Por JOSÉ G. ÁLVAREZ-CORNETT
A la pequeña Sasha,
una niña muy valiente.
Ucrania y Venezuela, naciones y pueblos geográficamente alejados pero unidos en el amor por la —elusiva— libertad y por el desplazamiento forzoso. La contribución de la inmigración ucraniana al desarrollo de la sociedad venezolana es sustancial y trasciende el hecho de que hasta ahora no haya sido estudiada.
‘Motus et Motio’: Motivaciones
Antes de la reciente invasión de Rusia a Ucrania y con ocasión de mis investigaciones sobre la historia de la ciencia y la tecnología en Venezuela, conocía sobre los aportes de algunos ucranianos a la ciencia —matemáticas, química, física y ciencia de los alimentos; a la medicina, la investigación biomédica y la ingeniería eléctrica.
Horrorizado por el retrato de destrucción pincelado por la inaceptable invasión rusa a Ucrania, en marzo de este año no pude menos que iniciar una investigación en línea desde PROYECTO VES (1) y en varios idiomas —español, inglés, ucraniano, checo, alemán, polaco, francés y ruso— que explorara con algún detalle las contribuciones realizadas en el país por la inmigración ucraniana.
Toda guerra es una gran tragedia humana. Desde la distancia soy testigo del conflicto bélico manifiesto por la abominable, injustificable e inaceptable invasión rusa a Ucrania. Esta agresión contra Ucrania no comenzó el 24 de febrero de 2022 sino que empezó en marzo de 2014 cuando la Federación de Rusia ocupó la península de Crimea y los territorios del Donbás.
Hoy me siento afligido y conmovido por la masacre en Bucha; la horrífica matanza con dos misiles Tochka-U de medio centenar de civiles agolpados en la estación de tren Kramatorsk, Óblast de Donetsk, en donde esperaban ser evacuados hacia otros lugares más seguros; la ruina total de la ciudad portuaria de Mariúpol; las atrocidades y el daño irreparable causado a la población civil ucraniana; y la destrucción de la infraestructura habitacional y productiva de ese país.
Al mirar las fotos de los aterrorizados niños ucranianos sentados en un refugio con sus tapabocas listos para protegerse de esa otra amenaza que es la pandemia Covid-19, y al ver las fotografías de Sasha Filipchuk, una niña de nueve años cuyo bracito izquierdo fue amputado como consecuencia de las heridas que recibió cuando el carro en donde viajaba con su familia fue atacado por las tropas invasoras rusas, no puedo menos que, atónito, admirar su fortaleza y valentía ante tamaña adversidad (2).
Cuando Sasha despertó, sus primeras palabras con la enfermera fueron: “Por favor, sea honesta, ¿tengo mano izquierda o no?”. Me abruma el coraje, la autodeterminación y la fuerza colectiva desplegados por el pueblo ucraniano en la lucha por su libertad y siento el valor, la habilidad, el compromiso y el liderazgo del presidente Volodímir Oleksándrovich Zelenski.
‘Ucrania en Venezuela’, la investigación digital
La herencia cultural europea en Venezuela está enraizada. Aunque este legado ha sido en general bien estudiado, los aportes de la inmigración centroeuropea oriental a la sociedad venezolana y en particular las contribuciones ucranianas han recibido poca o ninguna atención. Todas esas imágenes de destrucción, valor y dolor en Ucrania han recompuesto en mi memoria los fragmentos de algunas vidas ucranianas perdidas entre los vericuetos de nuestra historia.
Motivado, he entrelazado estos fragmentos en una investigación histórica realizada en línea. La fase inicial del estudio concluyó con la redacción del primer borrador de un extenso ensayo titulado Ucrania en Venezuela: Herencia y Espíritu Cosaco en la Tierra de Gracia. Puesto que la investigación no fue exhaustiva solo bosquejaré la contribución ucraniana a la cultura y al desarrollo de Venezuela.
Las Crónicas Digitales de Ucrania en Venezuela que Papel Literario ofrecerá semanalmente están inspiradas en dicho ensayo; y son digitales porque la indagación sobre los aportes de la inmigración ucraniana a la sociedad venezolana se adaptó a nuestros tiempos de pandemia y fue realizada sin más recursos que el Internet, las aplicaciones digitales y las redes sociales (3).
