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Diosdado tiene la camisa negra

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avión venezolano-iraní

Foto: Archivo

Lo que ayer me supo a gloria/ hoy me sabe a pura m… Juanes, “La camisa negra”

Juanes ha sido insultado por Diosdado Cabello. Está cansado de darle golpes e insultos, miércoles a miércoles, al liderazgo opositor venezolano y en general a todos los que piensan diferente al régimen, siempre atendiendo a la prosodia (más o menos) y nunca a la argumentación.

El miércoles 17 de agosto, para variar, se lo dedicó al cantante colombiano, quien recibió los insultos que Diosdado Cabello ha convertido en una marca personal. La razón de tales insultos se remonta a 2019 cuando Juanes calificó al gobierno de Maduro, entre otras cosas, de dictadura y que él no vendría a Venezuela mientras el régimen de Maduro se mantuviera en el poder.

“Eres un supremo inmoral” fue lo primero que le espetó Cabello a Juanes. Nadie se sorprendió de tal calificativo, pues es sabido que lo que mejor hace Cabello es gritar, lo mismo que hace el ladrón para despistar a los que lo persiguen: “¡Allá va el ladrón, allá va el ladrón!”. Él es reconocido como uno de los hombres del régimen que más se ha enriquecido a través de negocios no muy santos; en efecto, ha sido señalado como el jefe del Cartel de los Soles, organización criminal dedicada al narcotráfico y que está constituido por militares del más alto rango del Ejército venezolano.

Diosdado ha contado con el Tribunal Supremo de Justicia, que opera bajo sus órdenes y que lo ha favorecido más de una vez (en verdad… siempre) para hacerse, mediante “demandas” por “insultos contra su moral” (¿su moral dijo?), de medios de comunicación (El Nacional, entre otros) y de grandes sumas de dinero.

El Departamento de Justicia de Estados Unidos ha puesto precio a su cabeza y ha ofrecido una suculenta recompensa de 10 millones de dólares, pero nadie sabe de dónde le salen las ínfulas de su supremacismo moral, despacha a Juanes calificándolo, precisamente, de inmoral.

Pero Diosdado no solo se refiere a la moralidad de Juanes por venir a Venezuela a dar un concierto por “la platica, la platica”, como él peyorativamente afirma y de lo cual lo acusa como si el cantante debería venir a cantar gratis, sino que además descalifica su talento, su trabajo intelectual de compositor y como cantante y lo hace usando, como en toda narrativa que se jacte de ser fiel heredera de Chávez, el argumento eterno de Álvaro Uribe.

Así que, según Cabello, Juanes y la celebridad que el cantante ha alcanzado se la debe a Uribe, de quien Diosdado afirma, como siempre, sin pruebas, que el cantante es sobrino (en Colombia dicen que es más fácil demostrar el origen colombiano de Maduro que el nexo familiar entre Juanes y el expresidente Uribe, pues, tal nexo no existe) y como éste (Uribe) es el jefe del narcotráfico, según Cabello, (vuelve otra vez a gritar: ¡Allá va el ladrón allá va el ladrón!) que el narcotráfico es la base de los logros artísticos alcanzados por Juanes.

Diosdado no se queda allí y nos ofrece una de las cosas que también hace mejor, esto es, la amenaza, la vigilancia intimidatoria, que es un rasgo sobresaliente de su condición de vicedictador: “Vigilaré a todos los que se sienten y aplaudan a Juanes en el área VIP”.

Pero, finalmente, aquí es bueno agregar que Diosdado Cabello, como siempre, tratando de ser gracioso y sarcástico se le escapó por un lapsus en el sentido freudiano del término, tal vez, un problema que bien pudiera aquejarlo: al finalizar su diatriba con Juanes, dijo que le pedirá un autógrafo al artista en su “camisa negra” y como todos bien sabemos debajo de dicha prenda de vestir de color negro reposa “el difunto”. ¿Acaso será eso?

 

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