Es raro que un desfile de moda comience con un minuto de silencio. Pero fue lo que sucedió en Nueva York cuando la creadora ucraniana Svitlana Bevza lo pidió en respeto para su país invadido por Rusia, antes de presentar su colección cargada de símbolos patrióticos.
Acostumbrada a desfilar en la Fashion Week neoyorquina desde 2017, tuvo que resignarse a dejar Kiev, donde vivía y trabajaba, para «proteger» a sus dos hijos tras el inicio de la invasión rusa, que trajo consigo ruidos de sirena, alarmas y terror.
Su esposo, Volodimir Omelyan, ministro entre 2016 y 2019, se quedó en Ucrania y se unió a los voluntarios del ejército.
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Durante la presentación realizada en un edificio de Wall Street de la nueva colección primavera-verano de Bevza, bautizada Una «Una patria frágil», se proyectó la bandera ucraniana en una pared.
«Quizá la gente no entiende que es real, pero van 202 días de guerra en Ucrania, y hay miles de muertos», explicó a la AFP la diseñadora de 40 años de edad.
«Fui forzada a dejar mi país con mis hijos. Y mi marido está en la guerra», expresó.
Chalecos antibalas
Sin dejar de ser sensuales, algunos tops, combinados con faldas o pantalones, recuerdan furiosamente chalecos antibalas. Algunos parecen escudos plateados que dejan los hombros y el ombligo al descubierto.
Pero más que nada son los granos y espigas de trigo, símbolos de las «tierras fértiles» de Ucrania y centro de una crisis alimentaria mundial, los que aparecen como hilo conductor de la colección.
Un collar dorado y negro recuerda que «los rusos quemaron mucho de nuestro trigo», explica Bevza.
El trigo también aparece en las formas de las costuras o en los flecos de las modelos. Y algunos cortes de vestidos de materias sedosas recuerdan la manera en que las campesinas ucranianas doblaban sus faldas para estar más cómodas en los campos durante las cosechas.
«Lo que protegemos hoy son nuestras tierras fértiles. Y la razón por la que luchamos es para vivir en paz en nuestras tierras», reivindica la diseñadora.
Desde febrero su vida y la de su marca, nacida en 2006, cambió por completo.
Primero tuvo que entregar los pedidos de la colección otoño-primavera desde un país en guerra. Y luego diseñar la de primavera-verano.
Bevza lo hizo desde Portugal, donde se instaló con sus hijos, trabajando a distancia con el resto de su equipo en Kiev.
Nacida en una Ucrania que aún formaba parte de la Unión Soviética, Bevza, que defiende una moda «minimalista», «elegante», «femenina» y «duradera», no se imaginaba querer dar un sentido político a sus creaciones.
«Fue un gran error mantenerse apartada de la política así», manifiesta.
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