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Lula o Bolsonaro

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Elecciones en Brasil

Brasil es muy importante en América Latina, pese a que las dos entidades vivan de espaldas separadas por el idioma y la idiosincrasia.

Queda por dilucidar quién ganará el 30 de octubre: Lula o Bolsonaro. ¿La izquierda o la derecha? Ya se ha insistido en la disparidad de las encuestas. No ocurrió lo que Lula pensaba que iba a ser un paseo en la primera vuelta. Algunos pensaban que el exsindicalista iba a ganar por 15 puntos. Lula ganó por cuatro y fracción: 48,4 a 44,2, Bolsonaro ganó en casi todas las ciudades de algún tamaño y Lula en la periferia.

El boliviano Carlos Sánchez Berzaín, persona clave del Instituto Interamericano por la Democracia, piensa que el vencedor será Jair Bolsonaro. ¿Por qué? Apunta tres razones:

La primera: porque Bolsonaro viene subiendo y Lula se ha estancado o baja en la intención de votos. Cuando eso ocurre en una “segunda vuelta electoral”, afirma Sánchez Berzaín, hay una cierta garantía de que el voto se inclinará por quien está ascendiendo en la votación.

La segunda: porque Bolsonaro es el underdog, pese a ostentar la presidencia de Brasil. Los electores así lo perciben encuesta tras encuesta.

La tercera: porque Lula es un anciano que ha estado varios años en la cárcel acusado de corrupción. Es verdad que la Justicia lo indultó, pero no porque lo encontraran inocente, sino porque no había culpabilidad manifiesta. Eso no es suficiente para convencer a una sociedad descreída y escéptica.

De las tres razones que esgrime Sánchez Berzaín, la primera parece razonable y tiene una cierta contundencia. Existe una tradición que indica que quien va a llegar al primer lugar mejor, que esté segundo. Esto se vio muy claro en 1990, entre Fujimori y Vargas Llosa en 1990. Las otras dos razones que esgrime Sánchez Berzaín carecen de relieve.

En todo caso, el que gane será por 51% a 49% o 52% a 48%. Es decir, el país está totalmente polarizado entre izquierdas progresistas -aunque se acojan a modelos de los que menos progresan en el planeta- y derechas, aunque realmente, se enfrentan el populismo de izquierda frente al populismo de derecha. Lula es la encarnación del populismo de izquierda. Bolsonaro lo es del populismo de derecha en un país que tiene el precedente de Getulio Vargas.

La influencia de Donald Trump en Bolsonaro

Jair Bolsonaro ha sido llamado “el Trump del Trópico”. Tienen similitudes (y por supuesto, diferencias). Pero vale la pena acercarse a las similitudes.

Las más graves son la que refleja la actitud con relación a la Ciencia expresada en el delicado asunto de las vacunas contra el covid 19.  Bolsonaro no cree en ellas, a lo cual tiene todo su derecho, pero no a mentir ni asustar. Ha expresado, oralmente, por medio de FaceBook, luego reproducido por CNN en español, que la vacuna aumenta el riesgo de contraer sida, lo que le valió una denuncia de los tribunales.

Las vacunas, especialmente las de Pfizer y Moderna, tienen una eficacia de más de 90%. Eso no es especulación: es Ciencia. De la misma manera que cuando ambos laboratorios afirman que han desarrollado vacunas para niños de entre 5 y 13 años, no hay que tenerles miedo. Las vacunas son infinitamente seguras. Ponerlas en los brazos de los niños es la mejor manera, y la más económica, de cuidar que lleguen a desarrollarse como adultos.

En cualquier caso, la más grave y perniciosa influencia de Trump no es en el terreno de la Ciencia, sino en el de lo que en Estados Unidos llaman “la gran mentira”, the big lie, relacionada con que Joe Biden no es un presidente legítimo porque fue impuesto por un fraude monumental cometido en los Estados “bisagras”. Algo que Trump dice sin aportar prueba alguna.

En efecto, Bolsonaro ha hecho suya esa big lie, y no sabemos hasta qué punto sus partidarios estarán dispuestos a sostener ese embuste. Sabemos que en Estados Unidos hay hasta 30% de los republicanos dispuestos a creer a Trump, pese a que 62 tribunales han rechazado sus demandas, pero ignoramos lo que sucederá en Brasil.

¿Puede Jair Bolsonaro desatar en Brasil una guerra civil?

La respuesta corta es que no puede. La larga, es que tal vez no quiera. Sería tan tremendo que acaso no consiga involucrar a las Fuerzas Armadas decisivamente. Las Fuerzas Armadas aún no se han repuesto del golpe que dieron en 1964 contra Joāo Goulart, acusándolo de estar bajo la influencia cubana. Duró hasta 1985. Es cierto que fueron “apenas” 21 años, y que se trata de una nueva generación de oficiales, pero no fue del todo claro lo que “sacó” Brasil de aquella aventura nacionalista, salvo un enorme desprestigio.

Desde entonces los estados adquirieron una gran autonomía. Bolsonaro ha ganado en 12 estados, incluyendo el Distrito Federal, donde está Brasilia, la capital de la nación, una ciudad concebida y diseñada por Lucio Costa y Oscar Niemeyer, dos de los mejores arquitectos de Brasil. Bolsonaro, además ha ganado en Sao Paulo y en Río de Janeiro. Realmente, Jair Bolsonaro ha triunfado en donde había grupos sociales medios capaces de sostener su candidatura. Lula da Silva, en todos los demás. Veremos el domingo 30 de octubre veremos quiénes son más en el enorme país.

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