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600 meses de gratitud

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Con el permiso de mis amigos lectores y con la venia de mis editores de El Nacional, hoy quiero referirme a un hecho que marca un hito trascendental en mi vida: cumplir 50 años, o como yo digo: 600 meses de gratitud en la vida.

El viaje empezó el 5 de noviembre de 1972. Creo que ha sido un viaje muy tranquilo no tengo quejas si no palabras de gratitud para la vida, el universo, Dios y mis padres porque yo he llegado a este punto de la vida gracias a ellos que me colocaron en el lugar en el que hoy estoy. Lamentablemente mi padre se fue el año 2018, pero debo decirles que hoy lo siento más presente que nunca.

Algunos amigos dicen que ya pasé la mitad de la vida; vengo -a Dios gracias- de familias muy longevas dado que recientemente falleció un tío que llegó a cumplir 100 años; y un par de tías paternas que superaron los 80; y mi mismo padre llegó a los 83, lo que me da pensar qué estoy en buen camino. Dios me continúe dando la dicha de seguir viajando en esta ruta con la paz y calma que hasta hoy.

El mejor homenaje que le puedo hacer a la vida es de gratitud total. Una experiencia maravillosa. 600 meses de constante conocer, aprender, entender. Sencillamente soy una hormiga entre los más de 8.000 millones de habitantes que tiene la Tierra; este globo que está flotando -por así decirlo- en una de miles de galaxias que son una parte infinitamente minúscula del gran Universo creado por Dios. Un instante apenas dentro de los millones de años luz que le tomó formar y expandirse al Universo.

El resumen de mis 600 meses es: experiencia, felicidad y gratitud. Si alguien me pregunta qué es “la felicidad”, en el marco de mis 600 meses de vida, particularmente descubrí que la felicidad llegó, para mí: viajando, leyendo un buen libro, conociendo la historia, jugando golf, tomando buen café, conociendo culturas, conociendo personas y principalmente escuchándolas; pero la felicidad más grande es trabajar. Estar activo. Hacer. Pensar. Crear. No hay mejor felicidad que la de producir.

Esos son momentos de felicidad que pude, de alguna forma, contribuir al crecimiento de mi espíritu: para un tipo como yo que no viene de una cultura marítima, no hay otra cosa tan tremendamente bella como pisar la blanca arena de la playa en costas del estado de Florida o California, mis favoritos en Estados Unidos;  tomar un delicioso espresso o haber estado en la punta de la torre Eiffel, luego de caminar por los campos Elíseos parisinos; felicidad fue también la experiencia de comer el famoso Kimchi en restaurantes de Seúl, Corea del Sur. Estar montado, o subido, o arriba de avión, eso fue siempre para mí un particular estado de felicidad. Viajé miles de millas por el trabajo. Varios continentes, todo el norte, centro y sur América. Trabajando y aprendiendo, conociendo y experimentando.

En 50 años pude tener la dicha y el placer de tener en mi oficina un par de cuadros, de algún artista, pero lo más grato fue conversar con el artista para entender cuál ha sido su motivación y el estímulo para realizar tal obra; de alguna manera quiero entender cómo es que pueden pintar tan lindo y alegrarme tanto.

Algunos pendientes que, Dios mediante, voy a completar: tocar el acordeón y, de ser posible, me gustaría ser miembro de un estudio (una empresa) de arquitectos: tengo muy buenos diseños en la cabeza -ciertamente no soy formado en arquitectura- quizás soy un arquitecto frustrado no lo sé; pero sí me gustaría ser parte de esos estudios de arquitectura para dar ideas de diseños, para dar idea de espacios, de profundidades, de iluminación todo con el ánimo de crear: me gusta mucho crear y me gusta mucho ayudar a crear entonces quizás este es una de mis tareas pendientes que quizá la realice en estos próximos 600 meses.

Ciertamente uno de los motivos de felicidad para todos, y en particular para mí, es la familia. Ya cumplí cómo dice el famoso antiguo dicho con plantar un árbol, tener hijos, pero me falta escribir el libro, aunque en esta parte debo reconocer que el libro lo tengo escrito en los ya cientos de columnas publicadas en varios periódicos latinoamericanos, del cual debo destacar principalmente El Nacional de Caracas, aquí agradezco por haberme recibido desde hace muchos años y considero a este rotativo mi casa personal. Seguramente las columnas ni debieron ser exquisitas ni científicamente irrefutables, pero son parte de mi expresar y con seguridad que no han tenido ningún ánimo de denostar a nadie, sino más bien provocar a conversar y eso sí: promover y defender los valores de la libertad, libre empresa, democracia y liberalismo.

Otro aspecto que me da satisfacción, en retrospectiva, en este último quinquenio, es que: hay gente muy joven (damas y caballeros) que se acercan a preguntarme si yo podría darles “un consejo”, teniendo en cuenta que las generaciones de hoy viven en un mundo de tecnología en donde ya nadie pide consejos ni nadie tiene el atrevimiento de darlos, porque sencillamente todas -o el 99,99% de las preguntas y respuestas- están ya en Google. Al llegar a los 50 años o 600 meses tengo ese raro privilegio de ser requerido para dar consejos. Y cuando los doy temo quedar corto o no llenar las expectativas de mis requirentes. Pero el principal consejo que doy es: vivan el hoy sin el estrés que significa el futuro ni atormentados por el pasado; parece una regla muy simple y sencilla, pero es bien compleja de poder aplicar. En mi caso, por ejemplo, no vivo atormentado por el futuro ni con tanta nostalgia del pasado. A veces ocurre que sí, hay días que nos invaden las tristezas del pasado y las angustias del futuro; y eso impide disfrutar del presente; pero estoy en el ejercicio diario de poder disfrutar del presente con más ahínco, aunque es un ejercicio y es una gimnasia qué requiere mucha fuerza, mucha disciplina entonces ese es el consejo que le doy a las mujeres y hombres jóvenes que están entre los 18 y los 30 años: vivan el presente no tengan pena del pasado y no vivan preocupados o atormentados por el futuro finalmente Dios va a proveer para todos.

