Apóyanos

Pablo Pulido: “Eso hay que hacerlo”

    • X
    • Facebook
    • Whatsapp
    • Telegram
    • Linkedin
    • Email
  • X
  • Facebook
  • Whatsapp
  • Telegram
  • Linkedin
  • Email

Adán Celis: La aventura de crear

Le quiero enviar un gran saludo a don Pablo Pulido en ocasión del maravilloso reconocimiento que le da la Unimet con un Doctorado Honoris Causa absolutamente justificado. Es más: creo que estaba en deuda la universidad y el país con su maravillosa obra.

Don Pablo acompañó al señor Mendoza en la aventura de crear iniciativas para ayudar a los venezolanos: el Hospital Ortopédico Infantil, el Centro Médico Docente La Trinidad, La Fundación Mendoza, la Fundación Universidad Metropolitana y la Unimet.

Espero que tenga muchísimos años aportando al país su sabiduría, su consejo, su fuerza y sus ganas.

Él inspira a seguir adelante con visión y calidad humana.

Es un gran orgullo tenerlo de amigo.

Eugenio Mendoza: un hombre muy venezolano

Pablo siempre ha estado cerca médicamente en mi vida. Él da respuestas estudiadas. No sé en qué tiempo lo hace. Desde que lo conozco, ha trabajado toda su vida hasta las 2 y 3 de la mañana. Y, después, a las 6, estaba en la Universidad, o en lo que tuviese que hacer.

Es un hombre muy venezolano, retador. Te da confianza. Su liderazgo no consiste en gritos, manotadas. Tampoco es exceso de cariño. Es un liderazgo intelectual.

Cuando empezó a trabajar como médico en el Centro Médico de San Bernardino, se dio la idea de hacer el Centro Médico Docente La Trinidad, su obra de mayor influencia. Pablo fue clave en este proyecto con el doctor Alberto Guinand. Consideraban que hacía falta una institución de alta calidad médica y educativa.

Cuando salió del Ministerio de Sanidad Pablo volvió a encargarse del Hospital Ortopédico Infantil. La última renovación que se hizo fue el año antepasado. Había que hacer quirófanos nuevos. Todos estábamos preocupados por los costos. Pablo dijo: “Eso hay que hacerlo”. Se empeñó en llevarlo adelante en diciembre. Ya el 18 de enero estábamos operando. Ese es Pablo.

Fernando M. Reimers: retrato del hombre sencillo

Qué bueno que la Universidad Metropolitana reconozca la obra de Pablo Pulido con un doctorado honorario. Este reconocimiento es un ejemplo de esa Venezuela buena, generosa y comprometida por forjar un futuro mejor.

Pablo va dejando un magnífico ejemplo de lo que significa ser arquitecto de la propia vida y forjador de comunidades. Buen hombre, con excelente sentido del humor, cuánto he disfrutado sus historias.

Pero él es más de hacer que de formar alharacas. No sé si le viene de su genio andino –o de su juventud en México– la desconfianza por ser el centro de la atención.

Su espíritu emprendedor hace de cada desafío una oportunidad. He visto su capacidad de tejer redes cuando Pablo y Luisa fueron fellows de la iniciativa de liderazgo avanzado en Harvard. Pablo educó e intentó entusiasmar en proyectos concernientes a Venezuela a buena parte de su promoción.

Sencillo, sin aspavientos, está a gusto en una buena poltrona o en un escalón. Lo recuerdo visitando a mi suegro en Boston: sentado en una silla plegable, almorzó con nosotros en el estacionamiento de nuestra casa, cuando las limitaciones de movilidad de mi suegro hacían difícil otro tipo de visita.

George Bocaranda: el líder tenaz

El doctor Pulido tiene un liderazgo impresionante. Si ve una pared de piedra, él le hace un hueco. El terreno donde se construyó el Centro Médico Docente La Trinidad tenía una quebrada. “Vamos a moverla”, dijo, “o no podremos hacer el proyecto”.

En 1970 me invitó al acto de fundación de la Universidad Metropolitana. El Consejo resolvió mudarse de San Bernardino a La Urbina en octubre de 1977. Estábamos en enero, no se había pegado un ladrillo. Después de mucha discusión, Mendoza puntualizó: Esto va aquí, donde estoy poniendo el dedo. Construiremos. Tienen 9 meses para estar dando clases allí”.

Recibimos la donación del terreno, pero estaba invadido por 220 ranchos. Había un barrio donde hoy está la sede principal y nos pidieron la opinión de un especialista de Inglaterra. Vio el terreno y comentó: “Es imposible hacer una universidad. La topografía es imposible: tiene quebradas, cerro de arriba abajo”.

