Tras su triunfo el sábado en su primera final del Abierto de Estados Unidos, la tenista polaca Iga Swiatek se felicitó por haber conquistado su tercer trofeo de Grand Slam en un «desafiante torneo» en el que hasta ahora sumaba decepciones.
«No sé cómo lo he conseguido», aseguró la joven polaca tras batir en la final a la tunecina Ons Jabeur en dos sets.
Al llegar a Nueva York no esperaba mucho. «Era un tiempo desafiante», recordó.
«Tenía que estar enfocada y este torneo fue muy desafiante porque Nueva York es tan ruidosa, tan loca, hay tantas tentaciones en la ciudad, gente inspiradora que he conocido. Estoy muy orgullosa», afirmó.
Swiatek viajó a Flushing Meadows (Nueva York) con un perfil bajo, que ella misma fomentó, después de ser eliminada en tercera ronda de Wimbledon y perder algo del brillo de su fabuloso inicio de año, en el que logró seis títulos incluida su segunda corona de Roland Garros.
Antes de comenzar este Grand Slam, donde nunca había pasado de octavos, hizo un reclamo público por el diferente tipo de pelotas que usa en los torneos de hombres y mujeres y después contuvo sus expectativas en cada declaración pública.
Sin embargo, su vertiginoso tenis fue tomando vuelo durante estas últimas dos semanas hasta la exhibición con la que doblegó el sábado a Jabeur, en su décima final ganada consecutiva.
En la ceremonia, la primera ganadora polaca del US Open dijo que aún tiene que comprobar qué impacto tiene esta victoria en su país y bromeó al recibir el cheque de 2,6 millones de dólares para la ganadora.
«Me alegro mucho de que no sea en efectivo», dijo Swiatek antes de besar el trofeo que le entregó la ex tenista Martina Navratilova.
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