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Religiosos católicos tartamudos al servicio del prójimo

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Padre Michael Dunn

Hace seis años el tema de la tartamudez saltó a primera plana en la prensa mundial a raíz del éxito de la película The King’s Speech (El discurso del rey), ganadora del Oscar, que trataba de la lucha contra la tartamudez del rey Jorge VI y de su especial relación con el terapeuta de habla australiano Lionel Logue.

Otro tartamudo famoso fue el autor de cuentos para niños Lewis Carroll (su verdadero nombre era Charles Dogson). En sus famosas obras Alicia en el país de las maravillas  y  A través del espejo, Carroll se expresaba con una fluidez de la que carecía en su vida social. Su padre era sacerdote anglicano y se esperaba que Carroll siguiera sus huellas. Llego a diácono en la Iglesia pero no continuó hasta el sacerdocio. La mayoría de sus biógrafos creen que se debió a su tartamudez. Sin embargo, un sinnúmero de sacerdotes, monjas y hermanos tartamudos han seguido su vocación en la Iglesia Católica sin que dicho problema les haya impedido tener éxito en sus actividades.

Si alguien tan importante como el rey de Inglaterra tartamudea, no nos debe sorprender que un arzobispo católico tenga que lidiar también con la tartamudez. Cuando en 2011 el arzobispo Joseph Harris fue nombrado arzobispo coadjutor de Puerto España en la nación caribeña de Trinidad y Tobago, él dijo que la tartamudez estuvo a punto de impedirle hacerse sacerdote: «No estaba seguro de que sería ordenado a causa de la tartamudez. Hace 50 años no podía pronunciar dos palabras sin tartamudear».

El padre Luis Farinello, sacerdote argentino, famoso en América Latina por ayudar a los pobres gracias a la justicia social, no dejó que la tartamudez le impidiera su vocación y ministerio. Hace unos años la Asociación Argentina de Tartamudos le otorgó el Premio Jorge Luis Borges, concedido a un tartamudo argentino.  Borges, premio Nobel, era también tartamudo.

Padre Luis Farinello junto al papa Francisco

Hasta la elección del papa Francisco en marzo de 2013, el padre Luis era el clérigo argentino y argentino-italiano más famoso.

1% de los adultos del mundo tartamudea y 4% de los niños lo hacen en algún momento. Es natural que tal porcentaje figure también entre religiosos católicos.

Los que viven en el área de Bridgeport, Connecticut (Estados Unidos) seguro que se llevaron una sorpresa por el artículo en el Connecticut Post sobre el padre Michael Dunn, sacerdote de la diócesis de Bridgeport en lucha cotidiana con la tartamudez.

El padre Michael Dunn era consejero de jóvenes con problemas y también estudiaba para un diploma de posgrado en consejería cuando se sintió llamado al sacerdocio. Se sintió alentado durante los trámites de la solicitud y durante sus años de seminario, al ver cómo profesores y superiores le animaban a enfrentarse a la tartamudez: «Siempre me apoyaban y ayudaban, y confiaban más que yo en que mi habla no me sería un impedimento». Esta actitud comprensiva y servicial fue muy diferente a la manera en que padre Dunn fue tratado durante su infancia, cosa frecuente con niños tartamudos. Los otros niños bromeaban o se burlaban de su habla. El momento más penoso de su vida ocurrió en la escuela primaria cuando se ofreció a participar en una obra teatral. Cuando le tocó el turno no pudo pronunciar ni la primera palabra y se devolvió a su asiento.

Para el padre Dunn la tartamudez es ahora una bendición en su ministerio, pues es más fácil a la gente relacionarse con alguien que no es perfecto. «Creo que la tartamudez me ha hecho más compasivo, paciente y comprensivo en las relaciones con los demás». Él anima a los jóvenes católicos tartamudos a no dejar que su habla les impida seguir su vocación: «Creo que con la gracia de Dios pueden hacer y superar cualquier cosa. Por eso no tengan miedo o piensen que no pueden». El padre Dunn ha contactado a otros sacerdotes tartamudos, y han compartido consejos y técnicas que les han sido de ayuda.

El padre Michael Skrocki, párroco de la Iglesia Católica Melquita de San Ignacio de Antioch en Augusta, Georgia, consiguió el doctorado en Derecho Canónico por la Universidad Católica de América. Siguió sin resultado varios programas de terapia de habla (logoterapia) y no puede recordar un momento en que no tartamudeara. Pero nunca ha tenido problemas en celebrar misa: «La Liturgia Divina de la Iglesia Oriental Católica es casi completamente cantada y creo que eso hace que me sea más fácil que si se recitara. La parte importante hablada es la homilía. Si se me presenta un problema, pues me paro e intento de nuevo. Es posible que eso haga que los fieles pongan mayor atención a lo que digo».

