La educación de un pueblo es la mejor muestra de su ADN, de sus creencias, valores, búsquedas, apertura y desafíos. Entre nosotros una cierta ciudadana nombrada ministra de educación por este régimen instó a los “maestros” a reorientar sus vidas; sugirió, sin pena alguna: “Como gobernadora, exhorto públicamente a los docentes a «ser creativos» y «buscar otros oficios», tales como vender bananas, verduras o galletas, «hacer vestidos, a trabajar en casas de familias o a vender ropa» para que el sueldo les pueda alcanzar.
Esta advertencia fue anterior a la irrupción del desafío de los docentes venezolanos, dado el estado de miseria que los abatía, al promover una huelga del gremio. Allí pudimos conocer a una venezolana de un rango distinto, la maestra Elsa Castillo, quien nos alentó con su carácter y fuerza a emprender el necesario combate para salvar la educación y con ello nuestro país: ¿Cómo podemos trabajar con hambre? Los educadores reciben entre 3,29 dólares y 5,06 dólares mensuales. Apenas pueden cubrir 1,91% de la canasta alimentaria. Resultados de esta tragedia, denunciada por la maestra Castillo, es la encuesta ENCOVI que informa su impacto: “Se estima que 1,5 millones de niños, niñas y adolescentes no están escolarizados actualmente en Venezuela, no hay iniciativas del Estado a favor de la retención y reinserción escolar que integre medidas de reforzamiento pedagógico, alimentación, transporte, cuya meta sea incorporar nuevamente a los menores de edad que han abandonado el sistema educativo
Al menos 1,5 millones de niños, niñas y adolescentes se quedaron fuera del sistema educativo en el período 2021-2022, de acuerdo con los datos obtenidos por la encuesta Encovi 2022, realizada por el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB).El estudio señala que en 2021 se registraron 550.000 estudiantes menos respecto a 2019-2020, mientras que para 2022 otros 190.000 abandonaron los estudios. Aun así, cunde cínicamente la mentira de una Venezuela que se está arreglando mientras la educación de las nuevas generaciones se deteriora aceleradamente, frente a la incapacidad y desinterés de rectificación por parte del régimen.
La maestra Castillo valientemente denuncia que el régimen venezolano pretende eliminar la profesión docente, acabar con los maestros y profesores, algo nunca acometido por las peores dictaduras conocidas. Estos son los anuncios más graves que se han recibido en nuestro país, peor que la destrucción de Pdvsa, que la extracción ilegal de oro y la proliferación del narcotráfico. Peor, porque anuncia un futuro en el que millones de venezolanos no tendrán los recursos, los conocimientos, las destrezas para emprender un camino basado en un potencial humano que les permita actuar como ciudadanos responsables de su futuro. La crisis de la educación, la hambruna de los maestros, la huida de profesionales calificados es la peor tragedia que puede sufrir una sociedad, es robar las fuerzas para reconstruirnos, para ingresar a un mundo que avanza vertiginosamente en el cual la ciencia y la tecnología imponen cada día nuevos retos,descubren perspectivas de innovación hasta ahora ignoradas.
Una de las señales más duras de la crisis educativa es el estado actual de una institución como el Instituto Pedagógico de Caracas, hoy prácticamente en ruinas, lleno de basura, refugio de indigentes. Un instituto que inspirado en el gran maestro Luis Beltrán Prieto formó a los mejores profesores que hemos tenido en las aulas. Aspirantes a docentes que realizaban sus prácticas en una edificación aledaña al Pedagógico, el Liceo Aplicación, que tal como su nombre lo indica era el recinto natural de evaluación de los aspirantes a enseñar las nuevas generaciones. El maestro Luis Beltrán Prieto predicaba “una educación para la formación del hombre integral en su postura de miembro de una comunidad, de ciudadano libre y responsable con el desarrollo económico social, capaz de incidir en el beneficio de todos. Los principios de la Escuela Nueva, de donde se nutre gran parte de la teoría pedagógica de Prieto, lo llevan a postular una escuela que eduque en libertad y en el amor a la justicia y a la ley para enseñar a los venezolanos a vivir socialmente en libertad y en paz”.
Hoy parece estar todo arrasado por una gran tormenta signada por el odio, la venganza, la ideologización destructiva. Los docentes provienen del infame programa Chamba Juvenil, diseñado para sacar a los jóvenes de sus liceos y de sus aulas distrayéndolos con salarios miserables, ejerciendo tareas sin ningún contenido de aprendizaje. En la escala salarial de los maestros hay dos categorías, docentes y no docentes, una política del régimen que explica en parte por qué 35% de los jóvenes de entre 12 y 17 años de edad y 22% de entre 18 y 24 años han abandonado los estudios, supuestamente porque no lo consideran importante
Pregunto, ¿quiénes serán esos no-docentes que el ministerio de Educación admite como enseñantes de nuestra juventud, en cuyas manos está la suerte de miles de escolares? ¿Cuál nivel de educación tendrán?, ¿acaso ser docentes para ellos será una chamba como cualquier otra, no será aquella condición privilegiada que en los países de mejor vida se premia y califica con los mayores honores? No es casual que la ley que crea la Chamba Juvenil en su artículo primero señale: “La presente ley tiene como objeto la inserción laboral, la activación productiva y desarrollo intelectual, garantizando el proceso social de trabajo de las y los chambistas y con ello, la superación de las formas de explotación capitalista, la producción de bienes y servicios soberanos de las manos de la juventud, para preservar la independencia de la patria, la creación de condiciones materiales, sociales y espirituales para satisfacer las necesidades humanas desde la justa tarea de distribución de las riquezas, con profunda valoración ética del trabajo y con garantías a la participación efectiva, suficiente y oportuna, de carácter consciente y solidaria de los trabajadoras y trabajadores jóvenes en los procesos de transformación social en sus entidades de trabajo para permitir a las familias ser el espacio fundamental para el desarrollo integral de las personas y lograr una sociedad justa y amante de la paz consustanciados con el ideario bolivariano”
En pocas palabras, se cambian maestros formados por chambistas, apartan a los jóvenes de sus procesos de aprendizaje, de la formación como seres humanos responsables y de la posibilidad de adquirir conocimientos y destrezas, endilgándoles tareas de corte ideológico político que violan la libertad personal que les corresponde como ciudadanos libres.
Maestros enfrentando hambruna, niños y jóvenes fuera de las aulas y no-docentes encargados de la educación son grandes delitos contra nuestra sociedad que debemos enfrentar. No podemos cerrar los ojos porque proliferen bodegones, automóviles y restaurantes de lujo en manos de minúsculos grupos de cómplices del régimen, mientras a las nuevas generaciones de venezolanos se les roba el futuro y se pretende encerrarlos en tareas políticas fracasadas, contrariadas por la historia de la humanidad. Vale preguntar: ¿En cuál país el socialismo comunista ha significado la redención del pueblo y la educación haya sido clave para la redención? Veamos la desgracia de Cuba y del bloque soviético. Si aceptamos la destrucción educativa y los maestros en hambruna la oscuridad será total en nuestro país. Estamos a tiempo de parar este proceso destructivo de la nueva generación, de maestros y profesores, los verdaderos docentes que urgentemente requiere nuestro país.
Sin embargo, un rayo de luz nos ilumina: el poeta Rafael Cadenas recibe el mayor premio en lengua hispana.
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