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Henry Martínez: “No estoy pendiente de la inspiración”

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Al momento de crear la letra de una canción, Henry Martínez se sienta ante la computadora con un diccionario al lado. No espera por la inspiración. Para él, se trata de trabajar y dar con rimas que le conmuevan e impacten. Así, durante su carrera ha creado más de 200 temas interpretados por importantes artistas venezolanos e internacionales.

Ya eres abril, relanzado este año cuando está a poco de cumplir dos décadas, es una muestra de la rigurosidad de su trabajo. En 10 temas Martínez habla sobre el amor, las relaciones, el despecho, incluso dedica uno de ellos a Armando Reverón, contando, en más de cuatro minutos, el proceso creativo del pintor de la luz.

Son canciones influenciadas por distintos géneros, el rock, el jazz, la música contemporánea, la world music, entre otros. Cuenta Martínez que cuando logró el apoyo de la Fundación Bigott para hacer un disco salió con el ingeniero de sonido Juan Carlos Torrealba a comprar unos 15 álbumes que servirían durante el proceso creativo.

“Escuchamos a los mejores e identificamos los sonidos que nos gustaban para el disco. Por ejemplo, una batería, un piano. Juan Carlos lo supo hacer, es un pianista excepcional y tiene un sentido de los arreglos muy claro. Fue un dueto en el que nos acoplamos mucho”, afirma el cantautor.

Sabe que su música no es de la que llega a un público masivo. Pero eso no le preocupa. Lo importante, considera, es la estética y la belleza de cada canción.

Foto: Ramsés Romero

—¿Hizo cambios en este relanzamiento?

—No, no. Lo único fue que quitamos dos canciones que no eran mías. Una era “A tu regreso”, una versión que cantaba con Cecilia Todd, y una versión que cantaba Martirio, la cantante española, que se llama “Sentida canción”. Pero no me pertenecían. Los 10 temas que están sí son míos, que es lo único que he podido tener en más de 50 años. No me quiero quejar como la gente que dice que no le han dado nada, pero bueno, eso es verdad. Nadie apostó a mí, solamente Fundación Bigott. Paradójicamente una productora de cigarrillos fue la que me dio para hacer un disco. Esa posibilidad la tomé y la usé. Al frente de la producción discográfica estaba María Teresa López, excelente persona. Hice ese trabajo con Juan Carlos Torrealba, el hijo de Juan Vicente Torrealba, que está en Estados Unidos. Hicimos esta producción juntos. Yo puse las canciones, la música, excepto un tema que fue con mi gran amigo Ignacio Izcaray, hecho a cuatro manos. Estoy completamente satisfecho de ese disco porque es atemporal. Tú lo escuchas y parece un disco hecho hace cinco años. No hay ninguna incorporación de otro instrumento. Todos están ahí. Pero como Juan Carlos tenía la matriz, la data de cada instrumento, él simplemente hizo una remasterización.

—¿Por qué ha querido relanzar Ya eres abril?

—Simplemente pensé en lanzarlo este año, después de la pandemia. Quería hacerlo antes, pero la pandemia nos atascó en todo, nos paralizó. Estuve tres años estancado, no salía, y si lo hacía era con el tapabocas. Me acostumbré a estar en la habitación leyendo y leyendo. Fue muy duro. Pensaba que algún día la pandemia se acabaría y podría relanzar el disco. Juan Carlos consiguió en Florida un artista gráfico muy bueno, joven, que hizo la carátula. Yo no la hubiese imaginado así, pero después la vi y me gustó; es totalmente diferente a la antigua, que era de colores claros, ocre, verde claro, amarillo. Esta es una carátula para llegarle a la gente. Esta carátula me dio más de lo que pensaba y me gustó mucho, me encanta que sea así, que sea nueva, actual. Aunque tengo 72 años siento que debo estar en el momento, no como los viejos que recuerdan los años 50, los tiempos de Juan Vicente Gómez. No, no, los cambios pasan, y las cosas, la tecnología, la música, las artes, todo, va cambiando, y uno tiene que ir a ese ritmo. No me quedo atrás.

