Recientemente el dictador Nicolás Maduro salió con otra de las suyas. Resaltó, en un acto público, la presencia de una de sus boxeadoras favoritas por haberle dado una golpiza a la diputada opositora María Corina Machado, en pleno recinto parlamentario. Maduro “recordó el pasado martes la ocasión en la que se produjo una pelea entre diputados oficialistas y opositores durante una sesión de la Asamblea Nacional en 2013 y rememoró la agresión física de la dirigente Nancy Ascencio contra María Corina Machado”, con esos términos divulgaron la información muchos medios de comunicación.
En ese plano tenemos al verdadero Maduro. El que promueve la violencia, el que además la celebra y la premia, elevando a altas responsabilidades públicas a quienes se hacen meritorios de significativas distinciones por agredir a periodistas, a empresarios, a trabajadores agropecuarios y a dirigentes políticos, como tantas veces hemos visto, atónitos, tales escenas propias de la era de la barbarie.
Pero la capacidad de impostura de esos populistas da para todo. Así tenemos que Maduro se fue a la cumbre de Egipto a izar banderas de paz, mientras en Venezuela le concede laureles a quienes la ejecutan en nombre de su revolución del socialismo del siglo XXI. Reafirma el compromiso de su revolución con la agenda aprobada en la cita de París el año 2015, para transitar hacia la descarbonización y rejura que tomará medidas para contener los ecocidios; sin embargo, auspicia todo tipo de explotaciones fuera de controles en minas que están ubicadas en zonas protegidas ambientalmente.
Importantes líderes del mundo invocan la fórmula del diálogo para que los venezolanos podamos dirimir diferencias, como si se tratara de una polarización de fuerzas dentro de un país democrático. Sabemos que algunos de esos líderes proceden de muy buena fe. Por eso hay que decirles la verdad de todo cuanto acontece en Venezuela. Por ejemplo, ¿cómo pueden celebrarse elecciones en un país donde la libertad de expresión no existe? Un dato para respaldar esta conclusión: Maduro ha cerrado más de 100 emisoras de radio en lo que va de año. Se mantiene firme el robo de las instalaciones del diario El Nacional y como acto de cinismo, la persona que motorizó ese asalto, Diosdado Cabello, anuncia que “el 18 y 19 de noviembre se reunirá en Caracas un grupo de trabajo del Foro de Sao Paulo, agrupación que concentra a partidos y grupos políticos de izquierda de América”.
Lo insólito y por demás cínico es que -de manera extraoficial se corrió la voz- se firmará un Protocolo de Cooperación entre la Universidad Internacional de las Comunicaciones, que está ubicada en el edificio expropiado a El Nacional, y el Foro de Sao Paulo.
Saquen ustedes sus propias conclusiones, estimados lectores.
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