Demócratas y republicanos estadounidenses cerraron este lunes una campaña electoral marcada por el devenir de la economía y con un principio fundacional en juego: la democracia, según los progresistas, o el sueño americano, en opinión de los conservadores.
Uno y otro partido dicen estar optimistas, aunque las encuestas sobre las legislativas de este 8 de noviembre inclinan la balanza cada vez más en favor de los republicanos. Según la media ponderada de sondeos efectuada por la web FiveThirtyEight, tienen 54% de posibilidades de hacerse con el Senado y 82% de ganar la Cámara de Representantes.
Los demócratas ostentan la mayoría en ambas cámaras y aunque hay zonas que concentran la atención por el ajustado margen de las previsiones, como Pensilvania o Arizona, las dos formaciones comentan a EFE que su estrategia en estos comicios no ha descuidado ninguno de los 50 estados del país.
«Nuestras políticas le interesan a cada votante. Se trata de sentido común. Todo ciudadano quiere vivir en una comunidad segura, que su hijo reciba una buena educación, tener independencia energética y que se usen nuestros recursos en lugar de los de Venezuela o Arabia Saudí», dice la líder del Partido Republicano, Ronna McDaniel.
Asumió la presidencia de esa institución en enero de 2017 y advierte de que, más que el control del Congreso, cuando este martes se renueve toda la Cámara Baja y un tercio del Senado en las urnas se decidirá en verdad la pervivencia del «sueño americano».
«Los estadounidenses están perdiendo sus ahorros y sus negocios y los niños sufren un retraso histórico en el colegio. Los demócratas están intentando asustar a la gente porque no la pueden mirar a los ojos y decir: ‘Miren lo que hemos hecho para mejorar el país en los últimos dos años'», sostiene.
El bando contrario argumenta en efecto que la democracia peligra si los conservadores se alzan con el poder legislativo y su mayoría saca adelante propuestas como la de imponer un veto al aborto a nivel federal.
«Estamos viendo algo inédito. En lugar de añadir derechos a lo que ya tenemos, se están retirando. Estados Unidos no es así. Hemos visto eso por parte de dictadores en otras naciones. Y es algo por lo que debemos preocuparnos mucho», apunta el presidente del Partido Demócrata, Jaime Harrison.
La estrategia progresista ha invertido unos 73 millones de dólares en esta campaña electoral. En las elecciones de medio mandato de 2018 gastó 30 millones.
«Hemos hecho algunas inversiones históricas. El 6 de enero de 2021 los republicanos casi tomaron el país con la insurrección. Sabíamos que debíamos hacer todo lo posible», agrega el líder de la formación demócrata, evidenciando que la Administración de Joe Biden y su movimiento en su conjunto han removido «cielo y tierra» para aportar alivio a la población.
Su mensaje electoral en esta campaña electoral se ha asentado en los logros legislativos en estos dos años de mandato, con la aprobación entre otras de la Ley para la Reducción de la Inflación, que en septiembre bajó por tercer mes consecutivo hasta 8,2% pero sigue en máximos históricos.
«Los demócratas pueden ir sobre el terreno y defender lo que están haciendo para los estadounidenses. La única baza de los republicanos para conseguir votos ha sido el miedo y mentir a la gente», añade el líder de la formación progresista.
Las acusaciones son cruzadas y la polarización del país evidente. Pero los estadounidenses, según su homóloga republicana, quieren un cambio.
«La mayoría lo está pasando mal ahora mismo. Aguantan el peso de los precios del gas, la inflación. La violencia también es un gran problema. Reprochamos a los demócratas los fracasos bajo su liderazgo», recalca McDaniel.
La recta final de la campaña ha visto a figuras de peso de ambos partidos multiplicar su presencia en los mítines en un intento por movilizar al electorado. Del expresidente republicano Donald Trump (2017-2021) al exmandatario demócrata Barack Obama (2009-2017) o al actual inquilino de la Casa Blanca, el también progresista Biden.
Actos que han tenido un foco especial también en el votante latino. Los republicanos han abierto 21 centros comunitarios hispanos en todo el país, según cifras facilitadas a EFE, y los demócratas han lanzado entre otros «Adelante», programa de iniciativas para llegar a esos electores.
Tradicionalmente el partido en el poder pierde escaños en unos comicios de medio mandato. Y cuando la incertidumbre está tan alta, según concluye Scott Ainsworth, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Georgia, «cualquier comunidad puede marcar la diferencia».
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