Antonin Figueroa nació y creció en un hogar lleno de arte en tierra marabina. Ahora presenta su exposición Hay vida alrededor, donde la naturaleza, de la mano con sus colores, tiene un papel fundamental.
Figueroa atribuye su devoción hacia la pintura a su sangre de artista, que heredó de su madre, Gisela Nones, quien trabaja en la gerencia cultural e institucional; y de su padre, Hugo Figueroa Brett, dedicado a la pintura y a la poesía.
Además, su abuelo Natividad Figueroa, es reconocido por sus trabajos como pintor de la arquitectura tradicional de Maracaibo y su entorno humano.
“Soy un creador visual”, dice el pintor a El Nacional. Admite que esta nueva exposición es un reto para él.
Tras un arduo trabajo de producción, logró plasmar Hay vida alrededor sobre un lienzo de 16 metros de largo. El esfuerzo detrás de la creación convirtió este nuevo proyecto en un tesoro de suma importancia para el artista.
El arte inmersivo de Antonin Figueroa
Esta obra inmersiva invita a los espectadores a observar con tranquilidad, contemplarla y descubrir sus riquezas emocionales y matéricas que la componen, destacó Figueroa.
Un referente propio de su pintura es la naturaleza, a la cual, en sus palabras, entiende como un todo al que los seres humanos pertenecen.
Indicó que los colores, luz, formas y movimientos se encuentran en la composición y dan forma a su lienzo.
Un homenaje a la vida
A través de su pintura busca por medio de la materia plasmar un instante de la existencia que en él habita. “Conjugo mi ser con todas las riquezas que el universo nos brinda”, expresó.
“Mi interés se dirigía hacia el color y salí a buscarlo en la naturaleza”, dice. Por eso, explica, su obra no es un reflejo de algún paisaje, sino de la vida natural.
Sin embargo, considera que “el paisaje como referente es un cúmulo infinito e indetenible de sucesos y elementos en movimiento, mucho más que una línea de horizonte». Así, «a cada quien le corresponde un paisaje y un camino por recorrer”.
Figueroa se refirió a las palabras de su curador de arte, Alberto Asprino, quien definió la obra como una “alianza con la pintura como indagación plástica y conceptual, para explorar la naturaleza del paisaje explorándose a sí mismo; cuerpo y sentir que lo retrata y distingue”.
La obra se exhibe desde el primero de octubre en el Centro Cultural Chacao, donde permanecerá hasta el 30 de este mes.
La sala está abierta de miércoles a domingos, en horario de 11:00 am a 4:00 pm.
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