Apóyanos

Miradas sobre el mundo: habla Carlos Katan

    • X
    • Facebook
    • Whatsapp
    • Telegram
    • Linkedin
    • Email
  • X
  • Facebook
  • Whatsapp
  • Telegram
  • Linkedin
  • Email

Por NELSON RIVERA

—La pandemia, la debacle económica, la invasión de Rusia a Ucrania, además de otras noticias de repercusión negativa, han oscurecido la perspectiva planetaria. ¿Se ha sentido afectado, amenazado de algún modo?

—Pienso en la última entrevista que dio Passolini antes de morir. En ella decía una frase que, a mi parecer, resume la situación en la que hoy nos encontramos. “Todos estamos en peligro”. Personalmente podría pensar que el efecto de la guerra se siente en nuestro modo de vida en los niveles más básicos, inflación, encarecimiento de las materias prima, aumento del precio de los hidrocarburos, escasez de alimentos, aumento del transporte público. Mientras que el recrudecimiento del discurso belicista va haciendo cada vez más mella dentro de la sociedad y las clases políticas, enfatizando la lógica “amigo/ enemigo”, y dirigiendo la sociedad a posturas cada vez más reaccionarias y peligrosas.

—Una ola de rabia se está expresando en el espacio público, de muchas maneras. Violencias, reacciones políticas, envilecimiento de los discursos. ¿Constituye un peligro la política dictada por el afán de castigo o ella pueda ser una fuerza de cambio no destructivo?

—La política del castigo lo único que produce es el desgaste del tejido social. Si bien, la violencia no debería estar vetada de la política, porque en determinadas situaciones representa un motor de cambio, el afán de castigo a diferencia de la violencia no es capaz de reestructurar y construir, sino más bien es una fuerza puramente destructiva, no es capaz de redistribuir justicia, ni riqueza, es pura aniquilación.

—Importantes autores que demuestran con estadísticas que las cosas en el mundo están hoy mejor que hace unas décadas. Al mismo tiempo, estamos en presencia de un extendido malestar. ¿Podría comentar estos dos hechos? ¿Contradictorios?

—No sé hasta qué punto la idea de que hoy nos encontramos mejor que hace unas décadas es completamente cierta. Parceladamente podríamos decir que sí, los avances tecnológicos y su inclusión en todos los aspectos de la vida nos suponen una gran mejora en términos de bienestar y resolución de problemas concretos. Ahora, si tenemos que poner la balanza frente a los retrocesos sociales ante los cuales nos encontramos, como que la diferencia entre ricos y pobres es cada día más abismal, lo cual se puede traducir en mayores niveles de explotación, mayor precariedad laboral, menor acceso a la salud, la educación, la imparable privatización de lo público, la irreversibilidad del daño que le hemos causado al medio ambiente, la polarización de los discursos políticos, y un tristemente largo etc. Esta idea de “mejora” es bastante cuestionable. Aun así, lo alentador de nuestra época es que hoy contamos con las herramientas para solventar todos estos problemas y lograr tanto una redistribución más justa de riqueza como generar espacios cada día más justos y comunes.

—Se dice: hemos ingresado en un mundo en transición (revolución digital; cultura de las reivindicaciones; cambio climático). ¿Percibe el cambio? ¿Logra verlo o palparlo en el ámbito de su actividad?

—No confío en los “periodos transicionales”, pero aun así creo que en la oscuridad de nuestra época hay un ánimo de cambio, aunque bastante subrepticio de momento.

—El reclamo de que debemos conocer nuestro pasado para caminar hacia el futuro es cada vez más persistente. ¿Es posible encontrar en la historia pistas o respuestas para un futuro que, en muchos aspectos, es inédito?

—Sin duda, poder comprender la historia nos hace más capaces de interpretar nuestro presente. Todo acontecimiento es histórico, y como tal debemos poder entendernos a nosotros mismos dentro de las continuidades, o discotinuidades, temporales que nos presenta la historia como hecho constitutivo de nuestra condición humana. Además, poder comprender la historia, no solo nos sirve para buscar respuestas, sino también para permitirnos formular las preguntas correctas que amerita nuestro presente.

—¿Se plantea preguntas sobre el futuro o sobre su futuro? ¿Por ejemplo?

—Cuál es el devenir de la política en los próximos 10 años, y si podremos sobrevivir al cambio climático

—Vivimos un tiempo de exhibiciones y exhibicionistas. Todo sirve para mostrarse. ¿Le inquieta esta proliferación narcisista? ¿Constituye un peligro para el orden democrático?

—Pienso en Bukele y su afán por mostrarse en redes sociales, en Chávez y sus interminables cadenas y programas de tv que giraban en torno a sí mismo, en Trump y su modo tan inestable y narcisista de dirigir EE UU. En efecto el narcisismo en un peligro para el orden democrático, puesto que impide el reconocimiento del otro.

—Hábleme de lo que le gustaría aprender. De lo que todavía no sabe. De sus aspiraciones espirituales o de conocimiento.

—Creo que para todo lo que quisiera aprender necesitaría por lo menos dos vidas más y aun así me quedaría corto. Pero de momento me quedo tranquilo leyendo a Wittgenstein, tanto intelectual como espiritualmente me mantiene despierto.

—Si le digo la palabra Maestro, ¿en quién piensa? ¿Hay un Maestro al que quisiera expresar su reconocimiento. ¿Por qué?

—Pienso en muchas personas, y en cómo han tenido un papel fundamental en mi vida, en mi formación, no sólo académica o intelectual, sino humana, en el sentido más hondo de lo humano. Quisiera aprovechar para recordar a quien hoy no está, y sería Armando Rojas Guardia, de quien no sólo aprendí sobre poesía, sino que su cercanía representó una verdadera experiencia espiritual.

El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!

Apoya a El Nacional