Hebe de Bonafini, fallecida este domingo a los 93 años, fue quizás la más conocida de las Madres de Plaza de Mayo, ese grupo de mujeres que a lo largo de 45 años ha persistido en la búsqueda de sus hijos desaparecidos en Argentina.
Ataviada siempre con el pañuelo blanco, símbolo de la lucha de las Madres de Plaza de Mayo, fue también la más controversial de ellas. Siempre apasionada, se caracterizó por sus declaraciones viscerales y posiciones políticas radicales.
Nacida el 4 de diciembre en Ensenada, cerca de la ciudad de La Plata, a unos 60 kms de Buenos Aires, Bonafini era solamente un ama de casa hasta que comenzó la última dictadura argentina (1976-83).
Pero en 1977 fueron secuestrados y desaparecidos sus hijos Jorge Omar (el 8 de febrero) y Raúl Alfredo (el 6 de diciembre). Meses más tarde, el 25 de mayo de 1978, también su nuera, María Elena Bugnone Cepeda, esposa de Jorge Omar, fue desaparecida.
«Me olvidé de quién era el día en que ellos desaparecieron, nunca pensé más en mí», dijo Bonafini hace poco, en ocasión de la inauguración de una exposición fotográfica sobre su biografía en el Centro Cultural Kirchner, de Buenos Aires.
Su esposo Humberto Alfredo Bonafini falleció en 1982.
La ronda de las locas
En la búsqueda de sus hijos conoció a Azucena Villaflor, quien le propuso un día ir a la Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, sede de la presidencia, con una carta para el dictador Jorge Videla.
El 30 de abril de 1977, las primeras madres se reunieron en la céntrica plaza.
«Nos empezamos a juntar cada vez más en la plaza. Al principio no caminábamos, estábamos reunidas, hasta que un día vino la policía, nos pegó, nos dijeron ‘caminen’, nos agarramos del brazo y empezamos a caminar de a dos», había relatado Bonafini. Las llamaban «las locas de la plaza».
La ronda que comenzó en aquellos días en los que se encontraron prácticamente solas frente a la ferocidad de los represores y el miedo de la sociedad no se interrumpió nunca más.
Se mantuvo todos los jueves, hasta que llegó la pandemia del covid-19 y entonces Hebe de Bonafini siguió desde su casa, con una emisión de radio.
Su hija María Alejandra, la única que le quedó, la despidió emocionada este domingo: «¡La seguiremos encontrando a Hebe en la Plaza y en las luchas del pueblo!», escribió en una carta pública.
La lucha de las Madres despertó la solidaridad internacional. Hebe de Bonafini fue subida a los escenarios por el británico Sting y los irlandeses U2; en París, Yves Montand, Simone Signoret, Catherine Deneuve y también François Mitterrand se manifestaron frente a la sede de la embajada argentina.
Polémica y visceral
Los enfrentamientos por motivos políticos con otras dirigentes llevaron en 1986 a la división de la organización, que quedó partida en dos: Madres de Plaza de Mayo y Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora.
En los años recientes fue indagada en una causa por supuesto desvío de fondos públicos en la fundación Sueños compartidos, creada para hacer proyectos de vivienda popular.
Polémica, a Hebe de Bonafini se le recuerda por sus declaraciones provocadoras y viscerales, como cuando en ocasión del atentado contra las Torres Gemelas dijo: «No voy a ser hipócrita con este tema. No me dolió para nada».
En 2015, condenó el ataque a la revista satírica francesa Charlie Hebdo, pero sostuvo que «la Francia colonialista que dejó a miles de pequeños países en la ruina no tiene autoridad moral para hablar de terrorismo criminal».
Cercana a los expresidentes argentinos Néstor y Cristina Kirchner, Hebe de Bonafini fue recibida con entusiasmo por los principales líderes de la izquierda latinoamericana, desde Fidel Castro hasta Hugo Chávez o Evo Morales.
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