Pero lo hicimos. Me encomendaron el traslado de 220 viviendas en más de 2 años. Había que comprar las bienhechurías, una casita a cada familia, trasladarlas. Cada caso era diferente.

Pulido sabe transmitir pasión a sus colaboradores y escuchar diferentes opiniones para encontrar el camino.

Herman Sholtz: Herman Sholtz

Cuando Pablo Pulido diseñó el Centro Médico Docente La Trinidad tomó en cuenta la atención con los pacientes y la educación.

No es un hospital sencillo, donde vemos a los pacientes y se van para su casa. Aquí parte de la función es hacer docencia: tenemos 10 posgrados y 27 cursos de perfeccionamiento profesional.

Todas las semanas me reúno con el doctor Pulido. Tiene 86 años y sigue pensando qué hacer. Estamos enfocados en crear un instituto de educación superior de investigación y salud. Así todos los médicos tenemos que estar al día, estudiando.

Es lo que el doctor Pulido nos ha inculcado: “No quiero que me alcancen, quiero que me pasen”. De ahí su visión de futuro: siempre nos enseña que los obstáculos son circunstancias superables. Y hay que seguir adelante con la capacidad de colocar la mente en el futuro. Todas las semanas pregunta: “¿Qué es lo que ves tú? ¿Para dónde vamos? ¿Qué inventamos?”.

Me llama la atención su claridad de pensamiento. Te llena de vida, te empuja, te sientes casi como hijo de él. Tienes una persona al lado que te va a dar la mano. Yo se lo agradezco muchísimo.

Jacobo Rubinstein: envío al amigo

Me uno a todas las felicitaciones por este reconocimiento a tu larga y fructífera trayectoria. Ha sido un privilegio para mí participar en numerosos proyectos contigo.

En lo profesional siempre me ha impresionado el impacto de tus proyectos en las áreas médicas, hospitalarias y de salud pública, así como en la formación de las nuevas generaciones.

Lo más inspirador es tu capacidad de pensar en grande y convocar a las mejores mentes y organizaciones del ámbito mundial para traer, a todo lo que te propones, las innovaciones y las mejores prácticas.

En lo personal agradezco tu cariño y el de tu familia, quizás heredado del Jacobo Rubinstein que trabajó en Viposa y otras empresas del Grupo. O también por ser mi policía cardíaco en los exámenes médicos anuales en el Centro Médico Docente La Trinidad.

Dicen: «Por sus frutos lo conoceréis». Sin duda son tus hijos y sus logros el testimonio de una formación extraordinaria lograda en el hogar con tu querida esposa.

Para terminar, Pablo, sigue inspirando con tu gran visión y tu capacidad de acción, con la mirada hacia el futuro, impactando de manera positiva todo lo que tocas.

José María de Viana: la fundación de la Unimet

Corría el año 2017 cuando el doctor Pulido me invitó a trabajar con él en Fundamet para apoyar a la Universidad Metropolitana. No conocía bien los orígenes de la Universidad. Con enorme curiosidad investigué sobre sus fundadores.

Siendo Pulido fundador, promotor y testigo privilegiado de tan importante hazaña, no resistí la curiosidad de preguntarle: “¿Por qué durante el año 1970, cuando Venezuela era el país más rico de Latinoamérica, con un ingreso per cápita superior a España, Grecia e Israel, ustedes decidieron crear una nueva universidad, si ya existían las universidades nacionales autónomas, la Universidad Simón Bolívar, la UCAB y la Universidad Santa María, entre otras, en un país de tan solo 10 millones de habitantes?”.

Pulido me respondió: “Porque estábamos convencidos de que la empresa más trascendente, la más perdurable, la más necesaria era convertir en realidad el sueño de una universidad para crear talento, para sembrar prosperidad, para cultivar el futuro”.

Esa universidad necesaria fue la Unimet.

Hoy bella, presente y fecunda, 52 años después todo el país sabe que es el mejor sueño que sus fundadores pudieron lograr.

José Octavio Isea: el imprescindible

Bertold Brecht decía: “Hay hombres que luchan un día y son buenos, hay hombres que luchan muchos días y son mejores, pero, hay hombres que luchan toda la vida, estos son los imprescindibles”. Eso es Pablo Pulido.

Luis Eduardo Parodi: la persistencia del visionario

El doctor Pulido siempre tiene ideas muy innovadoras: le sobra buen ánimo, paciencia y tolerancia. Es muy perseverante en todo lo que quiere emprender.

