El cineasta neoyorquino Martin Scorsese, de origen italiano, que cumplió el jueves 80 años convertido en un ícono del cine, debutó en la dirección con el largometraje Quién llama a mi puerta (1968) y pronto le siguieron los exitosos: Malas calles (1973) y Taxi driver (1976), donde se dejaban ver ya dos de sus fetiches: la Gran Manzana y Robert de Niro.
Otra oda a la ciudad que nunca duerme fue el musical New York, New York (1977), protagonizada por Liza Minnelli y De Niro. Pese a que la cinta no tuvo un buen recibimiento, la banda sonora, compuesta por la canción homónima, se convirtió en un himno de Nueva York tras adquirir su fama con la versión de Frank Sinatra.
Scorsese, que nació en el barrio Flushing de Queens y estudió en la Universidad de Nueva York, donde después impartió clases, terminó aquella década en San Francisco con «El último vals» (1978).
En los ochenta dirigió una de sus producciones más aclamadas: Toro salvaje (1980), también protagonizada por De Niro que tuvo que trasformar su cuerpo para encarnar los altibajos del campeón de boxeo Jake LaMotta.
Pese a haber recuperado el clamor de los cinéfilos, por sus problemas con las drogas a raíz de una crisis personal, Scorsese empezó a elegir sus próximas películas más por el cheque final que por el proyecto en sí, como fue el caso de El rey de la comedia (1982) o El color del dinero (1986).
Pero el rumbo de su carrera volvió a cambiar con Jo, ¡qué noche! (1985), donde Nueva York, y en concreto el barrio de SoHo, era un protagonista más. Con esta cinta el cineasta se hizo en Cannes con el premio al mejor director.
En Historias de Nueva York (1989), película que esta compuesta por tres historias que tienen en común la Gran Manzana, Scorsese comparte el título de director con Francis Ford Coppola y Woody Allen, otros dos directores que también son sinónimo de la ciudad de asfalto recorrida por los taxis amarillos.
Se fue a Las Vegas para narrar el drama criminal Casino (1995), otro icono del cine de gánsteres estadounidense, pero regresó a su ciudad natal con la aplaudida Gánsters de Nueva York (2002), donde se ve otro de sus actores fetiche: Leonardo DiCaprio, que es el protagonista de cinco de sus producciones. De Niro, por su parte, ha trabajado en ocho de sus películas.
DiCaprio también protagonizó El lobo de Wall Street (2013) para contar un retrato ácido y despiadado sobre los excesos, las estafas y los egos que dominan el barrio financiero de Nueva York.
Por su última película El irlandés (2019), estuvo nominado al Oscar al Mejor Director. Scorsese ha sido nominado casi una decena de veces, pero solo Los infiltrados (2006) ganó la estatuilla.
Su último trabajo ha sido la mini serie Supongamos que Nueva York es una ciudad (2021), en la que se descubre la ubre a través de los ojos de la escritora Fran Lebowitz mediante sus paseos y entrevistas con Martin Scorsese
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