El estudio ‘Ucrania en Venezuela’ y sus hallazgos
En el siglo XX hay presencia ucraniana en el país desde no menos de 1925. Historias de vida de muchos nacidos en Ucrania yacen escondidas en la rutina de ciudades nuestras como Caracas, Valencia, Cumaná, Maracay, Maracaibo o Mérida y en algunos otros rincones de nuestro país como Isnotú, por ejemplo.
Los ucranianos son parte de la trayectoria del arte, la cultura y la jurisprudencia de Venezuela y su espíritu inquieto se expresó y se hizo sentir en nuestra ciencia, medicina y tecnología. Desde la identidad pareciera como que los venezolanos hemos cultivado el hábito del olvido. Crear memoria y descubrir a una Ucrania que ha permanecido invisible para la sociedad venezolana y traerla a nuestro convulso presente son los propósitos principales de este estudio.
Hoy día, a las disciplinas mencionadas al principio añadimos la arquitectura, las artes —danza clásica y folklórica, dibujos animados, música electrónica, fotografía, pintura y artes del fuego—, la bibliotecología (documentos antiguos y libros técnicos especializados), la educación, el derecho internacional privado, la odontología y la reforestación.
En la ingeniería, además de la eléctrica, hubo aportes de inmigrantes ucranianos en la civil, mecánica, geológica y química. Los inmigrantes ucranianos también fundaron empresas o abrieron talleres o estudios de fotografía; otros, de variados ámbitos, religiosos, aeronáuticos, topógrafos, maestros de obras o simples trabajadores igualmente sembraron su esfuerzo en la sociedad venezolana.
Cada semana los deleitaremos con alguna novedad de esos ucranianos al desarrollo y cultura del país. Encontrarán una selección de sus vidas en los perfiles de destacados miembros de la comunidad ucraniana que existió y, aunque reducida, aún persiste en el país. A modo de ejemplo, véase la ilustración Diez rostros ucranianos. Reconoceremos en cada episodio las trayectorias vitales de estos y otros personajes de origen ucraniano que contribuyeron a forjar la Venezuela del siglo XX.
Por otra parte, como Ucrania es una terra incognita para la mayoría de los venezolanos, me siento obligado a descubrirles algunos aspectos de la historia y la cultura del pueblo ucraniano necesarios para entender las características de la comunidad ucraniana en el país y saber cómo se conformó.
El 13 de marzo de 1949 se creó en Caracas la Asociación de Ucranianos de Venezuela (Ukrainska Hromada u Venesueli). A principios de los años cincuenta, según las cifras manejadas por esta asociación, el número de ucranianos en el país se acercaba a las 3.400 personas, 865 familias ucranianas y 40 individuos solteros, distribuidos principalmente en Caracas, Valencia, Maracay y Barquisimeto (4).
Es claro que la investigación realizada desde PROYECTO VES solamente puede cubrir una porción de esta comunidad, por eso los invito a incursionar en esta serie de crónicas digitales que bosquejan la contribución ucraniana a la sociedad venezolana y rescatan la memoria perdida.
Los orígenes de Ucrania son antiguos
Ucrania es el país de los cosacos y el punto de encuentro de numerosos pueblos. Los ucranianos tienen su historia, idioma y valores propios, pero su identidad y cultura han sido ninguneadas por algunas élites y jerarquías políticas y religiosas rusas que vociferan que el pueblo ucraniano no existe.
El mapa Ucrania, que también es la Tierra de los Cosacos, con las provincias vecinas de Valaquia [sur de la actual Rumania], Moldavia y Tartaria menor [Crimea y partes del norte del mar Negro] es uno de los pocos mapas de la Edad Moderna que presenta a Ucrania y sus provincias vecinas, algunas, como Crimea, son hoy parte integral de ese país.
Aunque desde el Kremlin se ha querido negar la realidad de esta nación, su pueblo ha protagonizado su contundente existencia. También vive entre nosotros una Ucrania que espera ser descubierta.
Ucrania y Venezuela: amistad a distancia, encuentro por la inmigración
Pese a la distancia geográfica, la inmigración unió a Ucrania con Venezuela.
