Gracias a Dios el deporte existe. Cualquier disciplina que se practique con seriedad es fundamental para la formación integral de los niños y de los jóvenes. Todas tienen normas, reglas básicas y la obligación de desarrollar un espíritu de solidaridad que, hasta inconscientemente, será de gran utilidad en la vida.
Esta semana me alejo un poco de los problemas diarios de la nación ya que una de mis preocupaciones fundamentales está en el grave deterioro del sistema educativo a todos los niveles. A pesar de eso, es enorme la expectativa sobre el final del beisbol de las grandes Ligas y del inmediato inicio de la temporada profesional de Venezuela. Las discusiones crecen, tanto en relación con cuanto sucede en el norte como en lo concerniente a nuestra Liga de Beisbol Profesional.
Algunos pensarán que se trata de una deformación inexplicable en un político todavía activo que se inició a muy temprana edad. Lo que poca gente sabe es que, incluso después de habernos iniciado en la política partidista, tanto mi hermano Fernando, recientemente fallecido, como yo hacíamos tiempo para jugar beisbol en las organizaciones amateurs de las que formamos parte durante años. Fernando fue una súper estrella como primera base en todas las categorías. Era de los pocos ambidiestros de la época y la comparación como bateador con Mickey Mantle era inevitable dada esa característica. Confieso que yo no era malo, pero no tan bueno como Fernando. Sin embargo, pude jugar en todos los niveles no profesionales de aquel tiempo.
Fernando llegó a recibir una formal oferta de los Indios –hoy Guardianes- de Cleveland para que se reportase a los campos de entrenamiento previos al inicio de la temporada mayor. Estoy seguro de que hubiera sido un fenómeno, pero en nuestra casa, mamá y papá, en especial la primera mencionada, se opusieron radicalmente y él tuvo que continuar sus estudios. Para ellos, esos guantes, bates y pelotas no servirían mucho en el futuro de sus hijos. Lo importante era estudiar para ingresar a la universidad en buenas condiciones. Así lo hicimos.
Muchas veces conversamos Fernando y yo sobre la importancia del beisbol en nuestras vidas. A los efectos de la política activa aprendimos muchas cosas. Todavía hoy uno sabe cuándo hay que cerrar el cuadro o dejarlo atrás. Acercar o alejar a los jardineros. Robar o impedir que te roben las bases. Uno detecta cuando te están “ensalivando” la bola o poniéndole algo que favorezca las intenciones del lanzador. Cuando tocar y tratar de batear solamente “las buenas”, etc.
En el Zulia, cuando alguien está cometiendo muchas tonterías o haciendo lo indebido, le aplicamos un refrán: “Anda con lo bolazo hinchado”. A todos, alguna vez nos dieron un pelotazo en la cabeza. A veces se hincha.
@osalpaz
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