Coincidimos en el entusiasmo especial por la educación. Sin los debidos cambios en este ámbito, él considera que es imposible lograr transformaciones profundas en el país y sus organizaciones. Estos principios se han visto plasmados en el Centro Médico Docente La Trinidad, el Hospital Ortopédico Infantil y la Universidad Metropolitana.

Pienso que una de las cosas más interesantes del doctor Pulido es su inagotabilidad. No hay día en que no se le esté ocurriendo una nueva idea. Siempre las está generando. Y siempre busca cómo irlas aterrizando. Es admirable que tenga una mente tan clara, avanzada, vital, visionaria.

Yo creo que lo marcó mucho la época en que tuvo la responsabilidad de estar en el Ministerio de Salud. Probablemente, desde mucho antes, ya tenía la inquietud de generar apoyos para la salud del país. Pero considero que desde su experiencia como ministro le quedó más acentuada la responsabilidad que podemos tener en la transformación del sector. Estos rasgos marcan todos los días su mente y su corazón.

Luis Miguel da Gamma: el creador de relevos

Ingresé en la Unimet en la década de los 80. Ya había fallecido don Eugenio Mendoza, pero tuve la oportunidad de tratar muy de cerca al doctor Pulido y apreciar su liderazgo.

Conté con su apoyo desde el primer día que me tocó la inmensa responsabilidad de presidir el Consejo Superior. Recuerdo sus recomendaciones durante el diseño del proceso de transformación. En una sesión, realizada el 16 de septiembre del 2019, recibí un escrito de su puño y letra. Decía: “Hay que reinventar la Universidad”.

Desde entonces no ha dejado de apoyarnos en la transformación de la Unimet. Si bien su larga trayectoria ha tenido como norte la excelencia, tenemos el reto de fortalecerla como un instituto de educación superior fundamental para el desarrollo económico y social de Venezuela.

Resaltamos la dedicación del doctor Pulido a la preparación de la generación de relevo. Sus lecciones nos enseñan a seguir construyendo con trabajo constante cada día.

Siempre ha sabido ocuparse de su sucesión y de formar a Luisa Mariana Pulido. Ella está completamente preparada y con la experiencia para asumir el cargo.

Para mí ha sido un verdadero mentor y maestro.

Tengo un inmenso agradecimiento por tanto ejemplo y compromiso.

Moisés Naím: el que abre las puertas

Pablo Pulido es científico, médico y constructor de instituciones.

Pero él tiene también una descripción que no es empleada usualmente: él es un abridor de puertas.

Pulido le ha abierto la puerta a una gran cantidad de personas: gracias a él, pudieron llegar lejos en el mundo de las ciencias, de las artes, de la medicina y también en la construcción de instituciones, tal y como él lo ha hecho.

Es un placer para mí y un privilegio reconocer al gran doctor Pulido, Pablo Pulido, constructor de instituciones y abridor de puertas.

Natalia Castañón Octavio: Pulido, el custodio

El doctor Pablo Pulido, desde la presidencia de la Fundación Universidad Metropolitana, ha sabido guiar el crecimiento de la Unimet en una dupla benéfica para ambas instancias.

Tuvo siempre muy claro que el deber de Fundamet era custodiar y estimular el crecimiento del patrimonio institucional, sin el cual la Unimet no habría podido expandirse.

Su campus actual es la fiel expresión de los ideales de don Eugenio Mendoza. Supo incorporar a personas de gran valía, justamente como el doctor Pulido, para impulsar el proyecto de la Unimet. El edificio de la Biblioteca Pedro Grases, el Paraninfo Luisa Rodríguez de Mendoza, la Capilla San Miguel Arcángel, la Ciudad del Deporte, cada aula de clases, entre otros hitos urbanísticos de nuestro campus, son y serán el testimonio sincero de sus esfuerzos al frente de Fundamet.

El doctor Pulido ha sido una figura esencial en mi vida unimetana: ha señalado mi camino y mis valores en esta comunidad, primero como estudiante de Educación, después en mi carrera como profesora y gerente académico.

Su ejemplo permite que hoy en la Unimet todos podamos decir con propiedad: ¡mejor es posible!

Rafael Reif: en tiempos de desafíos

A Pablo Pulido y a toda la comunidad reunida para celebrarlo, les deseamos felicidades desde el Massachusetts Institute of Technology.

En tiempos de grandes desafíos para el pueblo venezolano, ustedes se han mantenido firmes, defendiendo y promoviendo las instituciones y los valores que son la base de una sociedad fuerte.

Felicitaciones, doctor Pulido, estoy encantado de verte recibir este maravilloso honor.

El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!

Apoya a El Nacional