En días pasados, Antonio Ecarri, líder del partido Alianza del Lápiz, argumentó que no iba a participar en las primarias abiertas que está preparando el llamado G4+ porque eran iguales que las que hace el PSUV.
Ecarri y su partido tienen el derecho de fijar posición ante ese evento como lo consideren necesario. Lo criticable es argumentar algo incierto, apoyarse en una mentira.
Las referidas primarias están apenas en proceso de consulta de fecha, formato, reglamento, participantes, instrumentos logísticos, financiamiento, en fin de todas aquellas cosas y procesos necesarios para su realización. Por tanto todavía no está lista su preparación y menos aún convocada.
En el proceso de consulta y preparación interactúan actores políticos más allá del G4+ en conjunto con sectores de la sociedad civil, gente del mundo académico, dirigentes gremiales y populares, personalidades varias.
En definitiva, las primarias abiertas son un proyecto en fase de consulta y preparación, por tanto no hay nada definido. De hecho, hay críticas y llamamientos al equipo promotor por el retardo en la resolución de algunas cosas necesarias para superar la fase de proyecto. Se cuestiona y sataniza un evento del que todavía no se ha definido el cómo, el cuándo, quienes participarán ni otros detalles y procesos necesarios para su puesta en escena.
En consecuencia, no procede la comparación con los eventos del PSUV. Por otro lado, asimilar a los partidos democráticos con todo y sus carencias, errores, limitaciones con el partido-Estado es injusto, desproporcionado.
Es bueno recordar que los partidos del llamado G4+ son, en tanto que organizaciones políticas, que principalmente han sufrido la persecución, la represión en sus distintas facetas y grados, la inhabilitación de dirigentes, el destierro, el secuestro de su personería jurídica todo porque el régimen sabe que son la columna vertebral de las fuerzas de cambio. Lo anterior no lo escribo en descargo de sus falencias y errores, lo hago para resaltar el despropósito de homologarlos al partido-Estado. La mentira ni educa ni construye nada sólido.
El tema de fondo que emerge de la postura de Ecarri es si él y sus seguidores consideran pertinente la conformación de una coalición unitaria de las fuerzas democráticas para combatir al régimen y presentar una candidatura unitaria en los comicios presidenciales de 2024. Requisito indispensable para competir con posibilidades de éxito con el oficialismo y ganar peso político para posibilitar un eventual proceso de transición hacia la democracia y poder, dado el caso, gobernar.
Si así lo consideran, lo lógico sería contribuir desde sus legítimas posiciones en la construcción de esa coalición de las fuerzas democráticas, y por tanto participar en las primarias abiertas. Y dejar en manos de la ciudadanía la decisión de quién será el candidato.
Algunos tenemos la presunción de que el argumento enarbolado por Ecarri busca disimular que él y los suyos se abonan a la tesis del outsider, por supuesto si es él.
Operación política que favorecería la estrategia del régimen de promover la diversidad de candidaturas del mundo no chavista para estimular la abstención de una parte del electorado y dispersar la votación opositora como ocurrió en las recientes elecciones regionales; escenario que les permitió emerger como ganadores a pesar de que la sumatoria del voto no chavista fue mayoritaria.
Una candidatura al margen de la unidad puede lograr una buena votación, pero no el apoyo suficiente para derrotar al régimen. Y de lo que se trata por el bien del país y de su futuro es ganarle al oficialismo las elecciones.
Los tiempos demandan un proyecto colectivo de país que permita a Venezuela conjurar la posibilidad del continuismo chavista. Es ineludible subordinar los proyectos particulares al interés colectivo para abrir el camino hacia la superación del nefasto statu quo imperante. Por eso le hacemos un llamado a Ecarri y a su partido a cambiar de posición sumándose a los esfuerzos para conformar una poderosa coalición unitaria. Lo cual sería un acto de responsabilidad con el país y su gente.
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