En 600 meses es difícil hacer un resumen de todo lo lindo que me tocó disfrutar. Me quedo con las amistades: las amistades son lo más precioso que tengo. Gracias a todos ellos. Tampoco sería justo hacer un resumen de los principales libros leídos o películas vistas porque quedaría de deudor conmigo mismo: pero quiero destacar algunas qué particularmente fueron una especie de faro en mi caminar, películas como por supuesto toda la saga de Star Wars que acompañan a mi generación (a los que nacimos entre 1972 a 1982), o las maravillas del genio Stanley Kubrick (desde Odisea 2001 hasta The Shinning) y todas sus películas, por supuesto no puedo dejar de nombrar La Lista de Schindler que me hizo entender el sufrimiento europeo del pueblo judío ante la barbarie del fascismo nazi.

Centenar de libros leídos con convicción (con anotaciones y subrayados en sus propias hojas), desde los densos de filosofía, o administración o derecho; pero prefiero mencionar a algunos que me acompañan siempre: Le Matin Des Magiciens (de Louis Pauwels y Jacques Bergier) me ayudó a entender cómo funciona este mundo desde bambalinas o Los enemigos del comercio (2008, 3 tomos) de don Antonio Escohotado que me hizo comprender la versatilidad y el camino adecuado que nos plantea el liberalismo (democracia liberal de libre empresa) como única forma de poder transformar la sociedad y hacer la próspera derribando desmitificando los mitos del socialismo que no funciona.

Mi relación con el universo con Dios y con la Biblia: fui educado católico y quizá en algún momento (por haber leído bastante) hice muchas preguntas que quizá quedan con la simple pero poderosa respuesta de la fe que nos enseña nuestra religión cristiana.

Si me preguntan cuál ha sido mi relación con los animales, con la naturaleza con el entorno ambiental: creo yo que fui y soy muy respetuoso de nuestra naturaleza vengo de raíces de provincia (de campo, de bosque, allá se aprende desde cómo montar caballo hasta encender una fogata) donde conocí la naturaleza y el valor de los animales en todo su esplendor; creo que ya entiendo y respeto a la naturaleza no solamente desde la perspectiva económica sino desde la perspectiva del sustento y del complemento de vida. En nuestra vida urbana, ciertamente, los perros siempre fueron y son parte irrenunciable de nuestras vidas. En lo particular estos 600 meses los perretes son gran compañía: me quedo con la frase de los memes que circulan en redes sociales: “me dicen loco por hablar con mi perro; en todo caso estaría loco si no converso con mi perro”.

Si me preguntan por mi relación con las personas y especialmente las mujeres: traté de llegar a tener “un millón de amigos” como aconseja la canción cantada por el brasileño Roberto Carlos; y a las mujeres de mi vida a las damas que me acompañaron en diversos trechos de mis 600 meses les agradezco, a todas: crecí, maduré, viví, fui feliz gracias a las mujeres de mi vida.

Me queda mucho por hacer creo yo, en lo profesional; resta seguir aprendiendo y aportando.  Y bueno entiendo que la vida es un constante viaje. Y una constante oportunidad. Tuve la suerte laboral de desempeñar y desarrollarme profesionalmente en muchas regiones de mi país y en países diferentes en América Latina: ello me dio una visión totalmente global de lo que son las sociedades, sus comportamientos, sus virtudes y anhelos, cómo se mueve la economía y cuáles son las culturas organizacionales corporativas que tiene cada una de estas empresas en las que estuve. El aprendizaje continúa.

Si me preguntan sobre los sueños:  aquí va un ensayo de respuesta:  creo que el hombre no deja de soñar nunca; todos los días sueño como si fuera un muchacho recién egresado e la universidad. Es el sueño permanente de ser feliz.

No pretendo dar lecciones de vida nadie, falta más; solamente estoy escribiendo un testimonio con la generosidad que me permite El Nacional de este mi paso de 600 meses en esta vida. No soy un CEO de una gran corporación, ni una figura pública de alta exposición; no he sido nunca un artista destacado ni una estrella de cine ni un político de primera línea, sino siempre fui un ciudadano ocupado en combatir diariamente a favor del liberalismo, de la democracia, de la libertad, la libre empresa y la libre iniciativa Y este 50 años significan para mí un nuevo impulso y una nueva energía. Un 2.0. Vengo renovado, de manera que este 5 de noviembre de 2022 a las 5:00 de la tarde (según mi madre y mi documento de identidad) cumplo 50 años. Volveré a nacer y entraré al mundo, Dios mediante con pie derecho, con fuerza y con fe esperando de que todo sea diferente para mi vida para la vida de mi entorno de mi sociedad de mi ciudad en esta inauguración de mis próximos 600 meses.

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