Para empezar a disertar sobre la libertad, se hace necesario comenzar por conocer la esclavitud, dice en el Bereshit hebraico que el hombre era libre y vivía en plenitud en el Jardín del Edén, hasta que llegó El Satán a través de una serpiente, engañó a la Mujer para luego arrastrar a Adán por el precipicio del olvido de sí, comer del árbol de la ciencia del bien y del mal, donde la misma voz de Satán, les había prometido conocer los misterios de la vida y de la muerte; palabras más, palabras menos, este es el relato del Bere.
¿Pero, qué implica ser libre, acaso se puede confundir la libertad con libertinaje o peor aún, liberticida? Se sabe que la libertad tiene límites, como los tiene el Derecho, no se podría pensar que la Naturaleza es sin inteligencia, sin un orden para su desarrollo.
Esto implica que la libertad requiere de una condición, ésta es precisamente la inteligencia, que diferencia animales de humanos, sin menoscabo de la inteligencia que tengan las criaturas todas, materia que se dejaría para los interesados de la zoología; apartando también, el concepto de sabiduría que es de acuerdo con el entendimiento, más elevado aún, ya que, estos son por inspiración divina.
Pero ¿qué pasa cuando esa inteligencia, está condicionada por una entelequia, un patrón u arquetipo, un amo en su condición de proveedor y garantista, sin alternativa de libre albedrío, sino que es así porque sí, sin oportunidad real de oposición? Esa libertad es sólo un concepto vacío, espejismo, ajustado a los preceptos y marcos de referencias, proveídos por un sistema de adoctrinamiento colectivo, presente mundialmente por el modelo del Estado de Bienestar.
Estado de bienestar que basado en el Derecho de las polis griegas hace gala, bajo subterfugios de derechos y garantías de educación, derechos de propiedad, entre otros, como por ejemplo el de Copyright de hoy, manejados por un Estado con perspectivas colectivistas y totalitarias, que toca tanto el ámbito de lo público como de lo privado de manera transversal, abarcando todos los espacios conocidos, incluso, los no conocidos del ser humano, pudiendo de un plumazo, borrar de la faz de la tierra, por ejemplo, la Biblioteca de Alejandría.
Sin embargo, el peripatético Aristóteles, con una voluntad y fuerza de autosuperación digna de admirar, siendo extranjero en las Ciudades Estados del Imperio Griego, logró sentarse en las cátedras del condenado por el Senado, Sócrates; al lado de Platón, no sólo esto, sino que logra ser el mentor más destacado, nada más y nada menos que del joven Alejandro.
No obstante, el Maestro del Liceo decía en las Polis Griegas que la esclavitud tiene la característica de la violencia, siendo a través de ella que, el amo se apropia de la persona humana, convirtiéndolo en esclavo, simples bienes de propiedad, aunque de acuerdo a la concepción arqueológica que vivió el meteco Aristóteles, habían seres nacidos para ser libres y otros para obedecer, en lo que se menciona a la mujer como un objeto de pertenencia del jefe de familia, costumbre que se arrastra hasta el Derecho de gentes; hoy en parte, el asunto de la violencia, no ha variado mucho en términos macros; por ejemplo, cuando se condena a naciones a vivir del lado de las no desarrolladas, a través de un modelo estatista de adoctrinamiento educativo, y una economía estatizada que se lleva a estas alturas a nivel mundial; además, que él mismo menciona, como una facultad del señor, en hacer útil al esclavo u obrero en tareas y áreas determinadas, formándolo, instruyéndolo para beneficio del señorío, es decir, en el obrero calificado, que en palabras de él tiene una especie de esclavitud limitada, forma muy sutil o no tanto de, violencia y condena a las personas a vivir sujeto a los intereses sin límites del sistema patriarcal, llámese: Estado, corporación, grupo, élite, don, patrón, compañía, entre otros nombres y caracteres monopólicos peculiares.
El modelo de globalización actual parece tener como principal interés someter a la mayor parte de la población a un sistema de esclavitud obligada, semejantes al modelo comunista de magnitud mundial, de amplio conocimiento, para así mantener unas condiciones materiales precarias, desfavorables, sumado al desconocimiento de la historia, para el desarrollo de la iniciativa privada, individual, el desarrollo de la industria, las asociaciones industriales y comerciales en un modelo de libre competencia.
Parafraseando las buenas nuevas de Cristo: «Solo la verdad os hará libres» a los miles de millones de personas, hoy suspirando por la libertad de ser sus propios proveedores, con sus propias ideas, necesidades y potencialidades para los suyos, propiamente, sin injerencia de la mano invisible del Estado benévolo.
Por otro lado, el meteco Aristóteles, con la agudeza que lo caracterizó, ya daba lecciones sobre monopolios, propios de la astucia, aduciendo que ciertas oportunidades en el manejo de bienes y servicios en una región determinada e incluso en el mundo, con sólo conocer al proveedor del producto, interesados, usuarios, o potenciales compradores; generaba grandes ventajas en la conformación de monopolios; ejemplos, presentes en las principales negociaciones entre el modelo de Estados y plataformas digitales, que vienen generando escándalos legales, como paradoja, ya que la revolución tecnológica se origina precisamente por el deseo de libertad.
Pues bien, cada día se tornan más comunes en el mercado nacional o internacional las asociaciones, entre el modelo de Estado y el modelo de revolución digital, en las cuales se obliga a tener que recurrir a ellas para obtener lo que se desea, de forma asequible o como única opción del mercado, donde está demás acotar que teniendo el favor o interés del Estado, se está en ventaja de obtener millonarios contratos.
Sin ánimos de tesis románticas, llenas de cinismo o demagogia de las que abundan, también sucede que estos verosímiles ejemplos tocan áreas tan sensibles como la familia, la educación, en específico, sus textos que representan una porción significativa del pastel; el arte, la cultura, la agricultura y por si pareciera poco la salud y la alimentación, como causa y consecuencia del mismo modelo de estatización, con el plus de las enfermedades como daños colaterales de las mismas causas.
También suceden estos desastrosos ejemplos, en áreas del comercio nacional e internacional, la investigación universitaria, la ingeniería, la banca, la industria naval, minería, petróleo, energía, seguridad, droguerías y en todos los ámbitos globalizados, acaparados por el modelo del Estado benefactor.
Siendo la consecuencia sobre la estatización de los servicios y bienes de producción, bien sea por el modelo de Estado de Bienestar, propiamente, o por alguna otra forma colectivista, corporación, que en última instancia tiene la indulgencia del Estado como amo y señor de todo y todos.
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