Pequeños mineros artesanales, que alguna vez vendieron oro al gobierno venezolano, fueron expulsados de la región de El Callao luego de que Nicolás Maduro decidiera establecer alianzas con empresas privadas más grandes, buscando incrementar la producción.
“Están buscando tener más oro. Es lo que el Estado (siempre) ha querido”, dijo Alexis Chauran, director de una asociación de mineros de oro en La Ramona, en el este de Venezuela, cerca de la frontera con Brasil.
El gobierno otorgó permisos a 12 empresas privadas para construir 30 plantas de procesamiento, que utilizan equipos sofisticados para extraer arena aurífera de las minas cercanas, dijeron más de una docena de fuentes a la agencia Reuters.
La medida se produjo después de que el gobierno, con problemas de liquidez, se viera obligado a vender algunas de sus reservas de oro existentes en el Banco Central de Venezuela.
Las reservas de lingotes de oro del banco han caído 60 toneladas en cuatro años, ubicándose en su nivel más bajo en cinco décadas, según datos del BCV.
Muchas de las nuevas plantas no procesan grandes cantidades de oro, según varias fuentes, porque dependen del procesamiento inicial de los molineros a pequeña escala.
“Las plantas son monstruosas y muchas se quedan sin material porque hay pocos molineros y solo se procesan unas pocas toneladas”, dijo Vidal García, dueño de una mina en El Callao.
Los ministerios de Minería y Comunicaciones y la Corporación Minera estatal no respondieron a las solicitudes de comentarios por parte de Reuters, y tampoco han revelado los términos de las alianzas ni las empresas nombradas involucradas.
El gobierno de Maduro compró oro a mineros artesanales durante años, vendiéndolo a aliados a cambio de alimentos y divisas, reveló una investigación de Reuters de 2019. Ahora están siendo desplazados por las empresas privadas.
Algunos han dicho que la corporación minera estatal está presionando a algunos mineros para que trabajen con los socios del gobierno, aunque los términos contractuales no están claros.
Diomar Pérez, un comerciante de oro en El Callao, dijo que solía comprar 200 gramos por día a los mineros artesanales. Ahora compra solo 10 gramos.
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