Cuando le preguntaron cómo los tartamudos puedan valerse de su fe al enfrentar el problema, el padre Michael Skrocki contestó resueltamente:  «Ya se trate de un problema de habla o de otra discapacidad física, emocional o psicológica, para mí no es más que la manera en que Dios nos ha criado … retos que Dios nos da para superarlos, por la razón que sea. El texto del Éxodo en que Moisés, por sus problemas de habla, quiere desentenderse del mandato de Dios de liberar a los israelitas, ha hecho suponer que era tartamudo (en la religión mahometana se afirma claramente que así era), y con todo Dios lo escogió, con sus defectos, como intermediario de su palabra y voluntad para la humanidad. Como dice san Pablo: «Todo lo puedo en Cristo porque Él me da fuerzas». (9 Filip. 4:13).

En un artículo en The Message, semanario de la diócesis de Evansville, Indiana, titulado «La tartamudez no perdona a los religiosos católicos»( junio de 2005), se informaba sobre monjas tartamudas. Una de las mencionadas es la Hermana Eileen Hogan, Sister of Mercy basada en Nueva York, que ha trabajado con encarcelados y en el programa Sister to Sister, organización internacional de monjas de diferentes órdenes que combaten la crisis del sida en África. La Hermana Eileen cree que la tartamudez le ha ayudado durante sus múltiples años de labor con los presos, pues ellos confían más al ver que no es perfecta. Cree firmemente que la tartamudez no debe nunca ser impedimento a los que piensan dedicarse al ministerio católico: «Lo mejor que pueden hacer por aquellos por quienes trabajan es actuar tal como  son, algo que los demás aceptarán. Es bueno que la gente vea que no son perfectos».

El número de tartamudos famosos es enorme. El sitio electrónico de la Stuttering Foundation (www.stutteringhelp.org) tiene una larga lista de ellos, entre los que figuran James Earl Jones, Noel Gallagher, Marilyn Monroe, Eric Roberts, Emily Blunt, etc. En dicho sitio hay  también un «Rincón de célebres» con biografías de famosos tartamudos como Marc Anthony, el gran futbolista colombiano James Rodríguez, Emily Blunt y el escritor cubano Calvert Casey. Un artículo sobre

Bruce Willis relata su lucha con la tartamudez, muy seria hasta sus 19 años, en que sus esfuerzos como actor, junto con sesiones de logoterapia le abrieron paso a la fluidez de habla.

En el sitio de la Stuttering Foundation hay una sección en español (www.tartamudez.org) para ayudar a los hispanos en Estados Unidos, y que es también de gran ayuda para los de Latinoamérica. La Stuttering Foundation recibe consultas de más de 130 países cada año, sobre todo países del Tercer Mundo en que la logoterapia o no existe o es anticuada. La asociación presta también ayuda a tartamudos de los países hispanohablantes, incluso Cuba y Guinea Ecuatorial, único país de África en que se habla español.

Tartamudez.org ofrece muchos recursos gratis a tartamudos y a sus padres, como videos, libros y folletos que se pueden descargar de la red. Desde su inicio en 1947 por el famoso hombre de negocios Malcolm Fraser, quien fundó la compañía NAPA Genuine Parts, la Stuttering Foundation ofrece ayuda y recursos gratis a tartamudos.

A propósito del sitio Tartamudez.org, el mexicano Juan Carlos Haddad Khoury dijo: «El sitio es un servicio extraordinario de ayuda a los tartamudos hispanohablantes. Ojalá que mis padres y yo hubiéramos tenido semejante ayuda en mi juventud. Sé que ciertos países latinos carecen todavía de información que les sería de gran utilidad.

Mucho importa que la gente de Latinoamérica tenga a su alcance la correcta información que pueda ayudarles. Los artículos biográficos sobre tartamudos latinos famosos que se encuentran en dicho sitio son fuente de inspiración para los jóvenes».

El padre Michael Dunn, actual párroco de la iglesia de San Gregorio el Grande en Danbury, CT, subrayó otro importante beneficio en ayuda de los que comparten su problema de habla: «Siempre he creído que Dios ha sido la fuente de mi fuerza, no solo en mi tartamudez sino también en todos los retos y obstáculos de mi vida. Sin Él nunca los hubiera superado… hubiera perdido las esperanzas y desistido».

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