—Podría decirse que cada verso y nota de Ya eres abril son sentidos por el intérprete y por el compositor. ¿Usted qué opina?

—Sí, es verdad. Yo busqué a gente que estaba muy cerca de mí cuando se hizo el disco. Afortunadamente tenía allí a Luz Marina, a Fernando Osorio. Trabajé con Ignacio Izcaray, mi hermano del alma, me ha acompañado en el camino de la composición buscando siempre las mejores letras, frases, trabajando cada expresión y palabra, los adjetivos. Ya para nosotros no hay inspiración, nos sentamos en la computadora a trabajar una letra. Yo me siento con un diccionario de rimas al lado. Porque si estoy escribiendo y no tengo algo a la mano, y menos ahora que se me van muchas cosas con la memoria, entonces busco el diccionario de rimas y me ayudo. Puedo entonces trabajar y hacer que quede bien. No estoy pendiente de la inspiración. Las cosas salen bien cuando te sientas en la computadora y escribes, sea a mano o no. Puedes hacer un trabajo a conciencia en busca de la belleza.

—¿Qué recuerda del lanzamiento, hace 20 años, de Ya eres abril?

—Yo necesitaba personas sensibles para crear canciones con honestidad. Es lo que yo llamo, y lo decía en la Escuela Contemporánea de Carabobo, la ética de la música. Es simplemente expresar y plasmar en notas o frases lo que realmente uno siente y no lo que uno cree que es verdad, porque no correspondería con lo que uno puede sentir en algún momento. Lo primero que hicimos Juan Carlos y yo cuando le dije que tenía un apoyo de la Bigott para hacer el disco fue salir y comprar 15 discos importantes, de todo tipo, de rock, jazz, música contemporánea, world music. Escuchamos a los mejores. Por ejemplo, si una batería nos gustaba, queríamos que estuviese en el disco, o pensábamos cómo tocaba tal músico, cómo toca alguien el piano, tratando de hacer los sonidos que nos gustaban.

—Y además es un disco muy variado. Tiene una canción dedicada a Armando Reverón y otras muy románticas como “No sé en qué momento te perdí”.

—Traté de que no fuera un panfleto. Porque hay posiciones ideológicas que uno tiene que deben estar alejadas porque influyen y pueden convertir una canción en un panfleto. Hay que estar pendiente de eso, de mantener la estética. Si tienes una opinión política, religiosa, filosófica, lo que sea, no hace falta mostrarla en una canción, no lo veo necesario. Salvo que sea en un movimiento, como en Irán, donde las mujeres se están quitando la burka y la gente está protestando: debe haber músicos haciendo canciones para ese momento, para ese levantamiento. Así pienso que las canciones pueden funcionar en un momento dado como pulso para movimientos sociales y políticos que haya en algún país.

—¿Cómo es para usted el proceso para producir una canción?

—Cada compositor tiene sus métodos. Hay muchas opciones. Yo, al principio, hice canciones instrumentales y algunas con letras, por allá por los años 60. Estaba muy chamo, eran canciones muy malas, por supuesto. Pero un amigo mío, Alejandro Benítez, me enseñó a tocar guitarra con música de Brasil. Para mí Brasil fue el secreto de mi música, porque me enseñó a usar acordes que no eran los que enseñaban aquí, en la escuela venezolana rígida, ortodoxa: uno, tres y cinco, cuarta sensible y tónica, por ejemplo, sino que uno podía poner una mayor séptima, una novena, ese tipo de cosas. Por supuesto que Estados Unidos y Europa tienen años trabajando mucho la música y tienen otra tendencia, han llegado a límites grandes de exploraciones que uno no ha tenido porque somos un pueblo joven, no hemos tenido el tiempo de madurar muchas cosas. Pero hemos avanzado. Tú ves a los pianistas nuevos de aquí, los guitarristas, que trabajan los acordes muy bien, también los cuatristas de La Siembra del Cuatro, los armonizan bien, ya no es solo el tono uno, el tres y el cinco, trabajan con armonías muy complejas.