Entre las décadas de los años treinta y cincuenta del siglo XX, Venezuela recibió un alto porcentaje de numerosos grupos de inmigrantes de Alemania, Europa central (Austria, Bulgaria, Checoeslovaquia, Hungría, Polonia Rumania y de la antigua Yugoeslavia: Croacia y Eslovenia) y de regiones bajo el control de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS, 1922-1991) —Estonia, Letonia, Lituania, Georgia, Ucrania y de la misma Rusia— que huían de la guerra, del fascismo o del comunismo. Comparados con las inmigraciones española, italiana y portuguesa, la cantidad de movilizados que arribaron al país desde las Europas central y del este fue pequeña, menos de 4%.
La historia de la inmigración en Venezuela no ha destacado suficientemente la contribución de los ucranianos. Más adelante les explicaré la razón principal por la cual la migración ucraniana quedó invisibilizada.
Momentos de la historia de Ucrania
El devenir de Ucrania es largo y complejo. Los ucranianos vivieron en las tierras que hoy son jurisdicciones de la actual Ucrania, Bielorrusia, Polonia y Rusia. Tal es el caso de la región ucraniana cosaca de Kubán en el sur de Rusia, un área geográfica separada de Ucrania por el mar de Azov y cuya población en la década de 1920 fue mayoritariamente de origen ucraniano.
La Guerra de Independencia de Ucrania (1917-1921) fue una intrincada lucha revolucionaria entre una gama de adversarios: varias facciones ucranianas permanentemente enfrentadas ideológicamente y a veces combatiendo entre sí y a la vez luchando contra las tropas de países vecinos tejidos en una variedad de complejas alianzas (5).
Los ucranianos deseaban independizarse de Rusia y después de la caída del Imperio Austro-Húngaro querían también adicionar a su nueva nación los territorios de la Ucrania occidental que habían estado bajo control del Imperio Austro-Húngaro y que entonces estaba siendo reclamados por la Segunda República de Polonia, el Reino de Rumania y Checoslovaquia.
Durante la revolución ucraniana de 1917-1921, el pueblo ucraniano se estableció como una nación política, aunque se crearon dos estados ucranianos independientes. La República Popular Ucraniana (Ukrainska Narodnia Respublika, o UNR), fue vigente desde noviembre de 1917 a mayo 1920, y la República Popular de Ucrania Occidental, un intento independentista de efímera duración que quiso unificar a los territorios del este de Ucrania que habían estado bajo el control del Imperio Austro-Húngaro (6). El primer ministro de UNR entre agosto de 1919 y mayo 1920 fue el político y agrónomo ucraniano Isaak Mazepa (1884-1952).
Además de su importancia histórica, para nosotros los venezolanos es importante conocer sobre este episodio de la historia de Ucrania, entre otras razones, porque Halyna Mazepa, una hija del ministro Isaak Mazepavivió, en Venezuela jugó un papel muy importante en nuestra cultura como pintora y artista ilustradora por casi treinta años de la revista infantil Tricolor. Y, además, porque el Ministro de Relaciones Exteriores de la República Popular de Ucrania Occidental, Vasyl Paneyko (1883-1956) vivió y murió en Caracas y su hijo, Pierre Paneyko, fue el fundador de la conocida Librería Médica París.
Desafortunadamente los ucranianos perdieron. Polonia se quedó con los territorios al oeste del río Zbruch (la llamada Ucrania polaca); Rumania adquirió Chernivtsí y Checoslovaquia obtuvo Úzhgorod; y los bolcheviques rusos se apoderaron de Kyiv y del resto de Ucrania. Más tarde, cuando se crea la URSS el 30 de diciembre de 1922, la Ucrania bajo dominio ruso pasa a ser la República Socialista Soviética de Ucrania.
Una vez en Praga
En los años 1920, a la otrora ciudad imperial austro-húngara, Praga, arribaron numerosos artistas e intelectuales eslavos provenientes de los dominios del antiguo Imperio Austro-Húngaro, e intelectuales y artistas rusos huyendo de los bolcheviques y de las consecuencias de la caída del Imperio ruso. Todos ellos en Praga buscaban la libertad que ofrecía la democracia en Checoslovaquia.
Los ucranianos formaron parte de este flujo migratorio. Cuando las naciones recién independizadas de Ucrania y Kubán fueron aplastadas por los bolcheviques —la República Popular de Kubán deseaba integrarse con Ucrania en un solo país porque entre el 55% y 60% de la población de Kubán era de origen ucraniano—, miles de ciudadanos ucranianos y cosacos de Kubán (los kubaneses) emigraron hacia Checoslovaquia, especialmente los miembros de la clase profesional, e hicieron de la ciudad de Praga el centro intelectual de la emigración ucraniana en Europa durante el período de entreguerras (1918-1939) (7).
