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Gustavo Tarre

¿Nos dejaremos arrastrar definitivamente por esta suerte de deslave moral? ¿Es aparente o es el problema de fondo la pérdida de la brújula de los valores esenciales que alguna vez nos integraron como nación? Pareciera que a pesar de su poca valía, o quizás precisamente por ella, paradójicamente, esto le ha permitido negociar y vender principios que no valoran. Así es el seudoliderazgo político existente en Venezuela, con lo que estaría logrando entronizarse en el poder. Algo entre parecido e igual, pero diferente, como diría Mario Moreno «Cantinflas». Así es como se estaría manejando con nuestros actuales “seudolíderes” regionales la actual administración norteamericana.

Tristemente, la política exterior en América nos muestra con un botón de 19 embajadores ante la OEA “votando para botar” a Gustavo Tarre del organismo cómo han cambiado para peor los tiempos, pero para que nada cambie en realidad. Sin proponernos exculpar expresamente a los anteriores, la mayoría de los actuales gobiernos no pasa la más elemental prueba de decoro. Vistos los antecedentes de sus gobernantes antes de llegar a sus cargos, como lo que va de sus ejecutorias en los mismos, ha quedado clara la ausencia de transparencia y rendición de cuentas, tanto en sus modos de llegar al poder como en sus respectivas gestiones. Representar a la fantasmal encargaduría de Guaidó, que solo para Halloween encajaría como más apropiada, mantiene sin embargo a Gustavo Tarre como una pieza en ese foro en el precario andamiaje de la política exterior de Estados Unidos, en su intento de contener la pérdida del control de activos como Citgo frente a la indeseable acción acreedora de Rosneft de Rusia, por ejemplo.

Al hacer un rápido sobrevuelo por algunos de los países del continente americano, nos encontramos ante una realidad que se ha estado fraguando en las bases de una cultura de regularización del crimen, favoreciendo la desinstitucionalización de la justicia, de la diplomacia, de la política, del Estado. La manipulación politiquera de esta, a veces como mórbido recurso de aceptación de cohabitar con el delincuente, pasa supuestamente por la necesidad de llegar a un acuerdo de paz con él, lo que nos coloca frente a un gran reto en Colombia y México. ¿Se le permitirá al actual presidente de Colombia, Gustavo Petro, liderar una estrategia para legalizar los narcóticos y estupefacientes? ¿Que papel desempeña López Obrador?

En Venezuela se ha comenzado a dar un giro definitivo hacia estas conveniencias de negociación entre poderes internacionales, más allá de lo que conviene a la recuperación de la libertad y la democracia en nuestra patria.

¿Cómo puede construirse una nación próspera y con salud social si se la va amoldando a la aceptación de tamañas y pervertidas directrices de políticos sin honor, sin valores, sin propósitos trascendentes de realización patriótica para cada uno de sus países? ¿Con bufones que aparecen en escena para ofrecer zapatos y carteras a los educadores, cual mercader de feria del país al cual sigue humillando? Mientras tanto se negocia con mafias criminales, entregándoles lo más preciado de la conquista del hombre civilizado de la era democrática: la fortaleza del Estado en su regia y correcta aplicación de la justicia.

De la supuesta oportunidad de alcanzar la satisfacción de necesidades básicas como el alimento diario, vestimenta y calzado, mediante el reparto de la riqueza patrimonial de un país desde un supuestamente poderoso Estado tiránico, se sigue insistiendo en la demostradamente fracasada receta chavista de repartir sin producir. Ello llevó a Venezuela al desastre humanitario actual. La miseria de 19 millones de seres (más reciente informe de «HumVenezuela» 4 de octubre 2022) y con tendencia al alza, mientras actores internacionales van selectivamente negociando con dicho régimen, saltándose al mediocre y devaluado entorno opositor.

Mientras que el Estado socialista controle las fuentes de los recursos para la producción, cercenando la oportunidades libres de promoción de la riqueza, sin un marco fehaciente de desarrollo institucional de Estado de Derecho y de justicia para que la sociedad la genere, de manera cierta, creativa, expansiva y liberadora, no habrá suficientes bienes y servicios, y no habrá manera de parar la caída. Entre tanto ciertas élites se han creído sólo en el deber de preservar sus parcelas de poder económico; “negociando”, aceptando, arrodillándose y “traicionando” al país al que una vez dijeron pertenecer, o que aún dicen pertenecer, aunque éste se vaya al demonio.

Es hora ya de que nos enteremos de que nadie vendrá en nuestro auxilio. No por o para conveniencia nuestra. Que derrumbar ese muro de miseria que se ha levantado para separarnos de la prosperidad y de una vida digna, aunque pueda estar hecho de concreto, metal o de mar Caribe, como el que existe entre las 90 millas de las costas de Cuba hasta Florida, debemos derribarlo.

En su huida hacia el Norte, nuestros pueblos expresan patéticamente la horrenda situación de esclavitud que en pleno siglo XXI les agobia. La tiranía no puede demolerse hasta que se comprenda que no hay más margen para la espera de que algo se decida en otra parte, o algo más tenga que ocurrir de represión, detenciones y asesinatos selectivos. Es preciso saber que la afluencia de esas gendarmerías de las otrora dizques revoluciones de supuestos aceros, hoy son de hojalata, y para que caigan sus muros solo hay que empujar de principio a fin hasta que caigan. Ucrania nos muestra su heroico ejemplo.

No pretendo prescribir fórmulas mágicas desde el lugar de exilio en que me encuentro. Lo que algunos confundirán con un sitio de privilegio y de felicidad. Acepto sí que prescribo la inevitable lucha desde mi militante fe y alegría de amar la vida, y agradecer su milagro diario con irreductible vocación de felicidad. En estas líneas renuevo y comprometo mi honor de estar allá cuando llegue la hora. Por los momentos preciso decirles que siento mi deber contribuir a aclarar y afirmar que la única fórmula insustituible para la libertad y la democracia es la de la preparación continúa del pueblo, para que reaccione y las gane. Bajo la auténtica dirección que él mismo se dé, en medio del proceso de su lucha de liberación. Allí estaré junto a ustedes cuando sea necesario.

No toleraremos más excusas, ni aceptaremos más falsas promesas de elecciones en el marco del actual régimen. Huelgan más que en el hastío, en la burla. El coraje y la activación de una decidida organización de dirección de lucha que pilotee la nave hacia la libertad, en medio de agitados mares revolucionarios, será indetenible. La huida de los territorios de cientos de miles de familias venezolanas, cubanas y nicaragüenses solo confirma la muy imperiosa y muy urgente necesidad de una dirección para luchar, calle a calle, pueblo a pueblo, sin autorizaciones ni permisos de actor internacional alguno. La cualidad del manejo acertado del mando de nuestras vidas en riesgo permanente por las crisis provocadas por los falsos revolucionarios exige que ahora hablen las bases populares dueñas de su propio destino. ¡Que hable la revolución!

[email protected]

@gonzalezdelcas

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