos los que tenemos la concesión por parte de Pdvsa; mas estos organismos han causado una serie de daños y estragos en las estaciones que hoy estamos afrontando y no tenemos a nadie que los asuma”.
“A partir de que se dio la orden de que el transporte público fuera atendido por la mayoría de las estaciones de servicio, por supuesto que esas estaciones de transporte público sienten un alivio porque ahora ellas pueden cobrar y algo les está ingresando. Solo las estaciones de transporte público apenas están cobrando. Las otras que son subsidio, no”, agregó.
Detalló que hay tres modalidades de estaciones de servicio: las internacionales, que no se han visto afectadas; las 100% transporte público, que son las más afectadas, y las estaciones de servicio subsidio, que reciben un pago mínimo, el cual, reconoció, ha ido mejorando poco a poco.
Sin embargo, destacó que Pdvsa sigue teniendo muchas deudas con el gremio, que todavía no ha reconocido: “Estamos hablando de miles de dólares a nivel nacional. Es una deuda grande. Son insuficientes los ingresos que recibimos y no nos permiten mantener a 100% las estaciones. Esa es la parte negativa de este subsidio”.
La presidenta de Metrogas denunció además que hay muchos roces entre los organismos de seguridad y los dueños de las bombas ante la “pretensión de intervenir” en los aspectos, desde el punto de vista administrativo, de las estaciones de servicio, situación que calificó de injusta porque en la mayoría de los casos los gasolineros son los más perjudicados.
“A veces somos tratados como militares. Los funcionarios de la GNB que vienen a nuestras estaciones creen que nosotros estamos subordinados a ellos, y están equivocados. Pareciera que no estuvieran claros que su función es prestar vigilancia y seguridad para que el servicio se lleve a cabo sin ningún problema… todo lo que suceda en la estación es nuestra responsabilidad, quienes pagamos las facturas somos nosotros. Hago un llamado a que se les recuerde cuáles son sus funciones y a que guarden el respeto debido hacia nosotros, los concesionarios”, señaló.
“Es una hecatombe económica”
Para Iván Freites, secretario de Profesionales y Técnicos de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros, el abastecimiento de 120 litros de gasolina al sector transporte público “es una hecatombe económica” para la empresa petrolera venezolana. A su juicio, este plan destruirá aún más lo poco que queda de las refinerías que, a pesar del deterioro que han sufrido en los últimos 23 años, siguen produciendo fielmente para el país.
“Ninguna empresa sobrevive regalando lo que produce. Pdvsa está quebrada, destruida. Y si además de eso el régimen decide que de lo poquito que produce Pdvsa se va a regalar, entonces imagínate. Todo lo que sale, no tiene devolución en cash. Esa empresa seguirá destruida, estancada. Manteniéndose no sé cómo. Sus trabajadores empobrecidos, hambrientos”, expresó.
Todo el aparato productivo de refinación del país está destruido por los años de falta de mantenimiento y desinversión. Para el año 2000, aseguró Freites, la capacidad nacional de refinación de crudo era de 1.300.000 barriles, ahora es de 400.000 barriles, aproximadamente.
De acuerdo con cifras del gremio de sindicalistas petroleros, en Venezuela se está produciendo 125.000 barriles de gasolina diarios: 105.000 del Centro de Refinación Paraguaná, conformada por la refinería de Amuay y Cardón; y 20.000 que se producen en Puerto La Cruz. Pese a que en El Palito no se está produciendo gasolina, envía para Amuay lo que produce para que sea convertido en gasolina y diésel.
“A esos 125.000 barriles de gasolina debemos descontarle lo que se va para Cuba, que es aproximadamente 50% de la producción nacional, y además otro 25% para el tráfico de combustible en el tráfico interno. Es decir, apenas queda para la gente el otro 25% que es el que se distribuye a precio subsidiado. Ahí entran los transportistas. No tengo la cifra de cuántos transportistas gozan de este subsidio, pero por cada conductor dan casi un barril, que tiene 159 litros de gasolina”, indicó Freites.