Las intelligentsia ucraniana y kubanesa se exiliaron en Praga. En 1921, ambos grupos fundaron en Checoslovaquia sociedades de ayuda mutua. Petro Makarenko, quien vivió y murió en Caracas, fundó el Comité de Ayuda de Kubán o Kuban Hromada. En Checoslovaquia se crearon varias sociedades académicas ucranianas y se fundaron periódicos y editoriales. Praga se constituyó en un importante centro editorial ucraniano (8).
Con el paso del tiempo numerosos miembros de la comunidad intelectual ucraniana en la Checoslovaquia de entreguerras adquirieron la nacionalidad checoslovaca. Por otro lado, los ucranianos que se habían acogido en Polonia o bien se naturalizaron polacos o eran naturales por haber nacido en Ucrania occidental o la Ucrania polaca.
Y a lo lejos la Tierra de Gracia
La Segunda Guerra Mundial dejó a millones de personas desarraigadas entre las cuales aproximadamente 2,3 millones eran ucranianos. La mayoría, bien de forma voluntaria o forzada, se regresaron a la Ucrania comunista.
La excepción fueron unos 210.000 ucranianos que se rehusaron a retornar a las áreas bajo el control soviético. En un libro sobre la historia de Ucrania, Orest Subtelny refiere que entre estos 210.000 ucranianos desplazados por la guerra había numerosas personas con formación universitaria (9).
Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, un selecto grupo de estos desplazados ucranianos con pasaportes checos o polacos o desterrados sin papeles oficiales, pero de origen ucraniano, emigró a Venezuela y tomó residencia, algunos por solo años y otros por toda una vida.
En general, los europeos desplazados por la Segunda Guerra Mundial comenzaron a desembarcar en las costas venezolanas después de que Venezuela firmara un convenio con el Comité Intergubernamental de Refugiados, el 15 de febrero de 1947.
La profesora Catalina Banko, quien ha estudiado la inmigración centroeuropea, refiere que (10):
“Desde el mes de junio de 1947 comenzaron a llegar los navíos con inmigrantes procedentes de los campamentos europeos. [Estos refugiados fueron recibidos en varios centros de recepción: los inmigrantes que llegaban por La Guaira, por lo general, eran enviados a unas barracas ubicadas en El Guarataro y Sarría, en Caracas, mientras que los que llegaban por Puerto Cabello eran enviados a las barracas en El Trompillo, en Güigüe, estado Carabobo]. La tarea primordial de estos centros consistía en brindar alojamiento, alimentación y asistencia médica a los inmigrantes, dotarlos de la documentación indispensable y ubicarlos en sitios de trabajo, preferentemente en el interior del país.
(…)
El primer buque [el USAT General S. D. Sturgis] atracó en La Guaira el 27 de junio de 1947, procedente del puerto alemán de Bremen, [y] Puerto Cabello recibió su primer contingente el 2 de septiembre de 1947. De los 850 ocupantes del barco, 301 eran yugoslavos (en su mayoría croatas), 189 ucranianos y en menor cuantía: húngaros, lituanos, griegos, rumanos, búlgaros, estonianos y checoslovacos.
Hasta febrero de 1948 prosiguió el transporte de refugiados y desplazados de origen polaco, húngaro, rumano, yugoslavo, ucraniano, letón, estoniano, lituano y ruso, principalmente…” .
Más adelante, Catalina Banko señala:
“Las estadísticas oficiales nos permiten constatar que, entre 1940 y 1957, los italianos, españoles y portugueses constituían casi el 70 por ciento del total de 526.655 inmigrantes. Solamente 18.802 personas provenían de países ubicados en Europa del Este, lo que representaba apenas el 3,57 por ciento de los extranjeros que arribaron al país en ese período. Su composición por nacionalidades era la siguiente: 22 albanos; 185 búlgaros; 1.467 checoslovacos; 243 estonianos; 3.341 húngaros; 697 letones; 831 lituanos; 4.178 polacos; 1.467 rumanos; 2.672 rusos y 3.159 yugoslavos” (11).
¿Y qué pasó con los ucranianos?