Evidentemente eso es porque hay una evolución de la música. Lo que sí he visto, y esto es una visión muy particular, solo es una observación, es que en estos últimos años no hay tantos compositores o tantas personas que quieran escribir bien, hacer letras para un mercado pequeño, porque todo el mundo quiere alcanzar grandes mercados, y eso no es tan fácil. Habría que hacer una música muy sencilla, elemental, una música binaria rítmicamente, para que la gente la pueda bailar y gozar sin tener que oír letra sino las rimas. Con la canción de autor, que te compromete con un trabajo poético, puedes estar en otro nivel. Yo no pretendo llenar un estadio, nada de eso, sino contar con un público pequeño, 100 personas, 200 personas. Antes tocaba más, en el BCV, en la Ríos Reyna, pero no era esa la intención, la cantidad de público, sino que la gente tuviera la opción de oír otra música, con una letra bien trabajada, música bien hecha, con cierta calidad.

Foto: Ramsés Romero

—Una particularidad del álbum es que son canciones largas, de más de 3 minutos, en un momento en el que el público se ha acostumbrado a lo rápido, a lo corto. ¿Cómo se inserta Ya eres abril en ese contexto?

—Sabía que la llegada de este disco a la radio iba a ser conflictiva, en las redes también. Si algún personal de la radio quería poner canciones mías tenía que cortarlas o hacer un feedback al final para cortarlas. Pero es que las canciones tienen una historia, a veces es corta, a veces es larga, de eso depende el tiempo de la canción. Por ejemplo, la de Reverón es muy larga porque habla de cada uno de sus tiempos, de su pintura blanca, sepia, azul, y entonces tenía que hablar un poco sobre el contexto de él. Yo sabía que ese era el costo, pero lo pagué, y lo pagué sinceramente porque yo puedo estar vivo hoy y mañana no, pero estarán esas canciones en las plataformas, es lo importante.

—También encontramos mucho canto al amor. ¿Cree que sigue existiendo el amor romántico?

—Sí, claro. Hay una esencia. El núcleo del átomo va a estar siempre formado por protones y neutrones, eso no va a cambiar, quizás cambie la integración, unos átomos con otros, otras formas, pero eso siempre estará, la parte de la sensibilidad y los sentimientos son tan importantes. Si me preguntan cuál es la verdad, la única verdad que puedo decir son mis sentimientos, porque yo sé que nadie me puede decir a mí que no quiero a alguien. Cualquier cosa puede ser mentira, la noticia, la información de esto, cualquier cosa, lo que cuenta la gente puede ser verdad o no, pero entonces el amor, cuando la gente lo internaliza y lo siente, resguarda una verdad, esté incorporada la parte sexual o no.

—¿Cómo encuentra la música de hoy día, la más popular? ¿La escucha?

—Yo no escucho realmente tanto, puedo escuchar un reguetón. He estado con gente que me ha recomendado de Bad Bunny, me dicen que es el mejor compositor del mundo. Pero hay cosas diferentes. Está el compositor que vende más y produce más dinero para las disqueras y el mundo, ese es Bad Bunny. Pero hay otros compositores por delante de él, como Chico Buarque, Serrat. Las leyes del mercado son muy complicadas. Yo trabajé dos años para Sonográfica, conocí ese mundo por dentro y sé que la cuestión de las disqueras es complicada. Ya veo por qué se vino abajo, los gastos eran inmensos. Ahora no, tú pones 10 canciones y la gente baja las que más les gusta, tienen su lista de 20 o 100 canciones, no tienen que comprar y consumir las nueve canciones de un disco que quizás no les llena. Son más selectivos.

—En general, ¿cómo percibe el escenario cultural en el país ahora, por ejemplo, con el regreso de los conciertos? ¿Hay un despertar?

—Esto va a funcionar, la apertura está derivada directamente del control del covid, fueron tres años en que nadie produjo nada, yo mismo no produje nada. Tengo es una jubilación médica del seguro y la pensión, pero yo trabajaba con música, haciendo conciertos. Ahora estoy empezando otra vez. Me han planteado tocar en algunos sitios, incluso en house concerts, que cada día son más.

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