“Cuando haya una falla en la industria, que baje la producción a niveles de 30.000 barriles, ahí vendrá el problema para los transportistas, y esos 120 litros no se los podrán dar porque primero se debe cumplir con 75% para Cuba y aquellos que maneja en tráfico ilegal de combustible en lo interno de Venezuela”, agregó.
Aseveró que en Venezuela ya no se produce gasolina de 91 o 95 octanos, sino una muy por debajo de los estándares internacionales y con altos componentes de azufre “y otros aromáticos”, lo que impide que sea exportable.
El sindicalista informó que Amuay es la única refinería que tiene operativa la unidad de craqueo catalítico.
“La planta de alquilato, de nafta, reformadores, y todas esas plantas que tiene que ver con la producción de gasolina, están paradas. Cardón solo tiene la planta reformador de nafta. El servicio lo pusieron la semana antepasada, después de casi dos meses paralizado. Está produciendo aproximadamente 23.000 barriles de gasolina, lo que llamamos nosotros reformados. Las otras plantas productoras de gasolina están paradas. Eso no es de ahorita, eso tiene años… Eso es lo que tenemos a nivel de producción de gasolina con las refinerías en Venezuela”, señaló.
¿Hay suficiente combustible?
Freites manifestó que el gobierno no tiene la capacidad de recuperar la normalización de la producción del combustible, y menos de abarcar la demanda de combustible en el país.
“El problemas es gravísimo porque se necesitaría demasiado capital para invertir en la recuperación de esa normalización y además se necesitaría mano de obra especializada, que no la hay en el país”, dijo el representante gremial.
El presidente de la línea Conductores La India aseguró por su parte que, a pesar de que Caracas recibe un trato especial en cuanto al suministro del combustible, continúan las largas colas en las estaciones de servicio.
Dijo que esa situación se debe a que muchos transportistas de ciudades cercanas como Guatire, Guarenas, Valles del Tuy y Altos Mirandinos, entre otros, visitan la capital para equipar sus tanques.
“No hay el suficiente combustible. Ese es el gran problema que tenemos ahorita. Hay bombas que tienen que atender más de 300 unidades y solo llegan 13.000 litros de gasolina, que alcanzan para equipar solo a 130 transportistas, entendiendo que cada unidad se lleve 100 litros de combustible. Eso está ocurriendo en la mayoría de las bombas, por lo que muchos compañeros se han visto obligados a pernoctar en las estaciones de servicio, poniendo en peligro su integridad física y la seguridad de la unidad”, dijo.
A ello se suman las fallas con la señal que presenta el sistema de biopago en las estaciones: “Eso también genera más colas”.
“No tengo mucha esperanza de que esta situación cambie”
Sobre el panorama que se vislumbra para Venezuela el venidero año 2023 en cuanto a la crisis de la gasolina, la presidenta de Metrogas expresó que tiene poca esperanza de que la situación mejore mientras el Estado no los tome en cuenta, siendo el último eslabón de la cadena que permite surtir cada uno de los vehículos que se desplazan por el país.
“No tengo mucha esperanza de que esta situación cambie si no se sientan a conversar con nosotros para poder hacerles llegar todos los problemas que se nos están presentando y brindar soluciones. Somos gasolineros por generaciones, conocemos bien el negocio, los riesgos, la manera como podemos solucionar una crisis que se nos pueda presentar, y eso lo ofrecemos como tarjeta de presentación de garantías para ser escuchados. Pero la política no depende de nosotros, lamentándolo mucho”, dijo.
Agregó que son una asociación sin ideologización política que trabajan para servir al público y al país: “Lo que queremos es prestar un servicio de calidad”.
Freites aseguró entretanto que no se espera nada bueno mientras que en el país no haya democracia y Estado de derecho.
“Mientras Venezuela siga sin poder adquisitivo no se va a recuperar el país. El país no se va a recuperar con gente hambrienta, con gente saliendo corriendo por una selva, corriendo del régimen que impera en Venezuela. La nación no se va a recuperar mientras nosotros no recuperemos la democracia, la institucionalidad democrática, no recuperemos el poder adquisitivo de los trabajadores”, expresó.
Noticias Relacionadas
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional