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Obreros de Hiram Abiff: el iniciado y los poderes psíquicos

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En la historia de la humanidad encontramos la búsqueda de personas que manifiestan poseer poderes psíquicos: los magos, las pitonisas, que incluso los gobernantes de la época no realizaban algo si no era consultado con estos personajes, que llegaron a tener un gran poder, llegando a la fantasía, utilizando objetos que demostraban que tenían poderes sobrenaturales. Las religiones mitológicas, sus dioses poseían impresionantes poderes psíquicos. Para mi comprensión, la mitología se basa en lo fenomenológico, sus dioses con los poderes psíquicos tenían las mismas pasiones, emociones y deseos que tienen los humanos para demostrar su poder. Estamos pasando en este momento como una especie de oscurantismo occidental, pues el ser está tan velado a los planos espirituales, que considera que todo lo que ve es puramente espiritual. El ser humano solo se interesa por lo «fenomenológico» y no por la realidad espiritual de su ser. Se queda en el mundo de la «razón», en el mundo físico, en el mundo horizontal, está muy imbuido por las facultades que se desprenden de su individualidad, que de las proyecciones espirituales que pudiera recibir de la «Unidad». En cierta medida el psiquismo es como un velo que cubre la verdad del ser, pues sus fenómenos deslumbran y dispersan al individuo, pues lo «psíquico» fundamentalmente le interesa el dominio de los individuos y no la búsqueda de ese contacto con la Unidad. Tampoco hay en el psiquismo «poderes mágicos», pues la magia tiene que ser tratada como una ciencia natural y experimental. A pesar de existir «poderes» o «magia», allí no hay nada de espiritual, pues la ignorancia de los que la practican quiere cubrirlo de «elevamiento espiritual» e incluso se pretende de llamar iniciados a los que la ejecutan, no teniendo la menor idea del concepto «Iniciático». No hay más absurdo que un individuo con poderes psíquicos desarrollados camine por los senderos de este plano físico haciendo alarde de ellos, e incluso, usándolos para crear dominio sobre los demás individuos, pretendiendo decir que recibió esos poderes de los más altos niveles superiores en donde supuestamente se inició y le fue dado la proyección espiritual que lo protege. Si estos individuos conocieran lo que es un «iniciado», les daría vergüenza utilizar este término. Un iniciado real, que va en busca de la luz, en busca de la palabra perdida, que no es otra cosa que la verdad, es un ser espiritual humilde, sin hacer alarde de su condición de iniciado. El tener poderes psíquicos, pretender desarrollarlos, o incluso moverse en el mundo de los magos (término mal empleado) es un asunto delicado. Es este un medio donde se ponen a vibrar energías, que no estando preparado para ello puede provocar desequilibrios mentales, es el caos, desorden en la individualidad. Como podemos comprender, la mayor parte de los seres humanos que practican estos menesteres son personas de un nivel intelectual bajo, y por su misma ignorancia es que pretenden sostener la tesis de que son personas de niveles espirituales muy altos y por lo mismo se autocalifican de «iniciados». H. Saraydarian, en la Ciencia de la meditación, dice que hay dos clases de psiquismo: inferior y superior. En el inferior, el sujeto se hechiza y piensa que todo lo que recibe es la verdad absoluta y que es un elegido. Puede dañar el cuerpo físico a través del desequilibrio de las diversas glándulas con las que el psiquismo inferior trata y puede conducir a desórdenes mentales. Muchos seudolíderes espirituales son producto de estas condiciones. El psiquismo superior es el poder del Ángel Solar. El objeto del alma humana es evolucionar hasta tal grado que se funda con el Ángel Solar, luz interior, el psiquismo inferior desaparece y comienza el psiquismo superior. El inconveniente mayor de los que practican los poderes psíquicos es que son usados para un poder personal, y no para ayudar al ser humano. Son manipulación de energías sutiles para fines personales. Según los historiadores de la Atlántida, una de las causas de su desgracia fue el uso indebido de los poderes psíquicos. El rey Prasenagit (amigo y protector de Buddha) le había sugerido al maestro Buddha que usara sus poderes psíquicos (Siddhis) haciendo milagros y él le respondió: «Yo le digo a mis alumnos: ‘Vivid, santos, ocultando vuestras buenas obras y mostrando vuestros defectos». No les permitía usar poderes psíquicos. Al maestro  Jesús, según el Nuevo Testamento, cuando la tentación del Diablo en el desierto: le sugiere que use sus poderes psíquicos, con el objetivo de un bienestar para sí mismo. Si eres el Hijo de Dios convierte estas piedras en pan. El maestro Jesús, con su respuesta, no hay algo más importante que la voz de la conciencia, y dijo: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. En conclusión, el uso de poderes psíquicos para fines personales es una ilusión y sufrimiento, y por lo tanto no es un iniciado, porque esa facultad de producir fenómenos, son de la individualidad y no del Ser, y por lo tanto no tiene nada de espiritual o iniciático. La masonería no es “fenomenológica”, por eso está basada en la razón.

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