Esta semana hemos visto y presenciado uno de los funerales más fastuosos que se hayan producido quizás desde la desaparición del faraón en Tutankamon 1325 a.C o de la bella Cleopatra, reina de Egipto. Con el fallecimiento de la reina Isabel II, por las manifestaciones universales de pena y dolor, pareciera que fue la abuela no solo del imperio británico y del Commonwealth, sino de todos. Más en serio, no se puede negar que fue una de las figuras más resaltantes del siglo pasado y de lo que va del presente siglo, por su rectitud y altos valores morales como persona; no así del imperio que represento, con una leyenda negra bien ganada.
Corsarios y piratas al servicio del imperio
El imperio inglés en su paso por la historia ha dejado una leyenda negra bien ganada, producto de su poderío militar, auspicio de la piratería con sus corsarios y del expansionismo territorial con el Commonwealth con sus colonias en África, Asia y el Caribe. De sus 54 miembros, 19 son africanos y 13 mini Estados del Caribe.
El expansionismo imperial
De la apetencia geopolítica y el expansionismo han sido víctimas: España con Gibraltar (1713); Argentina con la Malvinas (1833), Belice conocida como Honduras Británica (1862); Venezuela con el Esequibo 1897; y el pueblo palestino (1917). Hoy sufrimos del despojo del Esequibo fraguado por Inglaterra a partir del tratado de Washington (1897), la línea Schomburgk; el infame Laudo de París, y la reciente la decisión de la Corte Internacional de Justicia del 18 de diciembre de 2020.
El primer reclamo
La recurrente intervención británica incluso antes de 1822 obligó al Libertador a solicitar a la corona inglesa “el retiro de sus colonos de las tierras del Demerara y Berbice situadas al oeste del río Esequibo, reclamo que nunca fue atendido por Inglaterra.
El forjamiento de las líneas Schomburgk
La máxima pretensión británica con las líneas Schomburgk, entre (1840-1887), le daban a la Guayana Británica. 203.310. La primera de ellas le adjudicaba 4.920 Km2 al oeste del Esequibo; la segunda línea le otorgaba 141.930 y la tercera en 1887 (falsificada), adjudicaba a la Guayana Británica.167.830. Finalmente, la línea del Laudo de 1899 dio a la Guayana Británica.159.500. Así, el Tribunal dio a Guayana Británica 137.010 Km2 de territorio que Gran Bretaña había reconocido como venezolano hasta 1840 y 17.612 Km2 que el mismo Reino Unido había reconocido a Venezuela hasta 1886, diez años antes de que se firmara en Tratado de Arbitraje.
Las últimas investigaciones prueban definitivamente que esas publicaciones se hicieron bajo los auspicios y dirección del Gobierno Británico. El propio mapa que colgaba en la pared del Colonial Office, como instrumento de consulta de sus altos funcionarios, reproducía las líneas Schomburgk.
La conspiración angloamericana
Converge en un acuerdo secreto firmado el 12 de noviembre de 1896, entre el secretario de Estado Richard Olney y Sir Julian Pauncefote, embajador británico en Estados Unidos, en el cual se establecieron las bases del Tratado de Arbitraje de 1899 que posteriormente y con explicaciones muy diferentes a su verdadera intención fueron transmitidas al ministro Andrade y por su intermedio al Gobierno de Venezuela.
El Acuerdo de Washington 1897
En pocas palabras, se discutió a espaldas de Venezuela, no informando al representante de Venezuela del alcance de la famosa cláusula de prescripción en el proyecto de tratado. Sencillamente el resultado de esta maniobra de Pauncefote, estuvo dirigida a conseguir la aceptación de Olney a ciertas cláusulas que permitirían de antemano la posibilidad para Inglaterra de asegurarse la legalización de los «establecimientos» arbitrariamente ubicados por Inglaterra en territorio venezolano y contra los cuales Venezuela protestaba constantemente con todos los medios a su alcance
Lo increíble, lo que tuvo que aceptar Venezuela al hallarse indefensa ante la voracidad británica fue que Venezuela tuvo que aceptar fuera tratada en forma insolente y humillante al nombrarse un tribunal arbitral como si se tratara de una controversia entre Inglaterra y Estados Unidos, no de una controversia entre Inglaterra y Venezuela.
El Laudo Arbitral de París 1899
Investigaciones más recientes permiten comprobar que la sentencia arbitral obedeció a un arreglo entre los jueces, quienes atendieron a sus intereses sin considerar los títulos exhibidos por Venezuela. El Tribunal dio carácter jurídico a una línea falsificada. Los mapas de Schomburgk de 1841 y mapa Hebert de 1842, de la manera como fueron presentados por el caso Británico llevan: adulterada la línea de la frontera occidental de Guayana Británica; se constata el exceso de poder, pues el Tribunal no determinó cuál era la línea del Uti Possidetis Juris, como tampoco los territorios que correspondían a las partes como consecuencia de la cláusula de Prescripción por el término de los últimos 50 años, antes de la instalación del Tribunal.
La mano que mueve la cuna
La decisión de la Corte del 18 diciembre de 2020 mediante la cual, a pesar de todas las manifestaciones y ocasiones en las cuales Venezuela ha manifestado no reconocer la jurisdicción de la Corte; de considerar que no tiene jurisdicción para conocer de la demanda de la ex colonia inglesa, solicitando confirme la validez del Laudo Arbitral del 3 de octubre de 1899; representa una “auto-violación de su propia normativa, a pesar que Venezuela nunca había manifestado de forma alguna su reconocimiento o afirmado que el Acuerdo de Ginebra (A. G.) autoriza al Secretario General a remitir el caso a la CIJ, sin haber agotado las vías práctica y satisfactoria como establece el artículo 4 del A. G. ; generan todas la dudas razonables para creer que intereses imperiales han metido su mano en esta decisión dividida de la de la Corte en la cual cuatro jueces estuvieron en contra y dos dejaron su opinión».
Guyana se pasa de viva
Guyana, conforme al Estatuto de la Corte Art 31, hace uso de este y designa a un nuevo juez Ad hoc Mr. Rüdiger Wolfrum, debido a que su anterior juez Ad Hoc, la Sra Hilary Charlesworth asumió en propiedad la posición de Juez pleno el pasado 5 de noviembre de 2021, debido al fallecimiento de un magistrado. En consecuencia, se podría pensar que la ex colonia en este momento cuenta con dos jueces, sin contar con los “jueces afines ala causa” dentro de la Corte. (Los cinco jueces nacionales del Commonwealth, súbditos de la corona británica al igual que Guyana),
Queda la pregunta, ¿será posible pedir la inhibición de la juez Charlesworth al haberse ya pronunciado a favor de Guyana en el dictamen de 18 de diciembre de 2020?
Nadie puede alegar su propia torpeza
No existen dudas de la intervención de Inglaterra en el despojo del el Esequibo. Sin embargo como señala el axioma: “Nadie puede alegar su propia defensa su defensa”. Esta semana durante las intervenciones en la Asamblea General de las Naciones Unidas, el presidente de Guyana concluyó su discurso acusándonos de guerreristas, violadores del derecho internación y de incumplir el Acuerdo de Ginebra; sin embargo, la intervención del canciller Farías, dio más relevancia a otros problemas “galácticos” que dar una respuesta apropiada a los ataques y mentiras guyanesas.
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