La ministra británica de Exteriores, Liz Truss, es la nueva líder del Partido Conservador y se convertirá por tanto en primera ministra del Reino Unido, tras ganar en las elecciones internas de la formación, en las que compitió con el extitular de Economía, Rishi Sunak, anunció este lunes la formación.
Truss sustituirá este martes a Boris Johnson al frente del Ejecutivo, una vez que sea recibida por Isabel II en el castillo de Balmoral (Escocia), donde la reina, de 96 años, pasa sus vacaciones.
Graham Brady, presidente del influyente Comité 1922, que agrupa a los diputados conservadores sin cartera, dio a conocer el nombre del ganador en un evento celebrado en el centro de conferencias «Queen Elizabeth II», próximo al Parlamento británico, en Londres.
Al dar a conocer la victoria, Brady calificó de «libre y justo» el proceso interno para elegir al nuevo líder e indicó que tuvo una participación de 82,6%. Truss obtuvo 81.326 votos entre los afiliados mientras que Sunak recibió 60.399 apoyos.
En las últimas semanas, Truss y Sunak compitieron para recibir el apoyo de los 172.437 afiliados a la formación, que votaron por correo tradicional o en forma electrónica, después de un proceso interno entre los diputados conservadores».
En un principio estaba previsto que Isabel II viajara a Londres para el traspaso de poder pero el Palacio de Buckingham, residencia de la familia real, comunicó recientemente el cambio de planes, debido, según los medios, a los problemas de movilidad de la reina.
Una vez en Balmoral, Johnson —que renunció en julio por la rebelión de miembros de su gobierno en protesta por su gestión— presentará formalmente primero a la soberana su dimisión y, acto seguido, Isabel II llamará a Truss para pedirle que forme gobierno.
Tras el este acto constitucional de rigor, la nueva primera ministra viajará a Londres para designar a los miembros de su Ejecutivo en la residencia oficial del 10 de Downing Street.
Con repetidos guiños a la ex primera ministra Margaret Thatcher y una receta para afrontar la crisis del coste de la vida centrada en bajos impuestos y medidas económicas liberales, Truss se ha apropiado en el Reino Unido del título de nueva Dama de Hierro.
El último año ha ocupado la cartera de Exteriores, desde donde desplegó una dura retórica contra Rusia y China, y dirigió un choque con la Unión Europea (UE) que amenaza con derivar en una guerra comercial.
Ella es la impulsora de la ley que permitirá a Londres incumplir el acuerdo del Brexit y se erigió como la primera defensora de las «oportunidades» que vislumbra el Reino Unido fuera de la UE, a pesar de que defendió con pasión la permanencia antes del referéndum de 2016 —abandonar el bloque sería una «tragedia», llegó a escribir—.
Cambió de idea un año después del plebiscito y admite ahora, cada vez que se le pregunta, que estaba equivocada. Los augurios desastrosos sobre el Brexit que le inquietaban no se han cumplido, asegura, y se ganó con su cambio de rumbo el favor del ala más euroescéptica de su partido, que acaparó el poder con el ascenso de Johnson.
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