Continuando con el escrito de la semana pasada, sobre el impacto global de la Guerra en Ucrania, es necesario hacer referencia a la difícil posición política y diplomática que tienen muchos países de la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe o sea la CELAC para expresar públicamente su apoyo a Vladimir Putin como derivado de su odio político, cultural hacia los países de Occidente, específicamente hacia Estados Unidos y Europa.
Esta situación lleva a una serie de “piruetas diplomáticas” y cambios de discursos y acciones en el campo internacional, que terminan confundiendo a quienes no conocen las realidades latinoamericanas,
Veamos, en primer lugar a los gobiernos donde se apoyan abiertamente a Putin:
1. Nicaragua: es sin duda el gobierno latinoamericano más frontal en su discurso y acción a favor de la Federación Rusa y ha llegado a tomar la decisión de permitir por vía legislativa la entrada de tropas rusas al país, cuando sea necesario, a tono con declaraciones de su presidente Daniel Ortega del siguiente tenor:
“El gobierno de Daniel Ortega también ha refrendado su alianza con Rusia y aplaudió desde el lunes pasado la decisión del Kremlin de reconocer la independencia de las regiones de Donbás y Lugansk. “Esta decisión tomada por el presidente Putin abre la posibilidad de que esta situación no tenga un desenlace mayor”, dijo Ortega esta semana, en línea con la narrativa rusa sobre el conflicto. El presidente nicaragüense censuró las sanciones impuestas a Rusia por parte de Europa y Estados Unidos”.
2. Cuba: el gobierno de Diaz-Canel, que sufre los días de crisis económica, mas duros desde la época del denominado “Periodo Especial”, está sin duda destinado a apoyar en todas sus líneas al gobierno de Putin, con el debido conocimiento de que si pierde la guerra en Ucrania, no faltaran congresistas republicanos, ávidos de revancha, dispuestos a cobrar la factura política de tal situación, con una renovación del Embargo hasta niveles de verdadero bloqueo total, por lo cual, es mucho lo que esta arriesgando el gobierno socialista de Cuba, cuya posición, se puede reflejar en los siguientes palabras:
“El Ministerio de Relaciones de Exteriores cubano emitió un comunicado en el que se alineó sin fisuras con Moscú en su disputa con Estados Unidos y la UE por el conflicto de Ucrania, aunque sin reconocer la independencia de las repúblicas separatistas de Donetsk y Luganks. ‘El gobierno de Estados Unidos lleva semanas amenazando a Rusia y manipulando a la comunidad internacional sobre los peligros de una ‘inminente invasión masiva’ a Ucrania. Ha suministrado armas y tecnología militar, ha desplegado tropas en varios países de la región, ha aplicado sanciones unilaterales e injustas, y amenazado con otras represalias. Paralelamente, desató una campaña propagandística antirrusa’, señaló la Cancillería cubana. Destacó, además, el “derecho a defenderse” de Moscú y llamó “a Estados Unidos y a la OTAN a atender de manera seria y realista los fundados reclamos de garantías de seguridad de la Federación de Rusia”.
3. Venezuela: es una de las relaciones geopolíticas más complicadas que existen, por la situación política-ideológica del gobierno de Nicolás Maduro, que jamás ha escondido sus diferencias con los países denominados “occidentales” en cuanto a la existencia según sus historiadores, de una conspiración internacional, desde el comienzo de la independencia nacional que ha impendido el desarrollo económico y social y ha saboteado la integración latinoamericana con el objeto de mantener la región en una posición periférica de sumisión o dominación a los poderes centrales de los países imperialistas.Estas ideas, generaron las siguientes reacciones, en su momento:
“La interpretación que hace Maduro de la decisión militar tomada por Vladímir Putin en contra de Ucrania coincide con la de la dirigencia del Partido Socialista Unido de Venezuela. El aparato comunicacional del chavismo sostiene que un despliegue militar es ‘absolutamente legítimo’ y que es Rusia quien ha visto amenazado su fuero por ‘potencias imperialistas’, lo que la obliga a defenderse. ‘Como lo ha dicho el presidente Nicolás Maduro, la paz de Rusia es la paz del mundo’, señaló el canciller, Félix Plascencia, en su cuenta de Twitter. La vicepresidenta, Delcy Rodríguez, ha reprochado a su vez las sanciones económicas impuestas a Moscú por Washington, mientras los medios controlados por el gobierno repiten comentarios que llaman ‘fascista’ al gobierno de Volodimir Zelenski”.
4. Brasil, Argentina y México: las 3 mayores economías de Latinoamérica, miembros del G-20, con gobiernos de izquierda (México & Argentina) y de derecha (Brasil), tienen en común una diplomacia ambigua, donde tratan por todos los medios de apoyar en forma indirecta a Putin, tratando de demostrar ante su opinión pública nacional, que son independientes políticamente de la influencia de Estados Unidos y Europa.
En el caso de Brasil, se puede entender su posición puntual, debido a la importancia estratégica que tiene para su economía las importaciones de fertilizantes rusos para sostener su inmensa agroindustria nacional, mientras que en la clase política opositora brasileña (Lula Da Silva y su partido político PT), es absurdo pensar que se pueda pensar en alguna solidaridad con Ucrania, por razones obvia de que el grupo denominado Foro de Sao Paulo es una organización netamente antioccidental, adversaria de la OTAN y de las empresas que dominan la economía global.
En el caso de Argentina, el enfrentamiento a las potencias occidentales es parte esencial del discurso e identidad de los políticos argentinos desde la guerra de las Malvinas en 1982, por lo cual, no sorprende que una semana antes de la invasión el mismo presidente Fernández se ofreciera a convertir a la República Argentina como la puerta de Rusia en la Región, véase:
“A principios de febrero, Fernández viajó a Moscú y se reunió con Putin, a quien le ofreció que Argentina fuese su ‘puerta de entrada a América Latina’. La buena relación entre ambos países se hizo evidente también durante la pandemia, cuando Argentina fue el primer país de la región que apostó por la vacuna rusa Sputnik V y después comenzó a producirla en territorio nacional y la exportó a otros países, como Bolivia”.
En el caso de México, son muy obvias las diferencias entre los gobiernos de México y Estados Unidos, lo que llevó al primero a sabotear la Cumbre de Los Ángeles, en un intento de imponer la presencia de Cuba, Nicaragua y Venezuela en dicho foro político, para posicionarse como la “vocería” de Latinoamérica a nivel global.
En este sentido, es importante señalar que el presidente López Obrador ha comparado la invasión de Ucrania con la invasión de México por los españoles, franceses y estadounidenses, en épocas anteriores, como desprende de la siguiente nota:
“Desde luego, no aceptamos la invasión de Rusia a Ucrania porque nosotros hemos padecido de invasiones. Nos invadieron los españoles, los franceses, dos veces los estadounidenses, y en una ocasión nos arrebataron más de la mitad de nuestro territorio”, dijo.
Los demás países de la región no serán objeto de este artículo, por razones de espacio, pero es importante señalar que es muy evidente que las clases políticas en América Latina, evitan en una enorme mayoría aparecer condenando a Rusia para ser denominadas “aliadas del imperio”.
Existe un informe de la Fundación Elcano sobre las oportunidades y perspectivas que se abren para Latinoamérica como producto de la guerra de Ucrania, que debe ser de interés para especialistas y políticos:
Es muy recomendable para el lector, la lectura del mismo, para revisar por su propia cuenta las visiones sobre este conflicto en la región.
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional