Sí, se normalizan con vistas a que se ordenen los vuelos internacionales, el comercio binacional, la apertura de embajadas y los consulados, como se pregonan los mismos compromisos con el gobierno de Estados Unidos; es decir, se normaliza la tiranía, como se ha normalizado la violencia, no solo en estas naciones, sino en todo el mundo. Se preparan los neogranadinos para continuar con el éxodo de décadas que venía existiendo por los frentes comunistas en el territorio, en el cual hoy no solo tienen el poder de las armas, sino el poder político, junto al poder de las ideas que ha permeado todas las instituciones militares, civiles, los centros educativos, academias y la misma Iglesia en todo el mundo, como epicentro de las fuerzas morales; bajo el delito de omisión de socorro, por parte de una comunidad internacional cada día más famélica y débil frente a la tiranía.
En compensación, en su tiempo, Venezuela en épocas de la democracia social, recibió a más de 5 millones de neogranadinos que hoy muchos se ven en la obligación de retornar a Colombia, huyendo no precisamente del efecto de la violencia generalizada, causas de la política económica, es decir, de un modelo político enemigo de las libertades y derechos morales.
Ante todo aquello, los venezolanos, en especial los de la diáspora de 10 millones de exiliados por el mundo, no entienden cómo después de todo lo sufrido y contado, dejando familias, muriendo en los caminos, siendo botín de las necesidades de la prostitución, esclavitud, trata de blanca, trabajos forzosos, mal pagados, entre otras enfermedades sociales; insistan en un modelo contrario al capitalismo liberal como el que les obligó a huir del hambre, del terror de unas políticas económicas contrarias al desarrollo.
Sin embargo, por encima de todos esos testimonios, los colombianos hoy viven su luna de miel, como también la viven en parte los chilenos y todas las naciones donde se presente o se instaure un régimen tirano.
Si bien es cierto que la nación neogranadina tiene presencia y acciones deplorables de grupos terroristas desde la solución de la Segunda Guerra Mundial, e inicio de la Guerra Fría y las reparticiones de las zonas de influencia por ambos bloques de los gobiernos aliados, a raíz del Pacto de Yalta, en la actual Crimea, ayer Ucrania, a consecuencia de las reuniones de otros pactos que dieron paso al final de los despedazados imperios de Oriente. Aun cuando todo eso no es motivo suficiente para el rechazo categórico contra la elección de «gobiernos progresistas».
Así, pues, también es un hecho que la nación neogranadina está resistiendo a estos grupos guerrilleros implantados por estos mismos acuerdos, a través de las fuerzas morales, desde hace más de setenta años, con el triunfo del comunismo bajo el apoyo de todo Occidente, contra las pretensiones totalitarias; tanto es así, que a pesar de que Colombia ronda una decena de bases militares estadounidenses en su territorio, cuenta con una histórica presencia de ejércitos controlados por la facción totalitaria del mundo de los que se dice muy poco. En pocas palabras, en Colombia existen ejércitos de ambos bloques económicos, la guerrilla representa los del lado comunista y las bases militares del lado capitalista pro Occidente.
Dicho así, aún está vigente aquella frase del general Patton: «Hemos luchado contra el enemigo equivocado», al que se le tachó de trastornado mental al nivel de desaparecer de la escena política.
A raíz de todo esto, los dobles agentes y falsos positivos han sido el orden del día, por ejemplo, pocos iban a pensar por sí mismos que los abanderados y escogidos de las naciones condenadas al subdesarrollo son los agentes de cambio, encargados del continuo flagelo de naciones no desarrolladas, atraso, expolio en el que se encuentran las principales causas de la enfermedad de los pueblos no desarrollados, bajo la venia de las principales sedes económicas mundiales, academias y foros internacionales.
No obstante, se declaran los efectos negativos de las políticas económicas llevadas a cabo por los agentes de cambio en las naciones, mas no se hace nada por evitarlas; al contrario, se ha visto cómo se le presta dinero a estos gobiernos, puestos ahí por «elección» de una sociedad cada vez más adoctrinada por el pensamiento colectivista, para continuar con la corrupción, el enriquecimiento ilícito, malversación, y el azote por parte de un Estado totalitario contra los derechos de la población.
A la vista de esta imagen, la guerra contra Occidente y el mundo ha hecho más estragos a través del adoctrinamiento y narrativa de la ideología del pensamiento colectivista, en todas sus nuevas variantes y cepas totalitarias, progres, dado que por causa de las ideas se viene oprimiendo más que por las armas y esto parece ser así desde el inicio de la historia.
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