Como al finalizar la Segunda Guerra Mundial no existía ningún Estado ucraniano independiente, los 189 ucranianos mencionados más los otros centenares de ucranianos que vinieron a Venezuela entre 1947 y 1957 están diluidos en las estadísticas oficiales dentro de las categorías de “rusos”, “checoslovacos”, “polacos”, “rumanos”, “yugoeslavos” u otras nacionalidades.
Podemos pues inferir que la razón principal por la cual los inmigrantes ucranianos desaparecieron de las estadísticas se debe a que su nacionalidad fue confundida con la ciudadanía de sus pasaportes checoslovacos, polacos, rumanos o rusos.
Ahora sabemos que al menos 3.400 ucranianos vivieron en Venezuela y en estas Crónicas contaremos las vidas de algunos de estos ucranianos o sus descendientes en la Tierra de Gracia.
NOTAS
(1) VES es un acrónimo con doble significado. Cuando se refiere a la inmigración en Venezuela significa Vinieron, Educaron y Sembraron (las semillas del conocimiento) y cuando se refiere a la reciente emigración intelectual venezolana significa Viajaron, Emigraron y Surgieron.
(2) Véase: Steinbuch, Yaron: Ukrainian girl, 9, has arm amputated after attack that killed father, New York Post, 15 de marzo de 2022. Disponible en: https://nypost.com/2022/03/15/9-year-old-ukrainian-girl-has-arm-amputated-after-attack/ . Para junio de 2022 Sasha estabaen rehabilitación en Roma, Italia.
(3) La metodología utilizada en esta indagación en línea —Sondeo Histórico Digital (SHD) — consiste en obtener todos los datos disponibles en línea y luego compararlos y contrastarlos con fuentes primarias en línea. Un ejemplo de esta técnica se puede ver en Álvarez-Cornett, José: «Vicente Marcano (1848-1891), redescubierto. Anotaciones sobre su desempeño académico en la Ecole Centrale”, Bitácora-e, Revista Electrónica Latinoamericana de Estudios Sociales, Históricos y Culturales de la Ciencia y la Tecnología, No. 1, 2020, http://www.saber.ula.ve/handle/123456789/47657.
(4) Ukrainian Hromada in Venezuela, Internet Encyclopedia of Ukraine. Disponible en: http://www.encyclopediaofukraine.com/display.asp?linkpath=pages%5CU%5CK%5CUkrainianHromadainVenezuela.htm
(5) La Guerra de Independencia de Ucrania fue una consecuencia de la Revolución rusa de Febrero de 1917 la cual causó el fin de la dinastía de los zares de la Casa Románov y la desaparición del Imperio Austro-Húngaro el 31 de octubre de 1918. Cuando el Imperio Austro-Húngaro desaparece al final de la Primera Guerra Mundial se produce un reacomodo de las fronteras entre los países y surgieron nuevas naciones independientes como Checoslovaquia
(6) La llamada Galitzia o Galicia de los Cárpatos (Halychyna, en ucraniano).
(7) La República de Checoslovaquia surgió del desaparecido imperio Austro-Húngaro en octubre de 1918 y hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial fue un país democrático. Bajo el patrocinio del presidente demócrata checo Tomáš G. Masaryk (1850–1937), Checoslovaquia ofreció oportunidades a los exiliados de muchos países incluyendo a los ucranianos y facilitó el nacimiento de un poderoso movimiento social, cultural y educativo ucraniano en ese país centroeuropeo.Según algunos estimados, durante los primeros años de la década de 1920, en Checoslovaquia se residenciaron entre 20.000 y 25.000 ucranianos.
(8) Véase: Zavorotna, Nadia: Scholars in Exile: The Ukrainian Intellectual World in Interwar Czechoslovakia. University of Toronto Press, 2019.
(9)Véase: Subtelny, Orest: Ukraine: A History, Fourth Edition, Toronto: University of Toronto Press, 2009: 554-558.
(10) Véase: Banko, Catalina: “Un refugio en Venezuela: los inmigrantes de Hungría, Croacia, Eslovenia, Rumania y Bulgaria”. Tiempo y Espacio, Vol. 26, No. 65, 2016: 63-75.
(11) Sebastian Huhn señala que Venezuela recibió cerca de 17.000 personas de diferentes nacionalidades desplazadas por la Segunda Guerra Mundial.Véase: Huhn, Sebastian: “Negotiating Resettlement in Venezuela after World War II: An Exploration”, Historical Social Research45, 4, 2020: 203-225.
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