El estudio de los partidos políticos se ha enfocado a lo largo de los años en temas como la forma en que los partidos individuales surgen, crecen y se mantienen o decaen con el paso del tiempo, las formas en que pueden desintegrarse o unirse entre sí o realinearse. Las organizaciones políticas se orientan más a ser un vehículo de participación de las personas que a representarla y solucionar sus verdaderos problemas existenciales. En nuestro país existe actualmente un alto grado de polarización “ideológica”, y las organizaciones políticas son protagonista de tan solo momentos históricos electorales. Es decir, que los comicios electorales en Venezuela son únicamente un evento para medir fuerzas y no un medio para que el oficialismo o la oposición impongan de manera significativa sus programas de gobierno en temas sociales relacionados a la complejidad de los procesos sociales.
Las toldas políticas de derecha, centro o izquierda, están cada vez más fuera de la realidad que los conecta con la compleja dinámica de los procesos sociales. Es evidente, que la mayoría de los políticos revolucionarios luchan por el poder movidos por mantener vivo un proyecto y lo hacen apuntalado a un enfoque pragmático. En tal sentido, el agotamiento y declive de las organizaciones políticas se produce desde el momento que a lo interno se origina un abandono en lo formativo y la ausencia de un compromiso real con lo social, dándose así una separación y cierta desvinculación entre los partidos, la sociedad y la propia opinión pública.
A partir del año 1999, Venezuela entra en una etapa de un nuevo proyecto político ideológico que desde la mirada crítica y reflexiva tenía claro su propósito en su propuesta de gobierno donde se avizoraba una pseudo práctica del modelo socialista pero que en lo concreto no era más que el modelo populista, el PSUV se bloqueó tal vez sin darse cuenta de la significación y esencia de lo social, le dio paso a la imposición de prácticas autoritarias e ideas sectarias de conducción política, populismo, corrupción, la negación de una actitud pedagógica verdaderamente de una democracia. Además, se cometió un error cuando se colocó paralelamente a los individuos que están en la burocracia pública como líderes del partido a nivel nacional, regional y municipal. En la revolución queda develado que no había mucha gente para asumir responsabilidades específicas, esa es la tragedia del oficialismo.
Los partidos de oposición hacen más denuncias que propuestas en lo social, pero la mayoría se orientan en la construcción de cambios en sus imágenes, siglas que identifica a las agrupaciones…hasta slogan histriónicos para hacerse sentir, no obstante, lo urgente es renovar su liderazgo, su visión social, articulado a los cambios y necesidades de un nuevo modelo político donde la democracia pueda reinventarse con la participación de la unidad con diversos factores excluidos por intereses particulares, lograr la determinación de un mensaje esperanzador y comprometido con los procesos sociales.
Los partidos opositores están disminuidos en capital político, desorientados por la contradicción existente entre los resultados de los últimos estudios de opinión que revelan el rechazo 85% que tiene la gestión de Maduro y la pasividad que tiene la gente por salir del régimen… siempre viene la gran pregunta ¿y por qué no cae? …será que los verdaderos actores que hacen los cambios están en un proceso de reconfiguración en sus reflexiones y tienen nuevas exigencias articuladas a los dinámicos y complejos procesos sociales.
La población venezolana está, de una forma u otra, controlada por el Gobierno y según nuestros estudios de opinión pública 65% no milita o simpatiza en partidos políticos. Una forma de fortalecer la desmotivación hacia los partidos es maniatándolos en su participación en la dinámica del país. Para ello se han servido de las instituciones y órganos de seguridad del Estado, que actúan con total arbitrariedad. Queda revelado que los procesos sociales cuando entran en una dimensión de crisis no se resuelven con revisiones interesadas por parte de los partidos en sus prácticas, se trata de una intensa labor que permita a todas las toldas políticas ganarse la confianza de la población sin distingo de color político, con acciones que discursos trasnochados o desfasados por el tiempo. Extrapolando un concepto de la psicología clínica, podría decirse que en Venezuela en este momento histórico impera la desesperanza aprendida, las organizaciones políticas de la oposición tienen una responsabilidad directa en esta compleja realidad.
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